Ciencia

El núcleo de la Tierra no se ha parado

Científicos aclaran las noticias confusas sobre la ralentización de la parte más interna del planeta, que parece ser cíclica | El campo magnético terrestre se seguirá generando

El núcleo interno de la Tierra está hecho principalmente de hierro sólido, y puede girar por separado con respecto a las partes exteriores del planeta.

El núcleo interno de la Tierra está hecho principalmente de hierro sólido, y puede girar por separado con respecto a las partes exteriores del planeta. / JOHAN SWANEPOEL/SPL.

Rafa López | @Garcio72

No, el núcleo de la Tierra no se ha parado, por lo que no habrá consecuencias catastróficas. El estudio publicado el lunes en “Nature Geoscience” ha tenido una importante difusión, no siempre con rigor. Incluso el presidente del Gobierno aludió a él en su comparecencia del martes en el Congreso de los Diputados: “Hemos tenido que responder a emergencias insólitas, ayer mismo la ciencia nos dijo que el núcleo de la Tierra... Bueno, me voy a quedar ahí”, dijo Pedro Sánchez, dando a entender que afrontaba como líder un nuevo cataclismo, tras la pandemia del COVID-19 y la invasión de Ucrania. Pero no hay motivo para el dramatismo, como aclaran científicos del Instituto de Geociencias IGEO, adscrito al CSIC y a la Universidad Complutense de Madrid.

Recordemos primero que la Tierra genera un campo magnético a su alrededor, cuyo efecto es visible en las auroras boreales y australes, producto de la interacción de esa barrera invisible con partículas procedentes del Sol, el llamado viento solar. Se considera que ese campo magnético está generado por una dinamo, debido al movimiento del núcleo interno, una esfera de hierro sólido de unos 2.400 kilómetros de diámetro –la distancia de Madrid a Berlín, aproximadamente–, que gira en el núcleo externo, que es fluido y está formado por hierro fundido y otros metales.

Según esta hipótesis, si el núcleo del planeta se detuviese del todo ya no tendríamos dinamo y desaparecería el campo magnético que, entre otras cosas, nos protege de las tormentas solares. En este escenario catastrófico se basó, con las licencias típicas de Hollywood, la película “El núcleo” (2003), considerada en una encuestra entre científicos como uno de los peores largometrajes de ciencia-ficción. Si la magnetosfera se debilitase, las continuas tormentas solares podrían afectarnos cada vez más, lo que perjudicaría las comunicaciones vía satélite y la navegación GPS que utilizan buques y aviones.

Hugo Barreiro.

Lo primero que hay que dejar claro es que el núcleo no se ha parado –precisan en un artículo divulgativo Alberto Molina Cardín, Marina Puente Borque y Pablo Rivera Pérez, del Instituto de Geociencias (IGEO-CSIC-UCM)– Hasta ahora se pensaba que el núcleo interno rotaba un poco más rápido que el manto y la corteza (...) Según este nuevo estudio, el núcleo se habría frenado hasta alcanzar la misma velocidad de rotación que las capas más externas o incluso una velocidad ligeramente inferior”, explican.

La ralentización resulta bastante imperceptible, añaden, y ponen el ejemplo de un coche que circula a 121 kilómetros por hora y que adelanta a nuestro coche, que va a 120. Cuando las velocidades de ambos vehículos se igualan, vemos el otro coche detenido, aunque se desplace a 120 por hora. “De la misma forma, el núcleo se habría frenado y, ahora, al rotar a la misma velocidad que el manto y la corteza, desde la superficie terrestre lo veríamos parado”, apuntan.

¿Cómo han detectado los científicos esta ralentización? Estudiaron terremotos generados en las Islas Sandwich del Sur, en la zona sur del Océano Atlántico, y estudiaron la señal registrada en un observatorio de Alaska, casi en sus antípodas. Si el tiempo de viaje de las ondas sísmicas cambiaba con los años significaba que el núcleo interno se estaba adelantando a la corteza. Las ondas estaban atravesando zonas distintas del núcleo con distintas propiedades. Sin embargo, desde 2009 las ondas están tardando siempre lo mismo en atravesar el núcleo. Deducen por ello que el núcleo está inmóvil respecto a la superficie; es decir, que gira a la misma velocidad que ella. Obtuvieron los mismos resultados cuando ampliaron el estudio a terremotos generados en otros puntos del planeta, respaldando las conclusiones anteriores.

Esta ralentización del núcleo tampoco es nueva. Al parecer, el núcleo presenta unos ciclos de oscilación en cuanto a la velocidad de rotación que duran unos 70 años, puesto que en 1970 se detectaron patrones similares, señalan desde el IGEO. “Esta misma frecuencia –de 70 años– aparece también en otros observables geofísicos, como el campo geomagnético, la duración del día o el clima, lo cual sugiere que puedan estar relacionados”, destacan.

Duración de los días

Tampoco es nuevo otro de los efectos que se plantean en el estudio que la duración de los días varíe: en el Mesozoico, periodo que terminó hace 66 millones de años, los días duraban 23 horas. La Tierra giraba más rápido entonces, y ahora la rotación es más lenta. Esto se debe a que la Luna se aleja de nuestro planeta a razón de 3.82 centímetros por año, lo que ralentiza la rotación de la Tierra, aunque el efecto es imperceptible a escala humana.

Respecto a las implicaciones en el clima, los científicos del IGEO, explican que “el artículo propone que podría existir alguna relación”, pero que el origen de las variaciones en el clima que se producen al cabo de décadas aún no se conocen completamente. “Además, no parece probable que cambios tan pequeños en la rotación del núcleo puedan tener efectos realmente apreciables”, sostienen.

En cualquier caso, como dicen los científicos del Instituto de Geociencias, la Tierra frena, pero no se detiene, y todo sigue (casi) igual.

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