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Una asturiana pone una Luna en la Tierra: el último proyecto de Abigail Calzada

La geóloga avilesina recrea en una sala de conciertos de Luxemburgo un ambiente lunar para que robots privados ensayen su salto al espacio

Abigail Calzada trabaja en la recreación de la Luna, junto a uno de los robots. | ESRIC

Una asturiana lleva la Luna a la Tierra. Se trata de la geóloga avilesina Abigail Calzada, que ha transformado una sala de conciertos de 2.000 metros cuadrados de Luxemburgo en un ambiente lunar. El objetivo: hacer una competición de prototipos robóticos desarrollados por empresas privadas y consorcios de universidades, que aspiran a llegar al espacio. Abigail, que fue fichada hace un año por el Centro Europeo de Innovación en Recursos Espaciales (ESRIC), estuvo a cargo de la simulación. "Recrear el ambiente lunar fue un reto, sobre todo porque teníamos que montarlo todo en tres días y desmontarlo en día y medio", asegura.

Para ello, Calzada y su equipo utilizaron 100 toneladas de arena basáltica y varias toneladas de un material que simulase la ilmenita (un mineral de gran importancia como recurso para la extracción de oxígeno). También crearon cráteres, colocaron rocas, bajaron la intensidad de la luz para generar sombras, aplicaron retardos en la señal... Todo lo indispensable para reproducir de la forma más fiel posible la Luna.

El ambiente lunar que recreó la asturiana. | ESRIC

La competición fue organizada conjuntamente por ESRIC y la Agencia Espacial Europea (ESA) en plena carrera de las empresas privadas por viajar a la Luna. El proyecto constó de dos fases. A la primera se presentaron doce equipos de diferentes países miembros de la ESA y se clasificaron cinco, que ganaron un contrato de 75.000 euros para preparar sus prototipos para la segunda fase. La final se celebró hace poco en Luxemburgo, donde trabaja la asturiana. "Los equipos –explica Abigail Calzada– tuvieron no solo que demostrar sus capacidades robóticas, sino también llevar instrumentos a bordo para detectar los depósitos del mineral ilmenita, que a simple vista no se distingue. No fue fácil y, además, les hicimos perder durante unos segundos, como ocurre en la Luna, la señal entre el operador y el robot". El ganador, que se conocerá en unas semanas, recibirá más financiación para perfeccionar su robot y poder así lanzarlo en un futuro a la Luna.

De todo ello sabe mucho la geóloga avilesina, que trabajó para la compañía japonesa Ispace y se dedicó durante varios años a buscar el lugar perfecto para realizar alunizajes (aterrizajes). De hecho, Calzada ha participado en un proyecto para señalar el punto exacto donde deberá hacerlo un rover de los Emiratos Árabes, que, de lograrlo la próxima primavera, se convertirá en la primera misión privada de la historia en pisar suelo lunar. "Y no es la única iniciativa privada que está en marcha", dice la licenciada en Geología por la Universidad de Oviedo, que insiste en que llegar a la Luna ya no es ciencia ficción, sino que "está pasando". Es real.

La sala de control desde donde los equipos manejaron sus prototipos. | ESRIC

Según cuenta, antes un viaje al espacio "solo lo hacían las agencias, ahora son las empresas las que lo están intentando con el objetivo de llevar el avance tecnológico a la Luna". Por ahora, puntualiza Abigail Calzada, el primer objetivo es comprobar que las compañías también pueden aterrizar en el satélite de la Tierra. El siguiente paso ya será "hacer experimentos científicos y captar a clientes interesados en explotar los recursos espaciales". A esto último se dedica en la actualidad la asturiana. ¿Y qué son los recursos espaciales? Calzada lo explica de forma muy didáctica: "Cuando vas a Estados Unidos, por ejemplo, intentas llevar lo mínimo y si necesitas algo lo compras allí, ¿no? Pues se trata de hacer lo mismo en el espacio. Es decir, no llevarse todo a la Luna o a Marte, sino explotar sus propios recursos".

Gasolinera en el espacio

La investigadora del Centro Europeo de Innovación en Recursos Espaciales está volcada principalmente en la búsqueda de combustible. Las posibilidades que se abren por delante son inmensas. "Se podría llegar a crear una gasolinera en el espacio. Ahora mismo viajar desde la Tierra es muy caro en términos de energía. Si consiguiésemos tener combustible en la Luna, el cohete saldría con lo mínimo de la Tierra y haría parada para repostar en la Luna y seguir su viaje hacia Marte u otro planeta", comenta. De hecho, ya se habla de la posibilidad de abrir otra NASA en la Luna. "No veremos una ciudad en la Luna en 5 años, pero sí que se están produciendo muchos avances", afirma Calzada.

En estos momentos hay una especie de "boom" lunar. La agencia espacial norteamericana quiere volver al cuerpo celeste después de más de 50 años desde el último aterrizaje, que se produjo en 1972, y, para ello, ha iniciado el programa "Artemis". El lanzamiento del cohete más potente de la historia, no obstante, ha sufrido varios contratiempos y ha tenido que ser pospuesto en dos ocasiones. El tercer (y se espera que último) intento está previsto para mediados de octubre. "Artemis" tiene como fin el establecimiento de una estación orbital y una base lunar permanente para explotar los recursos del satélite, y preparar el futuro envío de humanos a Marte en la década de 2030.

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