Jorge Volpi: "No existe Estado de derecho en términos penales o criminales en México"

El escritor radiografía en las Tertulias del Campoamor la violencia en su país, donde solo se resuelve el 0,5 por ciento de los casos

Jorge Volpi. | Luisma Murias

Jorge Volpi. | Luisma Murias / T. Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Oviedo

El goteo de sangre derramada en la guerra contra el narcotráfico en México a partir de 2006 fue creciendo hasta volverse insoportable. "Los noticieros informaban a diario sobre esa situación terrorífica y se llegó al punto en el que ya no importaba, el ser humano necesita vivir con vierta normalidad, se asumían esas cifras". El escritor mexicano Jorge Volpi radiografió ayer a preguntas del periodista Eduardo García en las Tertulias del Campoamor la enfermedad mortífera de su país, aunque, matizó, esa violencia extrema "no es igual en todas partes, hay zonas donde la hay y otras en las que no. En Ciudad de México, por ejemplo, hay oleadas de extranjeros que van a residir allí porque es una ciudad segura, dentro de lo segura que puede ser una gran urbe de 20 millones de habitantes. En cambio, cerca de ella o de zonas turísticas hay otras devastadas". Hay que sobrevivir, en suma, y una vía para hacerlo es admitir una especie de "normalidad" aunque haya 350.000 muertos y solo se hayan resuelto 1.500 crímenes: "No existe Estado de derecho en términos criminales o penales".

Luisma Murias

Jorge Volpi, a la izquierda, durante su conversación con Eduardo García. | Luisma Murias / T. Pertierra

Negó que hubiera una "violencia ancestral, ha habido distintas etapas. En los años 30 México era una sociedad más pacífica que Europa, sin las atrocidades de acá. Por eso hubo tanto exiliado español o europeo. Fue a partir de la guerra contra el narcotráfico cuando se volvió una sociedad hiperviolenta y con zonas móviles, que en diez años cambiaban para mejor o para peor".

Volpi resaltó que su "obsesión es entender el poder y el mal. Mis novelas no son policiales el uso. En ‘Partes de guerra’ quería confrontar el mundo de unos niños y adolescentes en un pueblo de Chiapas con el de unos neurocirujanos de la capital. La civilización frente a la barbarie en un lugar alejado y marginal. Y se convierten en espejo un mundo del otro, no sabes cuál es el salvaje y cuál el civilizado".

En esta novela, Jorge Volpi ha intentado que el resultado no sea tan cerebral como sus obras anteriores para que hubiera "un carácter más emocional, y es que somos seres emocionales, y se percibe a la hora de tomar decisiones. Lo racional es muy lento y por eso a veces parece mejor hacerlo con el factor emocional, automático".

Su visión del mundo de las redes sociales es negativa: se tiene "la falsa idea de que hay un discurso público –en un medio privado–. El mundo virtual lo vivimos como real, lleno de violencia e insultos, que obliga a ser exhibicionista y voyeur al mismo tiempo, mostrándote como quisieras ser visto. Es un juego interesante y perverso, una simulación permanente, en la que la búsqueda de likes se convierte en algo adictivo como la droga".

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