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Incendios forestales

Los agentes de protección de la naturaleza piden una distribución geográfica en función del riesgo de incendio

Los bomberos forestales exigen su inclusión en la categoría profesional que les corresponde

Bomberos forestales combatiendo las llamas en la comarca de Calatayud esta semana. / SERVICIO ESPECIAL

El factor humano es fundamental en la extinción de incendios. Y, en el caso de Aragón, dos categorías profesionales, la de agentes de protección de la naturaleza (APN) y la de bomberos forestales son las que se encuentran siempre en primera línea de fuego cada vez que arde un bosque.

Pero en el caso de los primeros, según los sindicatos, su distribución geográfica no es la adecuada debido a que no se diseñó teniendo en cuenta la dimensión del riesgo de incendio en la actualidad, pues algunas zonas de la comunidad están más castigadas por el fuego que otras.

"Ahora mismo estamos negociando con el Gobierno de Aragón el número de APN que debería haber y los lugares donde deberían estar ubicados", explica José Fernando de Sus, agente de protección de la naturaleza y delegado sindical de UGT. 

"Lo ciertos es que somos 360, 80 menos que hace 40 años, y que estamos concentrados mayoritariamente al norte de la provincia de Huesca, una zona menos castigada por el fuego que, por ejemplo, el valle del Ebro, el Maestrazgo o el Bajo Aragón", señala De Sus.

El representante de UGT reconoce que será difícil cambiar la dinámica geográfica dado que el APN, en tanto que funcionario, opta a una plaza en un lugar concreto. Pero es preciso, continúa, adaptar la plantilla a la nueva realidad forestal creada por el cambio climático.

Los APN son los profesionales encargados de dirigir a los bomberos forestales cuando se registra un incendio y en otro tipo de labores relacionadas con la gestión de los montes.

Incendio forestal en Ateca. / JAVIER CEBOLLADA

No son peones

Los bomberos varían en número a lo largo del año y han conseguido recientemente que se les contrate durante 11 meses, si bien su meta es que la relación laboral cubra todo el año, afirma Antonio Albiol, bombero forestal y delegado sindical de CCOO en Sarga, la empresa pública encargada del mantenimiento de la masa boscosa.

«La principal reivindicación es que se reconozca nuestra categoría profesional como bomberos forestales, que es lo que somos, pues en la actualidad se nos contrata como peones», subraya Albiol, que ejerce su trabajo en el Alto Mijares, junto a la localidad turolense de Cedrillas.

Además, continúa, el colectivo aspira a que el contrato se realice al cien por cien. «Actualmente estamos contratados al 90%, de forma que el trabajador tiene que correr a cuenta de determinados gastos que, en realidad, corresponden a la empresa», afirma.

Un presupuesto de 34 millones contra el fuego

El presupuesto que el Gobierno de Aragón destina esta campaña para la prevención y extinción de incendios asciende a 34 millones de euros, tres millones más que el pasado ejercicio y tres veces más que en 2014, según cifras facilitadas por la Dirección del Medio Natural y Gestión Forestal.

Los recursos destinados a la lucha contra el fuego han ido aumentando paulatinamente en el curso de los últimos años, así como los efectivos humanos y materiales que se destinan a tareas relacionadas con la protección de la masa forestal en la comunidad. De forma paralela se ha ido incrementando la duración del contrato de los bomberos forestales, que ahora se extiende a lo largo de 11 meses, lo que permite llevar a cabo tareas de prevención centradas sobre todo en la limpieza de las zonas arboladas y en el trazado y mantenimiento de los cortafuegos.

Pero, sin duda, el incendio que ha asolado estos días la comarca de Calatayud consumirá una parte importante de los recursos económicos que Aragón emplea en la lucha contra el fuego, dada la gran magnitud de la catástrofe medioambiental. En cuanto a medios humanos, en plena activación la DGA cuenta con 1.500 bomberos forestales de la Sociedad Aragonesa de Gestión Agroambiental (SARGA), así como con 57 técnicos y 400 agentes de protección de la naturaleza (APN), 360 según las cifras manejadas por los sindicatos. Aragón dispone además de 57 cuadrillas terrestres simples, 5 dobles y 8 helitransportadas, así como de 39 autobombas y diversos medios aéreos, a razón de un helicóptero por provincia.

A estos medios hay que sumarles los que aporta el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en particular la Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF), con base en Daroca, un helicóptero bombardero Kamov, varios aviones anfibios Canadair y u n dron para el envío de imágenes térmicas georreferenciadas.


Otro punto que se aborda en todas las negociaciones con la Administración autonómica es el del pase a la segunda actividad a partir de los 60 años. "Nuestro trabajo es duro y habría que prever salidas en puestos que no supongan estar en contacto con el fuego, sino en tareas administrativas y de otro tipo", indica el sindicalista.

Asimismo, los bomberos forestales reclaman incrementos salariales que reflejen la gran dedicación que requiere su trabajo, así como el riesgo inherente al mismo. "En la actualidad, el sueldo base está entre 1.100 y 1.200 euros", manifiesta Albiol, que precisa que esa suma no tiene en cuenta los pluses y primas previstos por horas extras, intervención en incendios, atención continuada y otros conceptos. Con todo, asegura, se trata de complementos muy bajos que no suponen un incremento apreciable en la cantidad percibida por el trabajador.

"No somos héroes"

«No somos unos héroes ni vamos de tales», declara Albiol. "Lo único que pedimos es que se nos dé el mismo trato que al resto de los trabajadores del sector público", agrega.

Pese a que quite importancia a su cometido, lo cierto es que los bomberos forestales son una pieza clave en la lucha contra el fuego, como se ha visto esta misma semana en su crucial intervención para frenar el avance de las llamas en la comarca de Calatayud.

Los ecologistas advierten de que el calentamiento quemarás más territorio

Ecologistas en Acción ha pedido al Gobierno de Aragón que «se mejoren las capacidades humanas y materiales de bomberos y brigadas contra incendios, ya que el calentamiento global va a traer más fenómenos parecidos», en referencia al siniestro medioambiental de Ateca y los pueblos de su entorno.

La entidad explica que el incendio «fue detectado con celeridad», si bien sostiene que «no pudo acometerse con eficacia por la insuficiencia de medios y por las condiciones climatológicas extremas».

Ecologistas en Acción subraya que el fuego se inició en una finca privada dedicada a la caza, debido a la realización de unas labores de repoblación que tendrían que haberse efectuado en otra época del año. En este sentido, solicita que se aclaren las circunstancias en las que dos empresas privadas fueron contratadas para llevar a cabo las tareas forestales en una época inadecuada para ello y con el fin de obtener derechos de emisión de dióxido de carbono.

Asimismo, los conservacionistas apuestan por el fomento de la agricultura y la ganadería para retener la población y mantener limpia la masa forestal.


El propio delegado sindical reconoce que a veces se ven sobrepasados. "En el incendio de Ateca había llamas de cinco metros y, en esas circunstancias, dejamos de tener suficiente capacidad de acción", dice. Pero al final el dispositivo funcionó correctamente "y fue todo bien". Y ello, agrega, pese a que la situación era muy compleja.

No solo combatían las llamas en parajes montañosos, sino que además "soplaba el viento y el bosque se hallaba lleno de biomasa", una mezcla de restos leñosos que cubre el suelo de los pinares y actúa de combustible en caso de incendio.

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