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"En las universidades es peor denunciar acoso que sufrirlo, quedas manchada", afirma la impulsora del "Me Too" en las aulas

Ana Vidu, la primera profesora en denunciar en España a un catedrático, presentará mañana en Oviedo una red de apoyo a las víctimas

Ana Vidu, tercera por la izquierda, sujetando la pancarta del «Me Too», rodeada de alumnos y profesoras de la Universidad Autónoma de Barcelona en la presentación de la iniciativa. | LNE

"El profesor al que denunciamos llevaba 30 años acosando a cinco o seis estudiantes cada año". Así describe Ana Vidu, socióloga e investigadora en la Universidad de Berkeley, la situación de acoso que vivió por parte de un catedrático desde el primer año de carrera. Denuncia "la impunidad" con la que actuaban desde una institución en la que "se sabía lo que pasaba, pero se hacía la vista gorda. No se hablaba de estos temas". Desde su denuncia en 2008, la primera en la universidad española, han pasado años de trabajo y esfuerzo que ahora se materializan en forma de red de apoyo. "Todo empezó con una página de Facebook para todas las mujeres víctimas de violencia de género en la universidad y ahora somos una red de apoyo", cuenta Vidu ilusionada.

La iniciativa, compuesta por profesoras e investigadoras de diferentes universidades, nace en 2013 con el fin de brindar respaldo a las víctimas, intentando hacer de los centros universitarios lugares seguros para las mujeres. El proyecto, que surgió "una tarde de cervezas", llevará a sus promotoras por hasta 20 universidades españolas, desde el norte hasta el sur y culminando en Madrid. Ayer, Barcelona y Zaragoza fueron sus primeras paradas y la acogida de la iniciativa "no ha podido ser mejor". "Llenamos la sala. Estamos recibiendo muy buena respuesta por parte de los rectorados, de los centros. Es un apoyo al ‘Me too’, a la lucha y una muestra del cambio. Esto hace unos años era impensable", dice Ana Vidu.

La ruta les llevará a recalar mañana en Oviedo, ciudad por la que Vidu guarda "especial cariño porque mi familia política es de aquí". La pronta respuesta por parte de la Universidad de Oviedo es para ella un síntoma de que la institución "decide posicionarse y hacerlo del lado correcto". "Nos han reservado incluso el aula magna y son detalles que evidencian un cambio", apunta.

Sin embargo, todavía hay mucho silencio desde las bases. "La estructura de la universidad española es feudal. Se da una relación de poder donde cabe el abuso entre el que manda y el que es mandado. La otra pata que perpetúa esta relación de desigualdad es la ley del silencio. Todo el mundo sabe lo que pasa y nadie habla". Esto queda de manifiesto en los máster o doctorados cuando "llega el momento de elegir quién dirigirá tu tesis. Es tu mentor, una figura a la que se percibe como una persona a la que debes guardar cierta fidelidad, una imagen favorecida por el sistema en el que se da esa relación".

Decidirse y dar el paso a hablar es en ocasiones el fin de un camino y el comienzo de otro. "Una vez denuncias quedas marcada. Yo quedé como la problemática y tuve que irme de la Universidad de Barcelona porque nunca me darían una plaza ni me harían un contrato. Aunque no esté quien te acosó, están sus compañeros y entre ellos se apoyan", lamenta.

Esta estructura de poder se convierte en un mundo hostil para las mujeres en el mundo de la academia, que acaban abocadas a un entorno de desigualdad. "En la universidad es peor denunciar el acoso que sufrirlo. Porque una vez hablas, se te viene todo encima. Empezaron a hablar barbaridades de mí, a ponerme malas notas los mismos que antes me felicitaban", confiesa Ana Vidu. Un total de 14 víctimas fueron las encargadas de llevar durante dos años el proceso legal que ahora adopta forma de red de apoyo "para que ninguna víctima más pase por lo mismo que nosotras. La movilización y la organización de los estudiantes ha sido clave".

Los medios de comunicación son otro de los elementos que Vidu señala como "importantes para no revictimizar a las víctimas y en eso apreciamos cierto cambio". La red, que cuenta con el reconocimiento del Banco de buenas prácticas de la Fundación Mujeres, aspira a avanzar en el camino hacia la igualdad y construir espacios seguros, que, según recalca, ese "debe ser la meta en la Universidad y en todas las instituciones".

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