El embajador de Irán niega la mano a Letizia

Motivos culturales explican el gesto del diplomático, "vergonzoso y falto de modales", según intelectuales asturianas

El desplante del embajador de Irán a la reina en la recepción al Cuerpo Diplomático

Agencia ATLAS | Foto: EP

Mariola Riera / Agencias

"No hay bastante jabón en el mundo para lavarse de según qué contactos", sostiene la filósofa y destacada feminista Amelia Valcárcel.

Lo dice cuando LA NUEVA ESPAÑA le pregunta por su reflexión en torno al desplante que sufrió este mismo miércoles una paisana suya asturiana, la Reina Letizia, en la tradicional recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España. Y es que una vez más el embajador de la República Islámica de Irán, Hassan Ghashghavi, no estrechó la mano de la Reina, a la que sí saludó con una ligera inclinación de cabeza y el brazo en el pecho. Segundos antes sí que dio la mano al Rey Felipe.

¿El motivo de la negativa al contacto físico con la consorte real? La explicación la basan en motivos religiosos y culturales: los hombres iraníes no pueden tocar a ninguna mujer en público. No es la primera vez que ocurre con representantes del país asiático, una república islámica teocrática famosa no precisamente por su respeto a las libertades, mucho menos a la cultura universal. Lo cierto es que la Reina conocía de antemano lo que iba a pasar y fue notorio que el saludo del embajador no le sorprendió.

Letizia correspondió a Ghashghavi con semblante serio, un breve gesto de la cabeza y sin llegar a mover los brazos. Además, posó su mirada en el diplomático iraní hasta que este se salió de plano. "Me alegro por la Reina de tal falta de modales del embajador", señala Amelia Valcárcel con indisimulada sorna. "Es una suerte no tener que guardar las buenas formas ni estrechar la mano del representante de una tiranía religiosa que está enviando cada día a dos o tres personas, casi siempre jóvenes, a la muerte. No sin antes torturar y violar cuando se da el caso", concluye tajante la intelectual asturiana.

La actitud que mantuvo la Reina Letizia es aplaudida y destacada por la periodista y escritora candasina María Teresa Álvarez. "Ella lo hizo muy bien. Se mostró muy digna y segura, tiene experiencia, pues no es la primera vez que sufre algo así", expone. En su caso asume que "el protocolo es el protocolo. Los hombres tienen prohibido tocar a las mujeres en público, es su cultura y religión y hay que respetarlo".

Dicho esto, María Teresa Álvarez advierte de que es "terrible y vergonzoso" que se discrimine así a una mujer por tales razones. "Son cosas que no puedes entender. A mí personalmente me remite a los tiempos pasados, cuando a una mujer su marido la podía repudiar por no tenerle la cena caliente al llegar a casa o simplemente salir a tejer a la puerta de casa para tomar el sol", expone la escritora, inmersa en una novela sobre María Magdalena.

A esta figura recurre para contraponer el trato a la mujer en el Islam y el Catolicismo: "Por eso yo defiendo la religión católica, porque por mucha discriminación que sufra la mujer nunca se la trata así. Ahí están las palabras de Jesús con María Magdalena, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra". La escritora cree que hay que poner de manifiesto discriminaciones como la del embajador iraní, pero advierte de que no es lo más grave que ocurre con las mujeres: "Hay hombres que nos dan la mano en público y luego nos matan. Hay situaciones mucho más graves en el mundo".

Queriéndolo o no, Hassan Ghashghavi ha tenido sus segundos de gloria en la recepción. Esta duró una media hora y fueron 120 embajadores los que desfilaron ante los Reyes de España. Pero solo uno negó la mano a la Reina por ser mujer.

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