La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reducir el peso memorístico y potenciar la madurez, lo más alabado de la nueva EBAU

Especialistas educativos le ven buenos mimbres a la futura prueba de acceso a la Universidad, pero advierten que tendrá que afinarse mucho

Un examen de la EBAU M. S.

Primeras reacciones en Asturias al borrador de la nueva EBAU. Desde distintos ámbitos educativos asturianos se alaba que se dé más importancia a la evaluación de competencias frente al aprendizaje memorístico, algo que va en coherencia con todos los cambios introducidos por la LOMLOE. Sin embargo, planean muchas dudas sobre esa innovadora prueba general de madurez.

Porque ese el gran cambio que introduce el borrador presentado el miércoles por el Ministerio de Educación sobre cómo van a ser las pruebas de acceso a la universidad en los próximos años. Se reducen de cuatro a dos los exámenes de la fase obligatoria, siendo uno de ellos esa denominada prueba de madurez. Será así a partir del curso 2026-2027, y hasta entonces habrá un periodo de transición de tres cursos lectivos.

Pese a que se encuentra todavía en una fase muy embrionaria y el documento va a sufrir modificaciones hasta llegar al definitivo –las comunidades podrán proponer cambios y mejoras–, el vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Oviedo, Alfonso López Muñiz, cree que lo presentado ayer es «muy aceptable» y «una buena base sobre la que trabajar». Sobre la prueba de madurez, la define como «un sistema de evaluación más integral», que agrupa muchas áreas de conocimiento en un mismo examen. «Se pasa a valorar la adquisición de competencias y no conocimientos puros, no va a haber un examen de cada asignatura y eso va a tener que suponer mucha coordinación en todos los actores implicados en el desarrollo y valoración de esa prueba», afirma.

Este nuevo enfoque también es aplaudido por Celestino Rodríguez, decano de la facultad de Formación del Profesorado, que asegura que estos cambios hacia «un aprendizaje competencial se llevaban persiguiendo años». «Es un giro muy importante para la educación del país, se va a formar más a los alumnos en aspectos como el lenguaje, la comprensión, la expresión o la resolución de problemas», afirma. Rodríguez añade que desde la Universidad han detectado debilidades en el alumnado en estos aspectos, por lo que cree que el cambio va a ser muy positivo, aunque quede mucho por trabajar.

Desde la Federación de Asociaciones de Madres y Padres Miguel Virgós, su presidenta Gema Valdés, opina que todavía es demasiado pronto para visualizar si se van a poder evaluar bien las competencias en esa prueba de madurez. Por el momento la ve «un batiburrillo». «Los padres y los alumnos no entienden bien estos cambios hasta que no están en marcha», afirma. Además, teme también que los profesores estén un poco perdidos a la hora de preparar a los alumnos, ya que va a ser una prueba que englobe muchas asignaturas. También opina con prudencia sobre estos cambios la directora del instituto La Ería (Oviedo), Emma Álvarez. Cree que todavía falta mucho por hacer para entender bien cómo va a ser este nuevo sistema, pero tras leer esta primera propuesta afirma que «seguro que mejora lo que tenemos, que es demasiado memorístico».

Algo que también se alaba es la etapa transitoria de tres años que se ha establecido, para que el cambio se haga de forma progresiva. López Muñiz opina que este margen ayuda a que las modificaciones no sean tan radicales y que no suponga una ruptura total con lo que hay ahora: «Da tiempo a profesores y alumnos para prepararse». Desde el curso 2023-2024 hasta el 2025-2026 los estudiantes van a realizar cuatro exámenes en la fase general de la EBAU, con un peso del 25% cada uno. Uno de ellos ya va a ser esa prueba de madurez que en la EBAU definitiva supondrá el 75% de la nota final.

Otro aspecto en el que parece haber acuerdo es el paso que se da hacia una mayor homogeneidad en todo el país. No se trata de hacer un examen único para toda España, ya que según explica López Muñiz «eso no es posible en el contexto actual de competencias transferidas y de existencia de lenguas cooficiales en algunas regiones» (que también deben ser evaluadas en sus respectivas pruebas). «Se plantea un modelo común, con unas características muy reguladas a las que todos los territorios deben adaptarse, esto favorece que el proceso sea transparente, equitativo y justo», afirma.

Compartir el artículo

stats