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Joaquín Araújo, el naturalista que llora por el cambio climático

El ecologista relata la impotencia "de ver cómo se secan árboles que planté hace 40 años; los naturalistas ahora somos los más desgraciados del mundo"

Joaquín Araújo, en la sede vecinal de la parroquia gijonesa de Baldornón.

Para cerca de un centenar de vecinos de la parroquia rural gijonesa de Baldornón la cumbre por el clima empezó un poco antes de la apertura oficial en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij. Y su ponente principal fue el naturalista y destacado comunicador extremeño Joaquín Araújo. Divulgador, documentalista multipremiado y, sobre todo, como se presentó ante los vecinos, "campesino, ganadero ecológico y plantador de árboles", Araújo reconoció que vive inmerso en la contradicción de tener la mejor profesión del mundo y, ahora mismo, quizá la más lamentable.

"Es posible que ahora no conozcan ustedes mayor desgracia que la que sufrimos los naturalistas; porque por una parte somos quienes tenemos la suprema fortuna de que nos acompañe, nos interese, que podamos estudiar y cantar el gran espectáculo que es la vida. Y, a la vez, somos conscientes de que ese espectáculo lo están asesinando", afirmó.

Reconoció el extremeño que este verano "he llorado varias veces", por los efectos de la sequía en su propio entorno. "Mi dolor tiene una explicación: los árboles que planté hace 40-45 años, han empezado a secarse. Y lo veo. Yo ya daba por perdidas las plantaciones que hice hace 3 o 4 años de serbales. Pero cuando ves que se te está muriendo un árbol que llevaba cuarenta y pico años creciendo ante tus ojos, ves claro que esto empieza a desmoronarse. Evidentemente es para que seamos capaces de reflexionar", explicó a los presentes. Era su manera de exhortar a los vecinos para pasar a la acción contra el cambio climático que está transformando la biosfera. Y esa acción, según insistió, pasa siempre por el filtro de que "nada que haga sufrir" está justificado.

Participantes en la charla vecinal en Baldornón.

Y en su caso, "lo que a mí me está haciendo sufrir en lo más íntimo, en lo más emocional" es "el cambio climático". Con su habitual elocuencia, Joaquín Araújo –invitado por la Asociación de Vecinos La Raposa en su fiesta de amagüestu–, reclamaba que nadie sea impasible al hecho de que "este verano hemos visto secarse las tomateras masivamente. Se ha cerrado la temporada con un 30% menos de productividad biológica en la agricultura. Si esto no se toma en serio, estamos apañados".

Tras un paseo "reconfortante" por el Monte Fario (Siero-Gijón), a los asturianos les auguró "un poco más de resistencia" en una España "achicharrada", pero "en una Asturias con más alcornoques y encinas y pocos robles y tejos, porque está muy estudiado por los botánicos que las zonas biogeográficas cabalgan hacia el norte".

Aseguró Araújo que todos los científicos saben que "la muerte está ganando", pero animó a todos con insistencia: "¿Le vamos a dejar ganar del todo? Tenemos que ser capaces de rectificar seriamente".

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