XXX Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo

"La Dolores" regresa a lo grande

El clásico de Bretón llena el Campoamor de una energía vibrante, en una producción conmemorativa del centenario de la muerte del compositor

Por la izquierda, Juan Noval-Moro, David Menéndez y María Heres, momentos antes del ensayo. | Luisma Murias

Por la izquierda, Juan Noval-Moro, David Menéndez y María Heres, momentos antes del ensayo. | Luisma Murias / Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Bulle el Campoamor en los ensayos de "La Dolores", la gran ópera de Tomás Bretón y uno de los máximos exponentes del verismo musical español. Son palabras mayores: tres actos, tres horas de función, una decena de cantantes, otros tantos bailarines, tres acróbatas, gigantes, cabezudos, una rondalla infantil, una jota colosal… No es fácil encajar esa producción, con la que el Teatro de la Zarzuela ha conmemorado el centenario del fallecimiento del compositor, en el escenario ovetense, mucho menos espacioso y con menos recursos técnicos. Hay que trabajar mucho y hacerlo con precisión para que todo esté a punto para el estreno del día 27 de abril (20.00 horas). Hay agitación, se nota en los pasillos del teatro.

Los cantantes, que ya llevan varias semanas en Oviedo, tienen el instrumento bien afinado. Para la joven soprano Mónica Conesa (Dolores), nacida en Estados Unidos y de origen cubano, este es su debut en España. El barítono Ángel Ódena (Melchor) y el tenor Jorge de León (Lázaro) se mueven con soltura por el Campoamor y por Oviedo. Ambos son habituales en las temporadas de ópera y de zarzuela y se les recibe como si fueran de la casa. Dice Ódena que "en España, como Oviedo no hay ninguna ciudad, y fuera es difícil encontrarla" y sostiene que el mayor valor de Oviedo, al menos en lo cultural, es su amor por la música y su programación lirica, sus conciertos y sus recitales. De León mantiene vínculos muy especiales con la ciudad: aquí, donde había viajado para cantar en "Madama Butterfly", se casó en 2020, en plena pandemia.

"La Dolores" se estrenó en 1895 en el Teatro de la Zarzuela y no ha sido hasta este año que ha vuelto a su escenario. Es una ópera poco representada, aunque nadie acaba de explicarse muy bien por qué. Ángel Ódena que la cantó, ya va para casi 20 años, en el Teatro Real, en una versión de José Carlos Plaza, admite que no entiende "porque no se ha hecho más". "Es una ópera muy lograda, verismo puro. Hay momentos que suenan a Wagner…", comentaba el pasado jueves, minutos antes de entrar al primer ensayo en escena, con vestuario y ante piano. "El verismo es teatral, muy cinematográfico", reflexionaba.

Dos momentos del ensayo: cantantes del coro infantil Divertimento y, a la derecha, Amelia Ochandiano pasa revista al coro con el vestuario. | Luisma Murias

Cantantes del coro infantil Divertimento. / Elena Fernández-Pello

Parecidas reflexiones se hace Oliver Díaz. Entre los papeles que tiene en la mesa en su camerino hay una antigua edición de la versión teatral de "La Dolores", de José Feliú y Codina, de la colección "Teatro Moderno". "No se ha hecho demasiadas veces y yo estoy convencido de que es una obra maestra, lo que pasa es que no siempre tratamos con justicia lo nuestro. No es cuestión de que la música o la obra no sea buena, sino de que la miramos por encima, sin la misma intensidad o atención que otro repertorio", explica. De paso, reconoció a Bretón como "a uno de nuestros compositores cumbres".

"‘La Dolores’ es una obra de gran dificultad. Lo normal es coro y orquesta, aquí estamos hablando de coro, orquesta, rondalla, banda interna –la Banda "Ciudad de Oviedo", que es un lujo para nosotros–. Mucha ilusión, pero mucha responsabilidad", explicaba Díez. El director detecta cierta "pereza" a la hora de poner en pie repertorio español, del que hay menos referencias históricas. Recuerda haber repescado algunos títulos durante su etapa como director musical del Teatro de la Zarzuela, que luego han sido reconocidas como "obras maestras, y las que no han funcionado bien ha sido por responsabilidad nuestra, porque no hemos acertado". "Eso me hace pensar que tenemos verdaderas joyas por descubrir: tenemos 7.000 títulos en la SGAE (la Sociedad General de Autores) y conocemos unos cien", añadió.

"La Dolores" regresa a lo grande

Amelia Ochandiano pasa revista al coro con el vestuario. | Luisma Murias / Elena Fernández-Pello

En "La Dolores" del Campoamor hay una amplia representación local. El ovetense Oliver Díaz se pondrá al frente de la orquesta Oviedo Filarmonía, y con ellos tocarán y cantarán la Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo", que dirige José Manuel San Emeterio; la Banda de Música "Ciudad de Oviedo", con David Colado a la batuta, y los chavales del coro infantil de la Escuela Divertimento, a cargo de Cristina Langa. También hay una debutante autóctona, María Heres (Gaspara), en su primer papel como solista. David Menéndez (Rojas), Juan de Dios Mateos (Celemín), Gerardo Bullón (Patricio), Juan Noval-Moro, Adrián Begega y Sergey Zavalin completan el reparto.

La grandeza de "La Dolores", con su historia trágica y su sangriento final, salta a la vista nada más entrar en el teatro, antes de que empiece la acción. El escenario ovetense se queda corto para tanto decorado y ha habido que ampliarlo con una plataforma que sobresale hacia el foso, en el lateral derecho. Y, pese a la oscuridad de la historia que narra, es una obra luminosa, que Amelia Ochandiano, la directora de escena, ha situado en la España de los años 50, salpicada de estampas costumbristas, de músicas y bailes populares.

Hay muchos aspectos que valorar en la ópera de Bretón y en esta producción del Teatro de la Zarzuela que la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo presenta en su festival de zarzuela. La música, por supuesto; la escena, el argumento, su mensaje de fondo. Ángel Ódena tiene claro: "‘La Dolores’ es un grito a la libertad de la mujer".

Suscríbete para seguir leyendo