"Me gusta seguir contribuyendo a la formación de los futuros artistas", afirma el pintor e ilustrador Elías G. Benavides, que desde hace diez años imparte un taller de grabado en el Atelier Aperto de Venecia. Para conmemorar este décimo aniversario, el artista ha editado un pequeño libro en el que recoge los mejores grabados que se han hecho en el taller, y lo acompaña con un poema de Federico García Lorca, "Canto de la amistad", que da título al libro. Ayer tuvo lugar en Venecia la presentación de este pequeño homenaje, con exposición incluida, en la que se realizó la lectura de los versos del poeta granadino.
Nacido en León en 1937 pero afincado en Oviedo desde su juventud, Elías G. Benavides, que es toda una referencia del arte contemporáneo en Asturias, del diseño gráfico y de la publicidad, pasa largas temporadas en la ciudad italiana. "Desde 1982 Venecia es mi segunda casa, me gusta estar la mitad del año aquí y la otra mitad en Asturias", explica el artista, que llegó a la ciudad para seguir formándose y ahora es él el que transmite sus amplios conocimientos a otros artistas.
"Intento que el taller sea lo más dinámico y entretenido posible", comenta Benavides: "Me gusta pasear con los alumnos por Venecia y luego ir al taller para proceder a realizar los grabados según lo que han visto por las calles de esta ciudad tan mágica". El curso dura una semana y se imparte de forma intensiva, durante ocho horas al día, enseñando a los alumnos todas las claves de la técnica del grabado. Benavides agradece al Atelier Aperto la confianza depositada en él así como la labor que realiza: "El arte se pierde si no hay quien lo mantenga vivo, y este taller hace una labor de enseñanza muy importante".
Por todo esto, Benavides quiere rememorar los diez años de colaboración con este pequeño libreto, y se ha decantado por García Lorca para acompañar a los grabados recogidos. "Estoy muy contento con el resultado y con mi elección de los versos de Lorca, encaja a la perfección con lo que quiero transmitir" afirma el asturiano, que espera continuar el año que viene con este curso, y es que a sus 85 años, se muestra incombustible y está encantado de seguir impartiendo clases. "Yo aprendo con estos talleres; los alumnos que pasan cada año por aquí siempre me enseñan algo", sentencia.
