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Personas trans denuncian el atasco de la sanidad: "Necesito cuatro revisiones de hormonas al año y solo me hacen una"

Lambda denuncia el colapso de la unidad de identidad de género del Hospital Dr Peset compuesta por tres endocrinos y un sexólogo | Los pacientes se han multiplicado por cuatro en diez años, pero el personal es el mismo

Varias mujeres trans frente a la fachada del Hospital Dr Peset. GERMÁN CABALLERO

Nhabi Iturbide es una mujer trans que quiere comenzar su transición. Para ello, ha acudido al endocrino y al sexólogo de la unidad de identidad de género del Hospital Dr Peset, la única en toda la provincia de València. Tras el examen del sexólogo, pasa al endocrino para empezar con las hormonas, y allí le explican que es necesaria una revisión cada tres meses, para asegurarse de que el reemplazo va bien. "Está tan saturado que solo me dan una cita este año. Cuando debería tener cuatro", denuncia.

Como ella, los componentes del grupo trans de Lambda se quejan de la falta de profesionales y la mala calidad del servicio de esta unidad que, denuncian, lleva años saturada por la falta de personal. Según ha podido saber este periódico, el número de pacientes se ha multiplicado por cuatro desde que abrió la unidad, pero los trabajadores -sexólogo y endocrino- son prácticamente los mismos.

Ninguna de ellas se queja de la atención de los profesionales -al contrario-, pero sí de la escasez de citas y de la falta de trabajadores para atender la demanda, al menos en la provincia de València. "No te dan las citas cuando te toca la revisión, y te atienden en franjas muy reducidas", denuncia Susana, una mujer trans.

Naiara, Raquel y Nhabi frente a un mural en la sede de Lambda en València. GERMÁN CABALLERO

"El sexólogo (primer paso del proceso de transición) tiene todas las citas cerradas hasta enero. Y para la primera revisión del endocrino me han dado hora para dentro de ocho meses", denuncia Iturbide. "Es decir, que si empezara en enero la hormonación, no tendría revisión hasta casi septiembre".

"Lo que más nos preocupa son los tiempos entre cita y cita cuando ya has empezado el proceso", explica Raquel, otra mujer trans. "Sales de la consulta con la receta de la farmacia y te dicen 'nos vamos a ver en junio'. Eso son 7 meses desde la primera toma de contacto, cuando deberían revisarte en tres" denuncia Susana. El problema, para ellas es que "a nosotras nos recetan anticonceptivos, que tienen componentes que no necesitamos y efectos secundarios. Además, las mujeres en reemplazo hormonal tenemos mucho peligro de trombos. Imagina que algo va mal y no lo ven hasta dentro de medio año", denuncia.

Reconocen que los tiempos en Alicante y Castellón son mucho menores, sobre todo porque "hay menos personas". Así que lo que reclaman es "que los profesionales se ajusten a la demanda. Si en València hay muchas más personas que lo necesitan que refuercen el servicio aquí entonces", denuncia Raquel, que también ha sufrido retrasos para una revisión médica. La reivindicación está clara: "queremos más médicos en la unidad de identidad de género. No son suficientes".

El efecto máximo de los estrógenos -en el caso de las mujeres trans- es de dos años. Una vez hecha la vaginoplastia se lleva un tratamiento para mantener. El primer año son necesarias cuatro revisiones, es decir, una cada tres meses. El segundo año se deben hacer dos revisiones. Y a partir de ahí se suele agendar una revisión cada año. "Si son necesarias ocho revisiones solo nos hacen cuatro", remarca Susana.

Varias mujeres trans en la puerta del Hospital doctor Peset. GERMÁN CABALLERO

Falta de comunicación y desabastecimiento

La agenda saturadísima del sexólogo y los tres endocrinos tampoco da para atender llamadas y consultas rápidas, ni siquiera en secretaría. "La unidad de identidad de género suele abrir dos veces a la semana, y cuando llamas esos días muchas veces no te cogen el teléfono por estar saturados", lamenta Susana. No pueden plantear ninguna cuestión.

Un caso real. "Llaman a un compañero para operarse y le avisan de una semana para otra. Lo recomendable es parar el reemplazo hormonal, pero no tenía tiempo para hacerlo porque cuesta más de una semana. En ese momento no pudo levantar el teléfono y llamar al endocrino para decirle 'qué hago'. Así que perdió la cita de la cirugía", denuncia Susana. "La secretaría también es parte del equipo humano que podrían reforzar".

Otro problema añadido es el desabastecimiento recurrente de hormonas. "Nos sucede siempre una vez al año, de repente no hay medicamentos en ningún lado, y un reemplazo de estrógenos no se puede paralizar en ningún momento porque corremos serio peligro", denuncia Raquel. Para evitarlo utilizan una fórmula magistral preparada en la farmacia, pero denuncian que muchas personas trans no conocen que existe esa posibilidad.

Sobre las hormonas, las consultas son tan rápidas que en muchas ocasiones las personas se van con dudas sobre cómo aplicarse el medicamento. "Es el mismo problema que con los médicos de cabecera, que no tienen más de 8 minutos por paciente y a veces no pueden detenerse a los pormenores. Hay retrasos en sanidad en más lados", explica Susana.

La ley y la ciudadanía

La ley trans valenciana es casi un espejo del proyecto de ley estatal. La norma lleva aprobada cinco años, y en la C. Valenciana existen medidas como un carnet autonómico, donde es posible cambiar el nombre sin necesidad de un diagnostico médico de disforia ni dos años de hormonas (en el resto del país sí que es necesario).

Pero, aunque no haga falta este documento, algunos funcionarios lo siguen pidiendo. "Es una lotería, y hay una variable muy importante que es el 'cispassing' (que la gente no perciba que eres trans)" ,explica Raquel. Sucedió en el caso de Nhabi: "entregué a la funcionaria todos los documentos para el cambio de nombre, y cuando me lo había aceptado todo se percató de que soy trans, y me dijo que ya no podía y era necesario el informe", cuenta.

"El informe no es hace falta desde 2017, pero te lo siguen pidiendo y como no se lo des te bloquean los documentos en un cajón durante semanas", denuncia. Afortunadamente, la unidad de identidad de género rellena el informe en estos casos, pero como reivindica Raquel "es humillante entregar ese papelito que literalmente dice que tienes una condición". Aunque la ley lo impide, las personas trans reivindican más formación para que los funcionarios conozcan bien la ley.

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