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Colectivo sin hogar

Un acampada de migrantes malvive en las playas de Barcelona

La mayoría son de origen subsahariano, sin papeles ni trabajo, que pasan el día en las calles de la Barceloneta y pernoctan en tiendas en el litoral hace unos meses

Parte del grupo de subsaharianos que llevan meses acampados en las playas de la Barceloneta. FERRAN NADEU

Esta semana amaneció fría, lluviosa y desapacible pero allí resistían la docena de tiendas de campaña que llevan unos meses (intermitentemente) en las playas de Barcelona, dando cobijo a un grupo integrado sobre todo por migrantes subsaharianos. El otoño casi estival ha proporcionado un cielo protector a este colectivo sin hogar y apenas ingresos en las últimas semanas, pero la llegada del frío pondrá en jaque su resistencia, sin que tengan un plan B para el invierno más que seguir malviviendo en la zona. El ayuntamiento asegura que ya ha tratado de ofrecerles atención social, pero la han rechazado.

A media mañana casi todos dormían o no querían salir de las tiendas, que colocan estratégicamente cerca de las estructuras de los chiringuitos de playa --que estaban a medio desmontar-- en la de Sant Sebastià con el propósito de guarecerse un poco del viento. Se agrupan de tres en tres o de cuatro en cuatro en las pequeñas tiendas que poco les protegen de la intemperie. En verano son una sauna y en invierno, un congelador.

Varias tiendas del grupo de inmigrantes instalados en el litoral, en una imagen de hace varias semanas. JOAN CORTADELLAS

Y ahora ya hace frío, explica a este diario el joven senegalés que sale de una tienda, se despereza y se dirige a un súper cercano. Acepta relatar que lleva tres meses en el asentamiento, en una tienda, sin ninguna actividad laboral y viviendo de lo que les dan, afirma.

Respecto a sus compañeros, añade que casi todos son de Senegal y Gambia, con el problema común de "no tener papeles", lo que les impide lograr un trabajo y salir adelante. Que es una vida dura, pero que no reciben ayudas.

Vulnerabilidad y convivencia

El grupo, que ha hecho de la arena de la playa su domicilio, pasa una parte de la jornada atrincherado en las tiendas y también se reúne durante horas en el entorno de la plaza del Mar y en la plaza al final de la calle de Pescadors. Es algo heterogéneo, a veces integra a alguna mujer, e incluso puntualmente a algún menor, según documentan los vecinos con fotos, pero generalmente lo componen hombres jóvenes y de mediana edad. "Llevan muchos meses en el barrio y en la playa, normalmente son tranquilos pero hay algunos que si beben montan alguna pelea", resume un vecino que los contempla a diario desde su balcón.

Algunas de las tiendas montadas en la playa, el pasado lunes bajo la lluvia. FERRAN NADEU

Por ese motivo, y tras algunas quejas vecinales por presunto consumo y venta de drogas por parte de algunos de ellos, la Guardia Urbana ha llevado a cabo desalojos puntuales de la plaza. "Al siguiente día ya vuelven porque no tienen adonde ir", agrega la misma fuente. La opinión en la zona está dividida, algún residente reclama la ayuda de las administraciones y trata de ofrecer comida o ropa, mientras que otros subrayan que una parte del grupo tiene problemas de alcoholismo que complican su integración.

A la hora de dormir se les puede ver en el tramo de Barceloneta o en el de Sant Sebastià. Pese a que está prohibido acampar en el litoral, han encontrado allí una salida precaria y provisional a su falta de techo.

No es un asentamiento fácil de gestionar para las administraciones, porque hay personas que entran y salen del grupo, si hallan una alternativa. Fuentes municipales justifican que en este caso los afectados "rechazan la atención social ofrecida". Desde el área de Derechos Sociales, defienden que el ayuntamiento "hace seguimiento de todas las dinámicas que se dan en la ciudad, también las que a priori son más excluyentes e invisibles".

Parte del grupo de subsaharianos que llevan meses acampados en las playas de la Barceloneta. FERRAN NADEU

Dentro de su "marco competencial" --ya que en este ámbito también intervienen Benestar Social y la Policía Nacional en el caso de Extranjería-- atiende a "todo el mundo que se halla en la ciudad independientemente de su origen". Pero a veces las personas en situación de vulnerabilidad no aceptan vínculos con los servicios sociales, que no pueden obligar a nadie a recibir ayuda, excusan.

Desde la Associació de Veïns de la Barceloneta, que ha seguido de cerca esta situación de cerca, su presidente Manel Martínez, reclaman que se mantenga la vigilancia de quienes causan problemas de convivencia, y que se realice una labor de integración desde los Servicios Sociales con las personas en situación de más vulnerabilidad.

Precisamente esta semana se cumple un año de la tragedia de plaza Tetuan. El 30 de noviembre de 2021, una pareja y sus dos hijos que vivían en una oficina bancaria abandonada en Barcelona murieron al arder el local. El siniestro expuso la persistencia de la infravivienda en la ciudad y la incapacidad de las instituciones para revertirla con eficacia.

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