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Francisco Trinidad Publica "Onofre, la gran olvidada", estudio sobre la esposa de Clarín, un libro que firmará a los lectores mañana en Oviedo

"La esposa de Clarín vivió con gran tensión las polémicas de su marido"

"Onofre García-Argüelles, como mujer que nace en el XIX, es una desaparecida, y si nos ha llegado algo de luz es por su matrimonio"

Francisco Trinidad, en una imagen de archivo, frente al pozo Sotón, en El Entrego. | Fernando Rodríguez

El escritor e investigador Francisco Trinidad (Santa Cruz de la Sierra, Cáceres, 72 años) acaba de publicar una "aproximación biográfica" sobre Onofre García-Argüelles, esposa de Clarín y "la gran olvidada", como reza el título de su libro. Mañana viernes, día de las librerías, estará firmando ejemplares de este volumen en la librería Polledo de Oviedo, a partir del mediodía.

–¿Cómo llega a Onofre, qué le interesó de esta mujer?

–Clarín siempre me ha interesado. Estudié en El Entrego y, como decía Max Aub, uno es de donde hace el bachillerato. Incluso trabajé siete años allí, y allí conozco a Onofre, que había nacido en La Laguna. Después, en 2001, el exdirector de LA NUEVA ESPAÑA Melchor Fernández Díaz publica un artículo en el que dice que le debemos una biografía a Onofre, yo me sumergí en esa corriente y acabé haciendo esta aproximación.

–¿No la llama biografía por la fata de material?

–Es que nace en el siglo XIX, y como tal es una desaparecida. Las mujeres no importaban. Ella tuvo la suerte, entre muchas comillas, de ser la mujer de Clarín y por eso le ha llegado algo de luz. Si hubiera sido la mujer de un ingeniero o de un minero nadie sabría nada de ella. Hoy lo que sabemos es por las esquirlas que nos quedan a raíz de la biografía de Clarín, de su estela.

–¿Clarín no fue, en el aspecto marital, distinto a los patrones de la época?

–Sabemos poco. En este libro parto de la idea de que ella es la gran olvidada, porque él es el gran faro que ilumina la literatura del siglo XIX. Tampoco él se ocupó de contarnos quién era su mujer, porque lo importante era lo que trascendía de él. Nada o poco sabemos de las mujeres de otros escritores coetáneos.

–Ignoramos, pues, su vinculación intelectual con la carrera de Clarín.

–Era una mujer que tuvo la formación que tenían esas mujeres. De familia bien, se educó en su casa, seguramente con un preceptor eclesiástico. Sabemos que estudió música, caligrafía y que llegó a ser una mujer culta, porque discutía o comentaba con Clarín las obras de Galdós. Por lo tanto, suponemos que comentaría las de Clarín. Ana Cristina Tolivar cree que tuvo algo que ver en la gestación de "La Regenta", porque la novela nació cuando ellos estaban en la luna de miel. Es de suponer que Clarín comentaría con ella algún aspecto, pero todo esto son suposiciones, encaje de bolillos.

–¿Cómo ha podido reconstruir el rastro de esta mujer?

–He tirado de los pocos hilos que quedaban sueltos. El epistolario de Clarín es uno de ellos. En esas cartas comenta algunas historias. Es donde le dice a Galdós cómo va leyendo sus obras y cómo las comenta también su mujer. Siempre añade, cuando escribe a los amigos, un "recuerdos de Onofre" en la última línea. También he tirado sobre todo de los archivos a nuestra dispocisión, los eclesiásticos, la prensa de la época... Y ahí descubro que ninguna de las fechas que hasta ahora se daban eran ciertas. Nació en 12 de junio de 1853 y falleció el 11 de marzo de 1909.

–¿Y familiares?

–Sí, en este momento estoy sentado pero tendría que ponerme ahora mismo de rodillas para agradecer a Ana Cristina Tolivar Faes, por todo lo que me ha facilitado, y también a su hermano Leopoldo. Me han permitido, además, publicar las quince cartas de Onofre a su hijo Leopoldo que estaban en el libro inédito de Tolivar Faes y que dan una dimensión de su maternidad.

–Fueron un material importante para completar el retrato.

–Sí, en el último capítulo, "una viuda enferma", porque no falleció de repente como se dijo en la época, se explica cómo desde la muerte de Clarín hasta la suya propia, siete años más tarde, sufrió de una forma determinante y determinada, como le explica a su hijo. Las cartas fueron un descubrimiento y en cierta forma propiciaron que lo que había iniciado como un artículo largo terminara siendo un libro.

–¿Cómo vivió Onofre las polémicas de su marido?

–Con una gran tensión personal y familiar. En una de las cartas que se publican habla de cómo había salido a batirse en duelo con Fray Candil. A ella le rejuvenece que la cosa haya concluido en tablas y es de suponer que si estaba al tanto de estas cosas estuviera al tanto de todas. Como decían hace años, era una mujer sufridora en casa.

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