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Armando Pedrosa, gran angular

El creador ovetense presenta un proyecto específico para el Bellas Artes, con más de cuarenta piezas que recorren todas las facetas de su obra

Arriba, Armando Pedrosa, entre las geometrías suspendidas en el patio del palacio de Velarde. A la izquierda, visitantes ante una de las esculturas en acero inoxidable del artista. Sobre estas líneas, una joven, junto a unas geometrías del artista en metal pintado colgadas como un lienzo. | Luisma Murias

En el patio del palacio de Velarde, en el corazón del Museo de Bellas Artes de Asturias, una cascada de geometrías suspendidas y traslúcidas recibe al visitante, sumergiéndole de lleno en la obra de Armando Pedrosa. El artista, nacido en Oviedo en 1941, presentó este miércoles en la gran pinacoteca regional "Del punto a la línea. De la línea al plano. Del plano al espacio", un proyecto específico para el museo asturiano en el que, a través de distintos medios, soportes y técnicas, profundiza en la dialéctica entre geometría y abstracción que ha marcado su obra.

Armando Pedrosa, gran angular

Pedrosa, formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en el estudio londinense de Anthony Stubbing, evolucionó desde unos inicios figurativos hasta una abstracción muy marcada por la herencia de la Bauhaus y por las experiencias con la abstracción y el minimalismo de los pintores norteamericanos de la segunda mitad del siglo XX.

Armando Pedrosa, gran angular

Cara a este proyecto, Pedrosa ha convertido el patio de Velarde y sus dos salas anexas en una suerte de "laboratorio" en el que el visitante toma contacto con las obras, sus bocetos y sus proyecciones a otros medios, en una sucesión orgánica y natural para un artista multidisciplinar como es el ovetense.

Dentro del recorrido expositivo, la obra pictórica tiene un peso muy notable. En el primer espacio, en la sala A, Pedrosa ha instalado varias obras realizadas sobre paneles de DM, en los que utiliza el polvo de mármol para dar un tono blanco muy especial a los fondos. "Creo que este material no se había empleado con esta finalidad", señalaba Pedrosa, durante una visita guiada a los medios, este martes. En el diseño expositivo –que el artista completó con la colaboración crucial y activa de José Carlos González Zazo, responsable de mantenimiento e instalaciones del museo–, Pedrosa insistió en remarcar la separación de las pinturas respecto a la pared, reforzando además su diálogo con las piezas escultóricas, de inmaculado acero inoxidable, de la sala. "Buscaba que las obras confluyeran entre ellas y se separasen del soporte", reflexionaba el artista, que trabajó mucho sobre la iluminación de la salas, siempre muy matizada, evitando duplicidades en las sombras (que enmarcan, rotundas, las piezas) y remarcando la crudeza de los blancos.

En el patio, alrededor de las geometrías suspendidas realizadas en metacrilato transparente, Pedrosa ha dispuesto pinturas y bocetos digitalizados de sus obras, que permiten discernir su manera de trabajar sobre motivos y formas que han ido marcando su producción. Como esos triángulos que dominan el tercer espacio de la muestra. En una de las paredes, tres grandes lienzos repiten un esquema similar, con sendos triángulos isósceles que varían en su cromatismo, cada uno recogiendo un color primario. Una solución que dialoga con otra pieza: unas geometrías colgadas, con triángulos metálicos pintados en blanco y colores primarios, y que a su vez complementa una pieza similar, que se construye a través de lineas, apuntando esos mismos triángulos que no llega a cerrar.

El cierre de la muestra llega con un libro de artista construido a partir de experiencias y secretos familiares, y en el que Pedrosa reutiliza algunos materiales recogidos en su casa familiar (una moneda de cobre que le dio su madre, el marfil de las piezas blancas de un piano apolillado...) para realizar sucesivos collages. Una muestra muy consistente que, tal y como avanzó el director del Bellas Artes, Alfonso Palacio, será complementada con diversas actividades y la edición de un catálogo con textos de Javier Barón y Lluis Álvarez. Algo que celebró el artista: "Hay pocos museos en España", aseguró, "con un programa didáctico y de actividades tan rico como el del Bellas Artes de Asturias".

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