Amelia Valcárcel: "‘La Regenta’ solo puede tener una forma escénica y esa es una ópera"

La filósofa pensó en llevar la obra al teatro hace 30 años y en 2002 "lo vi claro: había con quién y había que hacerlo aunque no hubiera con qué"

Amelia Valcárcel y Marisa Manchado.

Amelia Valcárcel y Marisa Manchado.

A. Rubiera

A. Rubiera

La catedrática de Filosofía Amelia Valcárcel va a ver cumplido un largo deseo cuando el próximo mes de octubre se presente, en estreno mundial, la ópera "La Regenta". Una obra de la que es coautora junto a la compositora madrileña María Luisa Manchado. Se trata de una producción del Teatro Real y el Teatro Español que se llevará a escena en las Naves Matadero de Madrid, dentro de la temporada 2023-24 del Real, recién presentada.

Valcárcel es "coautora" porque su firma está en el libreto operístico, sobre el texto homónimo de Leopoldo Alas, Clarín. Dicen los conocedores del trabajo que se ha hecho que ha sido una labor "en íntima colaboración entre ambas a la manera de un Da Ponte/ Mozart o un Boito/Verdi". Y es también impulsora porque fue en su mente donde primero se gestó la idea de llevar a Vetusta, a Ana Ozores y a Don Fermín a las tablas de los teatros en versión musicada. De eso hace ya algo más de treinta años.

"El proyecto es de 1993. En aquellos días –Valcárcel era consejera de Educación y Cultura con Antonio Trevín como presidente del Principado– pensé en encargar la ópera a alguien desde la Consejería de Cultura, que yo llevaba, pero no fue posible. Ningún tramo del presupuesto tenía previsto poder realizar encargos musicales", explica.

La falta de presupuesto regional debió llevarla a intentar otras formas de financiación, así que "cuando Carmen Alborch y yo firmamos el acuerdo que permitió construir el Auditorio de Oviedo, le hablé del asunto", recuerda Valcárcel. El proyecto de la ópera de "La Regenta" iba materializándose como idea, cada vez con más forma, pero sin poder plasmarse en ningún encargo concreto. De tal manera que la catedrática leonesa afincada en Asturias recuerda que en las ocasiones en las que se veía con Alborch "nos preguntábamos una a otra, cada año, por ello. Cuando hube de abandonar (la Consejería) no lo olvidé".

Pasó el tiempo y la "alineación de estrellas" que encaminó la ópera por la buena senda ocurrió en un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). "María Teresa Alvarez y yo codirigimos juntas algunos cursos de verano espléndidos; tengo muy buen recuerdo. Y con Marisa Manchado coincidí en uno de ellos sobre sobre arte y mujeres, en agosto de 2002", comenta Amelia Valcárcel. Dice la filósofa que fue entonces cuando "lo ví claro. Había que hacerlo, había con quién y lo haríamos aunque no hubiera con qué... gratis et amore", sostiene.

"Jamás", dice contundente Amelia Valcárcel cuando se le pregunta si en alguna ocasión anterior había trabajado para algún proyecto de artes escénicas. Nunca lo había hecho, pero eso no quita para que su conocimiento como espectadora le llevara al pleno convencimiento de que "La Regenta" de Clarín podía tener una buena forma operística. Es más, su opinión es que "es imposible que la tenga en ninguna otra forma. Con ‘La Regenta’ ya se han intentado la película, las series y el ballet. El talento a Gonzalo Suárez –director de "La Regenta" (1974)– le sobra... pero ni así. Suele decirse que de novelas mediocres salen películas buenas, pero es imposible narrar en imágenes una novela como ‘La Regenta’, que es una cumbre absoluta".

Sobre cómo ha construido para la ópera los personajes que ideó Clarín, Valcárcel recalca que Ana Ozores "no es protagonista; en realidad su historia es la oportunidad de narrar Vetusta. Un cuadro, por cierto, que ni Bruegel –en referencia a uno de los maestros de la pintura flamenca–. La novela se la he oído analizar a gente suficientemente capaz. Para Marina Mayoral ella es el único personaje por el que Clarín tiene compasión o incluso cariño. Carmen Bobes, uno de esos talentos enormes que posee Asturias, me ha dado en muchas ocasiones apuntes excelentes, que yo no había percibido, de la novela. La ópera, sin embargo, reposa sobre la trama. Tiene que hacerlo. La música pinta de otra manera. Espero que el libreto haya logrado transmitir ese marco", encadena, a la vez que asegura que en ese libreto que ha firmado no se ha tomado ninguna licencia de autora. "No tiene ninguna. Es literal. Cada escena y cada frase son exactas" a la novela de Leopoldo Alas, Clarín.

Sabiéndoselo todo al dedillo, lo más difícil, afirma, "fue encontrar el tiempo para ir tejiendo la ópera con Marisa Manchado".

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