Covadonga Fernández, directora del IES de Infiesto, supo el lunes que algo importante pasaba en el mundo por la cantidad de wasaps que recibió cuando todos sus contactos sabían que tenía que estar dando clase. Mensajes de quienes querían compartir con ella la buena nueva: el genetista sueco Svante Pääbo acababa de recibir el premio Nobel de Medicina. "Era como que si fuéramos de la familia", dice Fernández entre risas.

Firmando en el libro de honor del IES.

Y en cierta medida, así se siente en Infiesto al recién aupado al olimpo de los científicos, ligado a la zona por sus investigaciones sobre el yacimiento del Sidrón y, sobre todo, porque en un día de octubre de 2018 el investigador sueco, que estaba en Asturias para recibir su premio "Princesa de Asturias", dedicó toda la mañana a la comunidad escolar: les dio una lección magistral, se hizo fotos y se dejó aplaudir por los alumnos, recorrió las instalaciones, visitó el laboratorio y firmó en el libro de honor del centro. "Se mostró como una persona muy cercana y para nosotros esa visita sigue siendo un hecho excepcional que recordaremos toda la vida y que se quedará para la historia del centro. Tanto, que seguimos manteniendo en un lugar importante el ‘rincón de Svante’, con su foto a tamaño natural, su firma y una placa", dice la directora.

El científico posa con la comunidad escolar, en su visita de hace 4 años.

Sergio Tolivia, profesor de Biología, admite el orgullo que sintió al saber que habían recibido en su centro a una de las figuras internacionales más relevantes dentro de su campo científico. "Cuando vino fue algo sorprendente porque había hecho un descubrimiento muy importante para avanzar en el estudio de la cueva del Sidrón, entre otros muchos estudios a nivel mundial de restos humanos siguiendo una técnica hasta ese momento impensable". Y su visita caló mucho en los alumnos de entonces: "Los chavales se implicaron mucho y quedaron encantados. Gracias a él y a los trabajos de investigación que hicieron a raíz de su visita, muchos empezaron a tener más interés por la genética y descubrieron un camino que igual no tenían en mente". Y todo enmarcado en una personalidad cercana y humilde: "Entraba en el laboratorio del centro y se sorprendía con cualquier cosa que le enseñábamos", rememora.

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Hugo Naredo, de 16 años, acababa de llegar al instituto en 2018 y vivió el impacto en la distancia; ahora, si tuviera delante a Pääbo "le preguntaría cómo se siente al recibir un premio tan importante". El Nobel.

Premio de Química por simplificar la construcción de moléculas

Convertir un trabajo difícil y engorroso en algo rápido, fácil y eficiente es todo un reto pero más aún si se logra en una disciplina como la química. Entonces alcanza el rango de un trabajo digno de Nobel. La Academia de las Ciencias de Suecia ha otorgado el Premio Nobel de Química a Carolyn R. Bertozzi, Morten Meldal y Karl Barry Sharpless por el desarrollo de la química del clic, una técnica "simple, fiable y elegante" para realizar reacciones químicas más precisas. El premio implica que Sharpless se convierta en la quinta persona en recibir dos Nobel, el anterior en 2001.