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Zamora

Fiesta Rave en Argusino: “Venimos de distintos países de Europa, pero somos como una gran familia”

Comienzan a desmontar la “rave” de Argusino tras cuatro días de fiesta, 200 sanciones y un fallecimiento por causas aún desconocidas

Tres asistentes a la “rave” recogen colillas del suelo. Emilio Fraile

La calle principal de Villar del Buey, normalmente vacía un martes por la mañana, veía pasar un reguero de autocaravanas y furgonetas de matrícula extranjera a lo largo de todo este martes. La “rave” de Argusino se vaciaba poco a poco después de cuatro noches seguidas de fiesta en el despoblado y sus alrededores.

Desmontaje de uno de los seis escenarios de la “rave” de Argusino. Emilio Fraile

Acaban cuatro jornadas en las que la música electrónica sonó día y noche en seis escenarios simultáneamente en este festival organizado al margen de la ley. Una “juerga” que se vio empañada por el fallecimiento repentino de una mujer de 32 años en la tarde del lunes, en torno a las 15.30 horas.

La música se apagó durante media hora en la tarde del lunes en señal de duelo por la fallecida

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Ninguno de los asistentes al festival es ajeno al luctuoso suceso. “Se paró la música por completo durante más de media hora en señal de respeto”, comenta una de las personas que aún acampaban ayer a mediodía en Argusino. “El ambiente no volvió a ser el mismo, nos da mucha pena, pero bueno, al final son cosas que pueden pasar en cualquier sitio, no por estar de festival”, sigue comentando el mismo asistente a la “rave”.

La joven era de nacionalidad suiza y estaba acompañada de su novio y varios amigos cuando perdió la consciencia. Según la Guardia Civil de Zamora, el cuerpo no presentaba signos de violencia y la joven sufría una patología cardíaca que podría estar relacionada con el fallecimiento, aunque se le está practicando la pertinente autopsia para esclarecer la causa.

Extensión del campamento levantado en Argusino. Emilio Fraile

Aunque una pequeña parte de los asistentes abandonó Argusino en la tarde del lunes, aún se celebró una noche más de fiesta. A las 12 del mediodía del martes se comenzaban a desmontar las estructuras más importantes, aunque un par de horas más tarde aún suena música en dos escenarios con poco más de una docena de personas bailando en cada uno. La mayoría se dedicaban a dormir o a comer para reponer fuerzas antes del viaje de regreso, mientras otros recogían los escenarios principales. 

Un joven hace malabares. Detrás, otras personas bailan música electrónica. EMILIO FRAILE

Un centenar de camiones permiten trasladar y levantar la enorme infraestructura que durante estos cuatro días ha estado en pie sobre las zonas secas del embalse de Almendra, en donde hace 55 años se encontraba el pueblo de Argusino. Además de los camiones, había cientos de furgonetas y caravanas, y no pocas tiendas de campaña. El camino de acceso a la ermita de Argusino también seguía lleno de turismos.

La Guardia Civil ha contabilizado 1.085 vehículos desde el viernes, según los datos ofrecidos por el subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, y calculan que “nunca ha habido más de 2.500 personas a la vez” en esta fiesta “organizada sin comunicación” a la Subdelegación. Otras fuentes apuntan a que se llegó a los 5.000 asistentes durante el fin de semana.

Comienzan a desmontar la "rave" ilegal de Argusino. EMILIO FRAILE

Un camión evacúa la basura para evitar que acabe en los contenedores del pueblo y evitar costes al ayuntamiento

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Al caminar entre los escenarios, camiones, caravanas y tiendas de campaña llama la atención la limpieza del terreno. A pesar de la gran cantidad de gente que ha estado allí viviendo durante cuatro días no se ve ni un plástico en el suelo, ni una lata. En cada retrovisor cuelga una bolsa con desperdicios, y uno de los camiones se encargará de evacuar toda la basura para que no acabe en los contenedores del pueblo y el Ayuntamiento no tenga que costear su procesado.

Cartel que prohíbe hacer fuego en varios idiomas.

