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Las hermanas Fuertes Lago se dan el relevo en las aulas

«Nunca hay que perder la ilusión», aconseja Marifé, que se retiró como profesora justo cuando su hermana Pilar sacó plaza

Por la izquierda, Pilar y Marifé Fuertes Lago, ayer, dándose el relevo. | Irma Collín

Marifé y Pilar son hermanas y comparten vocación: la enseñanza. Se llevan 11 años de diferencia y justo en el curso (2021/22) en el que Marifé se jubiló, Pilar empezó como funcionaria de carrera. Las Fuertes Lago se han dado el relevo dentro de una profesión que, aseguran, «te llena» y en la que lo mejor es «esa solnrisa que te dedican los chavales todos los días al entrar en clase». Las hermanas de Cangas del Narcea son dos de los 70 profesores que ayer el sindicato ANPE homenajeó en Oviedo.

Marifé, de 61 años, se estrenó en la educación en el curso 1982/83, «en una clase de octavo de Primaria de 40 alumnos en el colegio público de Obanca». Su pasión por enseñar le viene de familia. «Mi tío Frutos, que era maestro, me influyó mucho y desde pequeña jugué a ser profesora». Hasta que lo fue de verdad. En su recorrido por las aulas, Marifé se ha topado con nada más y nada menos que «nueve leyes educativas distintas». «Este curso, que ya no estoy, sería la décima con la LOMLOE. Son muchos años adaptándonos», lamenta.

A quien sí le ha tocado la LOMLOE es a su hermana Pilar, de la que habla con tremendo orgullo: «Es muy buena profesional. Tiene vocación e ilusión. Mi consejo es que conserve siempre esa ilusión por los chavales». «Es que es mi segunda madre», reacciona Pilar, de 50 años, con una amplia sonrisa. De hecho, empezó en la enseñanza por ella. «Yo estudié Empresariales y coincidió que cuando terminé no había oposiciones para Hacienda y sí para profesora. Mi hermana, que me apoyó siempre, me aconsejó sacar el entonces CAP». Se presentó así a las oposiciones, la llamaron a trabajar como interina y descubrió que la profesión docente le «encantaba». Nunca se desanimó y 2021 «fue mi año». Sacó una plaza fija como profesora de FP en la especialidad de ADE en el IES de Noreña.

Para Marifé, que se jubiló en el colegio Parque Infantil de Oviedo, lo mejor de todos estos años ha sido los alumnos. «Yo es lo que más echo de menos: esa vitalidad que tienen los niños, ese espíritu alegre, que te dan un beso, un abrazo, una caricia, que te ponen al día: ‘Profe, ¿no tienes Instagram?’. Si tuviera que volver a estudiar, volvería a escoger la misma profesión», confiesa. Pilar se queda con la satisfacción que genera «ayudar a un alumno a encontrar un trabajo en una empresa y que el empresario te felicite porque el bien preparado que está el joven».

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