–Hola, Majestad, me llamo igual que usted...

La avilesina Sofía González Arroyo tiene 11 años. Jesús Garriga le saca unos cuantos veranos: 91. Ayer fue un día de los que no se olvidan para ambos, voluntarios de la Fundación Banco de Alimentos de Asturias. Recibieron el apoyo y el cariño de una reina emérita –Sofía– que tuvo el mérito de aguantar a pie firme el calor sofocante que había en el polígono industrial de Argame (Morcín). Fuera del almacén, 31 grados. Dentro, ni se sabe. Eso sí, tuvo ayuda: un abanico y un ventilador portátil colgado del cuello.

Prevista su llegada para las 13.30 horas, se adelantó tres minutos. A la entrada la aguardaba una fila de autoridades, entre ellas el presidente del Principado, Adrián Barbón, la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, la consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Melania Álvarez, y los alcaldes de Oviedo y Morcín, Alfredo Canteli y Maximino García.

Adrián Barbón, a la derecha, saluda a Alfredo Canteli. | Luisma Murias

Primero, secuencia de saludos al patronato de la Fundación, que cumple 25 años en el Principado y ha sido galardonada con la Medalla de Asturias. Datos a subrayar en rojo: 18.000 personas reciben la ayuda gracias al trabajo de unos 350 voluntarios que batallan contra el despilfarro de los alimentos, la pobreza y la exclusión social.

La reina, vestida de gris y blanco, subió con agilidad unas empinadas escaleras para mantener luego una reunión con representantes de la organización y autoridades. El ventilador cumplió su función. Preguntó, se interesó, apoyó. A su lado, un Adrián Barbón con el que mostró buena sintonía. Un obsequio: el libro-disco «Instant.es», con poemas y canciones de artistas asturianos. Rúbrica en el libro de firmas del Banco y paseo sin prisas y sin pausa rodeada de chalecos amarillos y trajes empapados de sudor por el interior de la nave.

La reina Sofía. | Luisma Murias

La reina recorrió las calles de palés cargados con alimentos. Se detuvo primero junto a unas mesas con varias cajas en las que se agrupaban lentejas, azúcar, garbanzos, arroz... Un inmenso menú solidario que ayer tuvo el explícito respaldo de la reina emérita, cuya fundación colabora desde el año 2012 con los Bancos de Alimentos de toda España. De ahí que vaya recorriendo las distintas comunidades para interesarse por lo que necesitan y ver la forma de encontrar ayuda.

La siguiente parada fue especialmente emotiva al llegar a una calle presidida por una placa dedicada a: «Jesús Garriga Coma 1997-2021».

El voluntario de más edad –91 años lo contemplan– estaba como un guaje con zapatos nuevos. Charlaron animadamente en presencia de Pedro Llorca, presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos, Bernardo Sopeña, presidente del Banco en Asturias, y Zoilo Fernández, jefe de logística.

–Le dije que era admirable –contó Garriga a LA NUEVA ESPAÑA–. Tan sencilla, además.

Un «espaldarazo»

E incansable: estrechó manos sin tregua, se hizo fotos, repartió sonrisas sin demostrar cansancio ni agobio, y a las 14.46 horas abandonó el almacén entre aplausos. El sistema de seguridad se esfumó al instante y dentro se formaron corrillos para comentar lo vivido durante la hora y media de la visita mientras en una sala se preparaba un pincheo y los botellines de agua atenuaban el sofoco. La Reina repuso fuerzas en el restaurante Casa Fermín de Oviedo antes de trasladarse al aeropuerto.

Detrás dejaba a un Bernardo Sopeña exultante por la importancia del «espaldarazo» recibido. «Estábamos esperando su visita como agua de mayo», dijo. El horizonte económico se dibuja sombrío y el Banco seguirá siendo una inversión solidaria imprescindible.