Luis Rodríguez no esperaba ni ser finalista así que cuando ayer LA NUEVA ESPAÑA le confirmó que era el flamante ganador de la 44.ª edición del premio de narrativa "Tigre Juan" con su novela "Mira que eres" pasó a ser un escritor en estado de júbilo: "Me hace una ilusión enorme porque es uno de los galardones para obra publicada más importantes. Soy muy consciente de su trascendencia". Poco después, Rodríguez (Cosío, Cantabria, 1958) asistía en el Auditorio Príncipe de Asturias de Oviedo al acto de entrega de la distinción, una idea que nació a finales de los 70 en un pub y que anima más de 40 años de la fiesta literaria de Oviedo.
Rodríguez recordó al recoger el premio por su obra (publicada por la editorial Candaya) que "tuve una infancia muy feliz, pero no había libros". Al día siguiente de llegar a Madrid a trabajar entró en la librería San Martín, en la Puerta del Sol, frente a cuyo escaparate fue asesinado el presidente del Consejo de Ministros José Canalejas en la mañana del 12 de noviembre de 1912. Y allí compró un libro que ayer llevaba con él ("El jugador", de Dostoievski) "y que cambió mi vida. Fui un lector compulsivo pero no escribía. Alquilaba máquinas de escribir allí donde vivía pero mi bagaje durante años fueron dos líneas".
Mario Aznar fue finalista del premio con "Too late". "En mi libro hay mucha lluvia, signo de cambio y transformación. Posiblemente este premio le dé una segunda vida a una obra que nace en circunstancias de soledad. Publicar es algo contradictorio: soledad y encuentro con los lectores. Asturias lo encarna bien, aquí hemos venido en busca de soledad y calma, y hoy es momento de encuentro", destacó.
Fue Pedro Sánchez Lazo, presidente de Tribuna Ciudadana, quien definió el momento de ayer como "uno de los acontecimientos culturales más destacados de la ciudad". Hizo acopio de buenas palabras sobre los libros: "Hay que reivindicarlos. Son el mayor triunfo de nuestra tenaz lucha contra la destrucción".
El creciente prestigio del "Tigre" queda rubricado por la imparable llegada de candidaturas: de las 256 del año pasado a las 602 del actual. Más las 126 obras presentadas al VI Certamen joven de relato breve, y que ganó "La consagración", del alicantino Roger Garrido, quien lanzó un combativo homenaje al "olvidado" escritor Enrique Jardiel Poncela, representante máximo del humor literario español, "siempre menospreciado en muchos concursos de prestigio. El arte debe estar por encima de ideologías y lenguas. A Jardiel unos lo llamaban facha, y a Fernando Fernán Gómez otros lo llamaban rojo. ¡Que os den! Eran grandes artistas y para ellos va este premio".
José Luis Costillas, presidente de la Fundación Municipal de Cultura, se sumó a la campaña de "honrar y venerar el mundo del libro". Y descorchó una botella medio llena ("los índices de lectura y compra aumentaron desde el confinamiento") y otra medio vacía al recordar el elevado número de españoles que no leen nunca un libro". Y puso una nota de optimismo al recordar que hay fieles lectores que prefieren pasar más tiempo leyendo un libro que absortos en una pantalla de seis pulgadas. "Una isla en medio de la tempestad. No todo está perdido. Hay gente tozuda que sigue narrando relatos únicos, una fórmula contra el odio y la crispación. Leer nos hace más libres", proclamó.
Y un bravísimo colofón musical cerró el acto: la joven pianista de 17 años Henar Fernández Clavel interpretó con sensible maestría la "Suite española n.º 3 ‘Sevilla’", de Isaac Albéniz, y "Danzón n.º 3", de Arturo Márquez.
La obra vencedora es una propuesta "tan arriesgada como impecable", según el jurado
Diez mil euros se llevó como ganador del "Tigre Juan" Luis Rodríguez, que reside en Benicasim (Castellón) y que acudió a la gala de ayer junto a su emocionada esposa. Un dinero que va acompañado por una escultura del añorado artista asturiano Jaime Herrero. El jurado destacó en su fallo que "Mira que eres" es "un artefacto literario que desafía las concepciones canónicas, pero también periféricas de lo narrativo". "Plagado de singularísimos destellos de pensamiento e intertextualidad, la concepción formal del libro termina de redondear una propuesta tan arriesgada como impecable. Esta obra, breve e intensa, con un estilo muy personal y trabajado que desconcierta por su aparente sencillez, resulta ser una narración atrevida, extraña y arriesgada que genera la sorpresa en el lector".
