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El consejo de Papadopoulos: "De los niños no te creas lo que ves, bucea, sus actos revelan mucho más"

El investigador chipriota lidera un gran proyecto internacional para afrontar los trastornos de aprendizaje en la infancia y huir de las etiquetas

Papadopoulos, en la sede histórica de la Universidad de Oviedo. | Miki López

Timothy Papadopoulos, profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Chipre, presentó ayer en Oviedo el ambicioso proyecto de investigación con niños con dificultades de aprendizaje que capitanea y en el que están involucrados 17 países y 20 instituciones. Papadopoulos y sus colaboradores afrontan el estudio de estos trastornos desde distintos frentes y evitando las etiquetas.

Ayer, en una pausa del congreso anual de la Academia Internacional para la Investigación en Problemas de Aprendizaje (IARLD), que estos días se celebraba en el edificio histórico de la Universidad, el investigador explicó que durante años "se hacía un diagnóstico y se catalogaba a los niños para el resto de su vida", sin tener en cuenta su evolución y su entorno –la familia, los profesores, los psicoterapéutas, los profesionales de la salud–. "Los mismos niños se creían las etiquetas –no se me da bien las matemáticas, no se me da bien leer...– y a veces acababan funcionando como profecías autocumplidas", observó Papadopoulos. Su gran proyecto de investigación implica a todo el entorno del niño y afronta el problema desde distintos frentes, también con la más sofisticada tecnología y las terapias más modernas. "No me interesa solo la dislexia, por poner un ejemplo. Me interesa el entorno del niño, las emociones... Tiene que ser muy individualizado", indica.

Más que poner el foco en el problema y sus síntomas, Papadopoulos prefiere indagar en las causas. Pone por caso un niño diagnosticado con déficit de atención, TDA, que puede comportarse de esa manera por diversas razones. "De los niños no te creas lo que ves, bucea, sumérgete y busca la razón de sus actos, su comportamiento manifiesta muchas cosas que no están a la vista", aconseja, citando una de las conclusiones a las que han llegado en el curso de su trabajo.

Al mismo tiempo que indagan en las bases genéticas de los trastornos que entorpecen el aprendizaje en ciertas personas, los científicos que participan en el proyecto diseñan protocolos de intervención para profesores y terapeutas, recogen datos neurológicos o aplican terapias psicológicas basadas en los movimientos oculares.

"Complicar lo simple es lo común, sin embargo hacer de lo complicado algo sencillo es lo difícil, y eso es lo que estamos intentado", comentaba ayer, porque el objetivo último de todo este trabajo es que "la gente normal entienda el resultado de estas investigaciones y tengan un impacto real en la sociedad". "Tenemos que confiar en todo lo que los niños pueden llegar a conseguir, pero aún queda mucho que aprender sobre cómo hacerlo", admitió.

En Asturias, la doctora en Psicología Anna Bujnowska ha emprendido un proyecto muy similar al de Papadopoulos, pero orientado a niños nacidos prematuramente –el del chipriota se centra en las edades de la infancia y la adolescencia–. La investigadora cuenta con la colaboración de la Universidad de Oviedo, con los departamentos de Psicología y Pedagogía, y con la unidad de neonatos del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), y en su caso su iniciativa parte de una vivencia familiar: su sobrino nació con 23 semanas de gestación.

Los bebés prematuros nacen con problemas inherentes a esa condición, según Bujnowska. "No son normales pero tampoco son niños discapacitados", añade, y Anna Bujnowska considera que requieren de un tratamiento específico. Como su colega Timothy Papadopoulos, ella se acerca al problema desde distintas vertientes, con pruebas y entrevistas exhaustivas a las familias, a los profesores y, en general, a todo el entorno del niño. La intención de Anna Bujnowska es involucrar en este estudio a unos 360 niños prematuros y a sus familias. Aún está en la fase inicial y, por ahora, cuenta con 120.

Las sesiones científicas del 44.º congreso de la Academia Internacional para la Investigación en Problemas de Aprendizaje concluyeron ayer, después de congregar en Oviedo a expertos en la materia de 35 universidades, entre ellas las de Harvard, Tel Aviv y Toronto.

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