Asturias exporta talentos

Sánchez-Andrade reivindica ser "cuna de tecnologías que aprovechen la naturaleza"

"Tener a muchísima más gente opositando que plazas es una emergencia política, una hemorragia mortal de talento"

Bruno Sánchez-Andrade.

Bruno Sánchez-Andrade. / Tino Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Bruno Sánchez-Andrade (Valencia). Astrofísico con más de 15 años de experiencia en cambio climático y desarrollo social. Trabajó para la NASA y dejó la investigación para implementar ciencia y tecnología en desarrollo sostenible social y medioambiental. Trabajó con el presidente del Banco Mundial y fue consultor estratégico internacional. Dirigió el programa «Inteligencia Artificial y Naturaleza» de Microsoft. Ahora viaja con su mujer e hijo de 18 meses por el mundo.

El astrofísico asturiano Bruno Sánchez-Andrade Nuño (Oviedo, 1981) leyó hace poco que se presentaron 23.500 asturianos para 509 plazas públicas: "23.000 seguro que no consiguen plaza. Solo en esas pruebas, si por lo bajo cada persona dedicó a prepararse el examen 3 meses a tiempo completo, son casi 6.000 puestos de trabajo a tiempo completo. Tener a muchísima más gente opositando que plazas es una emergencia política, una hemorragia mortal de talento y valor perdido, además de una mina de depresiones. Imagine la cantidad de empresas, startups, ONG, voluntariado, arte, música... Todo perdido por estudiar a ‘cantar’ un temario de unas oposiciones que no conseguirán".

Sánchez-Andrade reivindica ser "cuna de tecnologías que aprovechen la naturaleza"

Bruno Sánchez-Andrade. / Tino Pertierra

Obviamente, matiza, "es imperativo tener funcionarios lo más preparados posibles para unos servicios públicos de calidad, pero tenemos demasiado overbooking. Más aún, no parece una sociedad con economía muy saludable tener mucha más gente en Asturias recibiendo dinero del Estado que gente que depende de crear productos y servicios buenos que la gente quiera comprar".

Cree que "uno de los mayores problemas de la sociedad actual, en general, es la soledad, la falta de comunidad, que desgasta nuestra salud mental y física, y nos hace huraños y presas del miedo al mundo. Quizás estoy sesgado porque mi familia asturiana es muy grande, pero me da la sensación de que en Asturias somos especialmente buenos en ser comunidad, grupo, pueblo, preocuparnos unos por otros, celebrar en grupo, por espichas, y verbenas. Por una bandera que nos une sin connotaciones de patriotismos rancios. Echo de menos esa sensación de sentirse en casa cuando estoy en cualquier parte de Asturias, de saludar al cruzarse en la calle en los pueblos, de la tradición de la sidra en grupo, de ir a comer y que te traigan la pota para que te sirvas tú. De escuchar asturianismos que el español debería importar, como prestar, marcharse, fame o estrapallar".

Recuerda ir todos los fines de semana, y vacaciones, al pueblo: "A La Corrada, cerca de Soto del Barco. Aldea de un puñado de casas en una colina, que por semana tiene 20 vecinos y en verano 200. Mis días eran levantarme y salir corriendo a jugar. Los límites eran el bebedero con renacuajos a un lado, la iglesia por el otro, y el linde del monte donde en verano comíamos moras arriesgando a cogerlas entre arañas. Nuestro universo era más o menos a distancia de grito de mamá. Recuerdo volver a casa a comer en invierno al olor de la fabada en la cocina de carbón. Mi padre es profesor jubilado de Percusión, y batería de ‘Nuberu’, así que en casa siempre había baterías, xilófonos, y cuando practicaba ‘Nuberu entero’, gaitas, guitarras y demás".

Jugaba con los instrumentos cuando paraban a comer, ir con mi padre a ayudarle a poner la batería en las verbenas, hacer las pruebas de sonido y luego cenar con Chus Pedro y Gabino y el resto. Recuerdo jugar por debajo del escenario mientras tocaban, y quedar dormido en el coche esperando a volver a casa".

Sus padres le regalaron un telescopio "muy chulo un año y lo saqué al frío de la noche de invierno. Recuerdo montarlo en el medio del prao camino del monte, rodeado de frío y la luz de la luna, bajo un cielo estrellado. Los dedos entumecidos ajustando tuercas, y el vaho con la luna brillando y la oscuridad de la noche. Recuerdo que duré 10 minutos y le pedí a mis padres devolverlo porque era demasiado caro y le encontraba el valor del esfuerzo que cuesta. Curioso que años después trabajase para la NASA con telescopios en el espacio, pero a esos no hay que subir a ajustarlos en mitad de la fría noche". Su primer viaje fue "con una organización estudiantil llamada AEGEE, que ofrecía 10 días de estancia con estudiantes en Tallin (Estonia) por 100 euros. En la sucursal de banco de Gijón, al hacer la transferencia, me advirtieron que fijo era un timo, pero resultó ser una aventura real que cambió mi vida, me animó a aprender inglés, abrir la mente y querer viajar, aprender y vivir el mundo. Cuando años después organizamos lo mismo en Asturias, fue muy valioso redescubrir mi amor por Asturias a través de los ojos de gente de otros países y culturas. Realmente somos un paraíso".

Su primer viaje profesional fue "a mi entrevista para ver si me aceptaban el doctorado en Alemania, en invierno, sin saber nada de alemán. Todo muy serio y muy lejos de mi familia y amigos. Hacer allí el doctorado era mi sueño, pero parecía imposible, así que mentalmente me preparaba a disfrutar el viaje a pesar de lo complicado, y a aceptar que la alternativa de un doctorado en España no era nada mala y bastante más posible. Me ayudó a aprender una de las lecciones de vida más importantes. Perseguir tus sueños tiene siempre un coste. Cuanto mayor sea el sueño, quizá mayor el coste".

Más importante aún es "no olvidar que siempre hay alternativas que no son malas opciones. Si estás dispuesto a intentar lo imposible, a pagar ese coste, y a aceptar las alternativas si hace falta, te libera para pedirle y darle al mundo lo imposible, y disfrutar del proceso sabiendo que, de una forma u otra, las cosas saldrán bien". Lecciones: "Piensa lo que estás dispuesto a pagar. Tu tiempo, tu confort de estar cerca de tu gente, la buena comida, los paisajes... Y si estás dispuesto a perder esto temporalmente, lánzate. Puede que no salga lo que querías al principio, pero si consigues disfrutar del privilegio que es poder intentarlo, merecerá la pena".

Siempre supo que quería ser astrofísico, "y que eso era raro. Sabía que tendría que buscarme mi camino, que sería muy diferente al resto, que me llevaría a lugares lejos de casa. Hubo momentos difíciles y muy solitarios. En esos momentos ayudaba mucho pausar y recordar el privilegio de poder intentar hacer lo que uno quiere, y que siempre podría volver a casa si quería. Fue muy duro cuando decidí que ya no quería ser astrofísico y dedicarme al impacto de la ciencia en la sociedad, pero me ayudó mucho pensar que el libro de mi vida no tiene por qué tener solo un capítulo. Nunca es tarde para intentar algo si fallar no te da tanto miedo".

Prioridades políticas en Asturias: "Atraer más al trabajador remoto con mejores infraestructuras y servicios digitales, y apostar por más eventos profesionales internacionales que visualicen lo que aquí tenemos. Tenemos también un filón muy prometedor como cuna de tecnologías que aprovechen la naturaleza, como agricultura regenerativa, créditos de carbono forestales con biodiversidad, energías renovables mareomotrices o geotermales".

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