Grandes escenarios y camiones que se van moviendo por las zonas despobladas de Europa

Entre los vehículos que quedaban ayer en Argusino, la mayoría de las matrículas eran francesas pero también se veían otras tras de Italia, Bélgica, Países Bajos, España y Portugal. “Esto que ves aquí se mueve constantemente por toda Europa, es gente que le gusta este estilo de música y todo lo que tienen se lo gastan en montar estos festivales. No se hacen para ganar dinero, es un estilo de vida”, aseguran dos madrileños habituales de estas “raves”.

“Con lo que se saca de una fiesta se monta la siguiente, venden comida, cerveza fría (que está a tres euros la lata), productos artesanales...”. Otros de los asiduos “trabajamos unos meses para ahorrar e irnos de rave en verano”.

Fiesta 'rave' en Argusino.

De todos modos, estas fiestas “no suelen se tan enormes como esta de aquí, no se juntan tantos camiones ni tanta gente, es la más grande que he visto, quitando el Antiviña”, otra “rave” ilegal que se solía organizar en Villarrobledo (Albacete), de forma paralela al festival legal “Viñarock”.

Un joven tatuado en la 'rave' de Argusino. EMILIO FRAILE

Pero, ¿cómo sabes dónde va a ser la siguiente? Se sonríen ante la pregunta; “es que somos una gran familia, aunque somos de distintos países si estás en el ambiente más o menos te conoces y sabes dónde buscar”. La ubicación la recibieron por Telegram el pasado viernes, cuando se estaba empezando a montar el campamento.

Estación de radio en la 'rave' de Argusino. EMILIO FRAILE

Después de la entrada de los primeros camiones y furgonetas el pasado viernes se vivieron momentos de tensión en la carretera que une Villar del Buey con Salce. La Guardia Civil trató de cortar el acceso, entre otros motivos para evitar un efecto llamada que agravara la situación. Se formaron retenciones y muchas personas abandonaban los vehículos para entrar al festival caminando por el campo. Finalmente, se dio por hecho que era imposible impedir la fiesta y se retiraron algunos coches para despejar un carril en el camino que da acceso a la ermita de Argusino que permitiese la posible evacuación de heridos.

Vigilancia constante de la Guardia Civil

La fiesta “no comunicada” ha estado vigilada de cerca por la Guardia Civil en todo momento, con la presencia de 30 agentes las 24 horas del día, para lo cual Zamora ha contado con el apoyo de todas las Comandancias de Castilla y León, excepto Burgos y Soria por su lejanía. Han cooperado agentes de Seguridad Ciudadana, Tráfico y del grupo cinológico.

La Guardia Civil inspecciona una caravana que sale de la "rave" de Argusino. EMILIO FRAILE

Lo que más preocupaba a las autoridades era el riesgo de incendio, por eso se vigiló la zona desde el aire con varios drones y un helicóptero, explicaba ayer David Pulido, jefe de la Guardia Civil de Zamora. El subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, felicitó ayer a la Benemérita por haber sabido actuar “con equilibrio”, y también lamentó el fallecimiento ocurrido en Argusino el pasado lunes.

Sin embargo, el subdelegado advirtió que “ningún hecho ilícito quedará impune”, y adelantó que la Guardia Civil mantiene abierta una investigación para tratar de identificar a los organizadores del festival, aunque “no es fácil, porque utilizan redes sociales opacas, como Telegram o WhatsApp”.

Una furgoneta camperizada con una bandera pirata junto al embalse de Almendra.

Dos investigados por delitos contra la salud pública

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Los guardias civiles que han permanecido en el acceso al festival durante los últimos cuatro días han puesto más de 200 denuncias, por llevar droga, por tenencia de arma blanca y algunas por desconsideraciones con los agentes. Además, se imputaron delitos contra la salud pública a dos personas, un hombre y una mujer.

Por último, cinco ganaderos de Salce han denunciado ante la Guardia Civil la rotura de vallas en parcelas próximas a la zona de la rave.

Un perro junto a una caravana en Argusino.

Por su parte, el secretario general del PP de Castilla y León, Francisco Vázquez, urgía ayer a la Subdelegación del Gobierno a “actuar de inmediato” para desmantelar la fiesta de Argusino, recalcando que “se está celebrando en una zona de alto riesgo de incendios”.

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