"Hamlet" inunda de belleza el Campoamor

El estreno del cuarto título y nueva producción del ciclo lírico ovetense cautiva al público con su onírica escenografía y con la impecable interpretación de la tragedia shakespeariana

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Ayer llovió en el Campoamor. Una lluvia de tristeza, por la tragedia del príncipe Hamlet y sus personajes aledaños, que se materializó sobre el escenario del teatro ovetense, y una lluvia de emoción y aplausos, que el público derramó sobre todo el elenco, los músicos y el equipo técnico que han sacado esta nueva producción de la Ópera de Oviedo, la tercera de esta temporada tras "La dama del alba" y "Don Giovanni". El cuarto título del ciclo lírico ovetense quedará en la memoria por la impecable interpretación, en la que destacó en el papel de Ophélie la soprano catalana Sara Blanch, y por la escenografía elegante y evocadora ideada por la ovetense Susana Gómez. Habrá nuevas oportunidades de disfrutar de ello los días 11, 14 y 17 de diciembre.

La acción de "Hamlet", una obra que se encuadra en la categoría de la "grand opéra" francesa y que firman el compositor Charles Louis Ambroise y los libretistas Jules Barbier y Michel Carré, se desencadenó sobre el escenario del Campoamor tras unos minutos de escrutinio del gran ojo lloroso proyectado sobre el telón, un recurso teatral que no es nuevo, pero que sigue resultando inquietante. Cuando el escenario se desveló, apareció a los ojos del público oscuro y vacío. Un personaje encapuchado y dos individuos con aspecto sospechoso, y una corona en danza, que volvió a escena, más ostentosa en el episodio siguiente, el del enlace de Claudius y Gertrude.

Sara Blanch, como Ophélie, se lleva la gran ovación de la noche

Los episodios corales, donde los cantantes exhibieron voces y recursos interpretativos, dieron pie a los responsables de la escenografía a composiciones casi pictóricas, jugando con las tonalidades, geometrías y efectos lumínicos.

El castrillonense David Menéndez recreó, con sus gestos y con su voz, a un Hamlet apocado y pusilánime. Su trabajo se ganó el favor del público y éste se lo hizo saber con sus aplausos, al cierre de la función. Las mayores ovaciones fueron para la joven soprano catalana Sara Blanch, protagonista indiscutible de la segunda parte y de uno de los momentos más sorprendentes de la representación, y por las reacción de los espectadores puede decirse que también el más emocionante.

Vibrantes las apariciones del espectro del rey asesinado, encarnado por Javier Castañeda, y las intervenciones de Simón Orfila, como Claudius, el tío de Hamlet, y la soprano francesa Béatrice Uria Monzon, como Gertrude, la madre traidora. Cautivadores el solo de saxofón y la breve danza.

En el foso, la Orquesta Sinfónica del Principado, la OSPA, dirigida por su compatriota Audrey Saint-Gil. Todos ellos consiguieron con su talento que el estreno de "Hamlet" en el Campoamor acabara muy felizmente, muy al contrario que la tragedia shakespeariana. En el palco municipal asistió a la función el alcalde, Alfredo Canteli.

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