Manu y Edu, el nuevo mundo de la pintura asturiana
Los dos artistas, con taller en el barrio ovetense de San Lázaro, dan el salto y exponen en Los Ángeles, Londres y Hong Kong
Los pintores Manu García (Oviedo, 1994) y Edu Carrillo (Santander, 1995), que comparten estudio en el barrio ovetense de San Lázaro, han dado un salto internacional que les ha llevado a exponer su obra en Los Ángeles, Londres, Hong Kong y Dinamarca. Tras la pandemia, su trabajo empezó a alcanzar un notable reconocimiento en el mercado artístico fuera de España, que los está situando entre los jóvenes artistas asturianos de mayor proyección internacional.
Al principio fue Instagram. Las galerías que les están abriendo puertas por otros países de Europa, Norteamérica y Asia llegaron a ellos después de seguir su trabajo en sus respectivos perfiles de la red social. Allí encontraron una obra fuera de la convención y muy fiel a sí misma, una reivindicación de la pura pintura en tiempos de tanto NFT’s digital.
Manu García, que además es saxofonista del grupo "Alberto & García", donde canta su hermano Alberto, comenzó su carrera internacional en 2022 participando en la colectiva organizada en París por la galería MaRuttkowsky 68. En febrero de 2023 participó en otra colectiva en Dinamarca, organizada por HAGD-contemporary. Recientemente acaba de volver de una residencia en Los Ángeles (Estados Unidos), donde creó 12 piezas que se expusieron en los espacios artísticos The Cabin & The Bunker (Los Ángeles). En septiembre, Manu inaugura en la galería londinense BeersLondon y un mes después otra individual en la galería HAGD-contemporary de Dinamarca.
La obra de Manu García es, sobre todo, proceso. "Hay otras obras donde lo que más prima es el resultado y, en la mía, la parte procesual es tan importante como el resultado. Yo no calculo la imagen y la reproduzco. Creo que estoy constantemente abriendo puertas, investigando nuevas maneras de expresión, encontrando nuevas ideas o perfeccionando hallazgos anteriores. Los cuadros tienen un punto azaroso, procuro estar alerta ante lo que surge del azar y aprovecharlo. Estoy en un juego constante con lo que pasa en la obra. La idea de juego es algo que está muy presente a la hora de pintar". Los lienzos de este artista y músico son una confluencia de colores, figuras, símbolos, "un juego de recursos pictóricos, desde cosas más propias de una academia de pintura a otras imágenes que ves por la calle fortuitamente en un grafiti o en un cartel que arrancaron". Manu García renuncia a la linealidad "a la que estamos acostumbrados para entender la cosas, tal y como ocurre en un libro, en una película. En realidad, las cosas no suceden así, la mente trabaja con varias ideas a la vez", indica.
Hasta el día 22, la JPS Gallery de Hong Kong muestra obra de Edu Carrillo en la exposición individual titulada "Painting is such a big problem for painters". Al mismo tiempo la L21 Gallery de Palma de Mallorca también está dedicando otra individual a Carrillo. Esta lleva por título "Lazy Workaholic" y ocupa la sala de mayor tamaño del espacio expositivo. Esta muestra se prolongará hasta el 24 de mayo. Próximamente, Edu Carrillo participará en la colectiva organizada por la Lorin Gallery de Los Ángeles que lleva por título "Three tenses of Contemporary".
La residencia en Corea
Edu Carrillo: "Los dos proyectos que ahora expongo derivaron de una residencia en Seúl en agosto de 2022 organizada por la colección Kontemporary, donde estuve produciendo 12 piezas en dos semanas. Fue una matada de curro. Así que después de la residencia de Corea llegué, no sabía qué pintar y al final decidí trabajar sobre la idea de no trabajar. Sobre cuánto de productivo puede ser no trabajar. Y así la expo de L21 que tengo ahora en Palma son ocho piezas con ocho momentos distintos, hablando sobre ir al taller y no saber qué hacer. O hacer ese tipo de actividades que te mantienen tranquilo, como que regué las plantas, que leí un libro, que comí una manzana". Carrillo enfoca la pintura como un juego. Un juego muy serio que se ejerce con muchas horas en el taller y que, al final, es su forma de vivir. "La pintura se cuela en todos los procesos de mi vida. La verdad es que soy un desastre y voy siempre manchado de pintura", bromea. "A Manu y a mí nos gusta pintar y estar en el taller, mezclar colores y jugar con ellos sin presión, que fluyan las cosas pero sin esa presión de tener que llegar a un resultado que tengas en mente. Que las cosas vayan apareciendo de manera natural. Confiar en tu trabajo y en tu manera de pintar. Es divertido. Es pasármelo bien. Estar en ese punto de no saber muy bien qué va a salir. De no tener planeadas las cosas y que te sorprendan. Y la pintura consiste en estar todo el rato planteándote retos y soluciones a esos problemas. Y a veces una solución es un problema en el siguiente paso que das".
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