El corazón de los ciclistas de alto nivel ya retirados de la vida activa, y que al menos estuvieron una década en la competición más exigente -por ejemplo participando en el Tour de Francia, el Giro de Italia o la Vuelta a España– no evidencia un sufrimiento mayor que si no se hubieran sometido a un esfuerzo tan duro. Es la conclusión, en versión muy fácil, del estudio que se ha alzado con el galardón en la vigesimotercera convocatoria de los Premios Nacionales de Investigación en Medicia del Deporte. Unos premios que se entregaron ayer en un acto celebrado en el Aula Magna del Edificio Histórico.
El estudio que logró el primer premio lleva por título "¿Se asocia el deporte de resistencia a una mayor presencia de fibrosis miocárdica y calcificaciones coronarias?", y está firmado por un grupo de diez investigadores procedentes de Acires Grupo Biomédico, el Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre, la Universidad Europea Miguel de Cervantes, el Hospital La Paz, la Agencia Española para la Protección de la Salud en el Deporte y la Universidad Europea de Madrid.
Uno de los investigadores participantes, Pedro Luis Valenzuela, explicó que para demostrar esa hipótesis analizaron a ciclistas retirados, un deporte de altísima exigencia. "Hay mucha controversia acerca de si el deporte de alto rendimiento es malo y este estudio sirve para desmentir esos mitos, ya que en las personas estudiadas no hemos encontrado mayor calcificación en su corazón ni fibrosis miocárdica", sentenció.
En el tercer premio han participado investigadores de la Universidad de Oviedo y el ISPA
Valenzuela fue premiado por partida doble, tras haber participado también en el estudio que logró el segundo puesto. "Es todo un orgullo, tenemos un grupo de investigación que toca los ámbitos del alto rendimiento y el del ejercicio y la salud, y que premien a ambas líneas es una gran satisfacción".
En ambos también participó Alejandro Santos Lozano, que explicó que el segundo trabajo, titulado "Actividad física, enfermedad renal crónica y riesgo cardiovascular: Un análisis a escala nacional en medio millón de adultos", supone "la demostración de que la actividad física es un mediador para disminuir las enfermedades renales".
El tercer puesto fue para una investigación con participación asturiana del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y la Universidad de Oviedo. En representación de este grupo, Manuel Sanjurjo, investigador de ambas instituciones, explicó que su trabajo, titulado "Los microRNA, miR-16-5p, miR 19ª-3p, miR451a y miR-25-3p, contenidos en vesículas extracelulares del plasma como biomarcadores del sedentarismo y la adaptación al ejercicio" consistió en identificar unos marcadores del sedentarismo y del ejercicio. "A veces es dificil cuantificar objetivamente si una persona es fisicamente activa o no, y estos marcadores ayudarían a identificarlo. Es una herramienta útil para categorizar", afirmó Sanjurjo, quien añadió que este premio es "una gran motivación".
Al acto acudieron el director de la Fundación Cajastur –que patrocina estos galardones–, Carlos Siñeriz, y en representación de la Consejería de Ciencia, Cristina González mencionó que el deporte es "un área que no siempre está presente en las investigaciones" y debería tener más relevancia.
Los galardones de este año han aumentado su cuantía hasta los 8.000 euros para el primero, 4.000 el segundo y 2.000 el tercero. Miguel del Valle, delegado del rector para la Coordinación Biosanitaria y de la Salud y al que el rector Ignacio Villaverde definió como "el alma de estos premios", destacó el alto nivel científico de todas las propuestas presentadas.
