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Asturias exporta talentos

Cueva Lobelle aconseja recorridos "muy formativos" por las montañas de Asturias

"Hoy en día los jóvenes viven peor, son dóciles y dejan que se juguetee con sus necesidades, con su tiempo y con sus bolsillos"

Alberto Cueva Lobelle.

ALBERTO CUEVA LOBELLE (Bogotá). Nació en Oviedo en 1973. Es profesor del departamento de Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia y doctor en Filología Hispánica y Comunicación Artístico-Literaria de la Universidad de Oviedo. Acaba de publicar el poemario «Monumento al olvido», primer libro español-asturiano editado en Colombia, una obra abierta al mundo en la que, como si de un diario se tratara, el autor cuenta mucho sobre su vida.

Hablemos claro: "Las personas del exterior ven Asturias como un lugar de una belleza excelsa y privilegiada. Creo que debería aprovecharse más lo nuestro, el campo y la ganadería, la industria y también nuestro patrimonio histórico y cultural, dentro del cual tiene que estar la lengua asturiana".

El ovetense Alberto Cueva Lobelle, profesor del departamento de Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia, recuerda cuando vuelve la vista a su infancia una Asturias "muy próspera con mucho empleo y oportunidades donde las personas adultas siempre hablaban de un tiempo pasado que, en cualquier caso, siempre había sido peor. Los primeros recuerdos que me vienen a la memoria son los de la playa y las fiestas de prau del verano. Asturias para mí siempre será olor a mar, a hierba y a cualquiera de los platos típicos de la región".

Generaciones anteriores a la suya "lograron grandes niveles de bienestar económico y social con mucho trabajo y esfuerzo, también con mucha solidaridad y conciencia política. Creo que un error que se ha repetido con insistencia es el de rehuir la confrontación con los poderosos para lograr pactos. Hoy en día los jóvenes viven peor, son dóciles y dejan que se juguetee con sus necesidades, con su tiempo y con sus bolsillos".

Fijémonos en su propia experiencia: "Cuando terminé mi primer año universitario realicé un viaje en solitario por India y Nepal con muy poco dinero. La idea era cambiar de ambiente, aprender todo lo que pudiera y mejorar mi inglés. Fue una decisión que muy poca gente entendió, pero que me sirvió para desarrollar un carácter más fuerte y autónomo. Ese viaje me hizo tomar conciencia de las profundas desigualdades económicas y de oportunidades de este mundo y también me hizo valorar mucho más las instituciones públicas de mi país. No obstante, creo que también son muy formativos los viajes por territorios cercanos, por ejemplo, los recorridos y ascensiones por las montañas de Asturias donde tuve la oportunidad de charlar a menudo con pastores y ganaderos".

Cueva Lobelle

Lo que más le gusta del lugar donde vive, Bogotá, "son las personas. Por lo general, las relaciones sociales son de mucha calidad y la gente me ha regalado lecciones impagables acerca de la convivencia y el saber estar en este mundo. Algo que me molesta es que muchas de estas personas a las que me refiero viven en una precariedad y en una pobreza intolerables. Es algo que me da mucha rabia, en los últimos años participé en movilizaciones y protestas pacíficas muy peligrosas, con mucha violencia policial, y no lo hacía por mí, lo hacía por ellas".

Obviamente, de Asturias "se echa de menos tomar unas botellas de sidra con amigos y familiares hablando en asturiano en cualquier chigre. No obstante, también se extraña mucho el paisaje. A pesar de vivir en territorio andino, las montañas de Asturias resultan muy especiales para mí. En el poemario que acabo de publicar rememoré los hayedos de roca caliza. Eso es algo que no puedo olvidar nunca cuando me encuentro en otras partes del mundo".

Ha tenido varios retos duros que "me han puesto a prueba. El primer reto tuvo que ver con el desarrollo de la escritura académica, llegar a ser doctor y autor fue una labor que llevó muchos años de trabajo, persistencia y autocrítica. Escribir artículos científicos, una tesis doctoral y varios libros conlleva una labor de continua soledad que muchos se niegan a aceptar. Otro reto que también requirió de constancia y reflexión fue el de ganarse la admiración y la confianza de los profesores y los estudiantes de la Universidad Nacional. Se trata de una comunidad académica brillante y exigente, muy crítica con los contenidos que se enseñan".

A un dirigente político asturiano lo animaría a "apostar por la educación pública y por el cuidado del patrimonio. Le conminaría también a desarrollar sectores productivos como el campo y el mar, y, por supuesto, a pensar obsesivamente en una reindustrialización inteligente y sostenible. Quizá lo más polémico que le diría es que no le tuviera tantísima fe al turismo".

A cualquier profesional o creador que salga de Asturias "le recomiendo que no se desanime. Resulta muy duro cambiar de residencia. Siempre va a existir una competencia hostil y el hecho de ser forastero puede dejar las situaciones laborales bastante cuesta arriba. Recomiendo que aprenda de los fracasos, que los vea como triunfos encubiertos. Tarde o temprano, la calidad y el buen hacer saldrán a flote. Acabarán apareciendo las personas que lo valoren a uno y lo pongan en el lugar que se merece".

Afirma que ha sido "una maravillosa sorpresa el interés por la lengua asturiana. Muchos lectores de ‘Monumento al olvido’ se me han acercado fascinados por una lengua románica desconocida para ellos pero que les resulta familiar. Encuentran muchas afinidades con el castellano medieval que leen en obras como el ‘Mio Cid’ pero también con el portugués, una lengua que muchos conocen bien debido a la influencia del poderoso país vecino que es Brasil".

Los poemas en español "han tenido también impacto, quizá porque conllevan una dureza poco habitual en la expresión de los creadores colombianos. Los poemas en castellano también me parecen muy asturianos, se pueden reconocer mis orígenes por un lenguaje muy directo y concreto, por su amarga sinceridad".

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