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Asturias tendrá un papel clave en la construcción, en Japón, de un supertelescopio que servirá para conocer mejor el Universo

La infraestructura estudiará los neutrinos y constará de un gran depósito de agua a 650 metros bajo tierra | "Es un proyecto muy potente", celebran los investigadores de la Universidad

El actual telescopio de neutrinos Super-Kamiokande. | Universidad de Tokio

Asturias participará en un gran proyecto internacional que servirá para desvelar nuevos secretos del Universo: la construcción, bajo tierra y en Japón, del mayor telescopio de neutrinos del mundo. En concreto, la Universidad de Oviedo, a través del Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA), se encargará de diseñar el sistema de compensación magnética, sin el cual el experimento no podría funcionar. "Hay que estar orgullosos; se trata de un proyecto muy potente", destaca el director del ICTEA, Javier de Cos. Tan potente que su financiación podría llegar a los 500 millones de euros. España aportará 15 para los próximos cuatro años y, de ellos, ya están comprometidos 7,5 para los dos primeros ejercicios. En el proyecto participan nueve instituciones españolas.

El supertelescopio de neutrinos, de nombre "Hyper-Kamiokande", está previsto que empiece a funcionar en 2027 en Kamioka (Japón). Se trata de un gran depósito de 71 metros de altura y 68 de diámetro, que alojará 260.000 toneladas de agua ultra pura. En él se instalarán 40.000 fotodetectores, encapsulados en esferas de cristal del tamaño de un balón, con el objetivo de avanzar en el conocimiento de diversos fenómenos astrofísicos. El catedrático del departamento de Explotación y Prospección de Minas, Javier de Cos, los resume: "Queremos detectar la asimetría existente en el Universo entre materia y antimateria, determinar con mayor precisión la masa del neutrino, medir el decaimiento del potrón y quizá definir nueva física". El experimento también servirá para estudiar las supernovas, el Sol y los neutrinos que produce "J-Parc", el acelerador de partículas japonés. "El núcleo de las estrellas emite fotones y neutrinos. Pero un fotón tarda en llegar a la Tierra 100.000 años, mientras que un neutrino solo ocho minutos. Eso nos puede dar mucha información de dentro del Sol", detalla De Cos. De ahí, la importancia de seguir estudiando los neutrinos y esa carrera la encabeza Japón, ahora con el apoyo de España.

Los investigadores del Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias. | Fernando Rodríguez

Pero, ¿qué es un neutrino? Es una partícula fundamental –la segunda más abundante del Universo– pero muy desconocida. Cada segundo atraviesan nuestro cuerpo billones de neutrinos producidos en el Sol. Tienen la capacidad de traspasar la materia igual que la luz atraviesa un cristal. Son raros porque son difíciles de detectar y, por tanto, de medir. Y eso es así porque "no tienen carga, poseen una masa muy pequeña y una interacción mínima con el resto de partículas", aclara el director del ICTEA.

En realidad, el supertelescopio que ahora se va a construir, el "Hyper-Kamiokande", es el tercero de Japón. El primero, el "Kamiokande", estuvo operativo entre los años 1983 y 1996 y gracias a él Masatoshi Koshiba obtuvo el Premio Nobel de Física en 2002. Algo parecido sucedió con el segundo, el "Super-KamioKande", en funcionamiento (todavía hoy) desde 1996, que permitió a Takaaki Kajita conseguir el Nobel de Física en 2015. "Fue el propio Kajita –dice Javier de Cos–, junto con el catedrático Luis Labarga, los que reunidos con el ministro Pedro Duque consolidaron la participación española en este proyecto internacional del que la comunidad científica espera grandes resultados, y por qué no, un nuevo premio Nobel". El detector "Hyper-Kamiokande" tendrá previsiblemente una masa ocho veces mayor que su predecesor. El primer paso para su construcción se dio en mayo de 2021 con la excavación del túnel de acceso al espacio experimental.

La aportación regional

Para que el mayor telescopio de neutrinos del mundo pueda funcionar, se necesitan tres cosas fundamentales, según el científico asturiano: alejarlo de la radiación cósmica, situándolo a 650 metros bajo tierra, depurar el agua y minimizar su contenido en Radón, y compensar el campo geomagnético en las zonas donde se ubican los fotodetectores. De esta última tarea se ocupará la Universidad de Oviedo. Los científicos asturianos tendrán que hacer un diseño y un prototipo para lo que el ICTEA cuenta con una financiación de 650.000 euros. Aunque la previsión es que esa aportación aumente. De momento, en el experimento trabajarán seis investigadores, a los que más adelante se sumará el resto de integrantes del Instituto.

El ICTEA no para de ganar visibilidad internacional. Colabora desde hace años con la NASA y en septiembre de 2021 recibió a un equipo de científicos –entre ellos, a Adriana Ocampo, directora del programa de ciencia de la NASA, y Marc Buie, uno de los astrónomos más prestigiosos del mundo– para observar unos asteroides que son claves para entender el origen del Sistema Solar, dentro de la misión "Lucy". Los investigadores de la Universidad de Oviedo también están entrenados en el mundo de los nanosatélites y ha trabajado con "cubesat", un estándar de diseño con una masa de poco más de 1 kilo.

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