Entrevista | Marisa Manchado Torres Compositora, autora de la ópera «La Regenta»

"Siempre supe que la ópera ‘La Regenta’ se estrenaría, en el Real o en Sidney"

"Cuando Amelia Valcárcel me propuso el proyecto me pareció imposible, la obra de Clarín es demasiado densa; pero fue posible y el libreto es magistral"

Marisa Manchado  Torres. | Rafa Martín

Marisa Manchado Torres. | Rafa Martín / A. Rubiera

A. Rubiera

A. Rubiera

El Teatro Real de Madrid ha programado para el próximo mes de octubre el estreno mundial de la versión operística de «La Regenta». Será una de las apuestas iniciales de la nueva temporada del Real, un coproducción de la citada institución con el Teatro Español. Y será un hito por lo que supone de llevar al repertorio operístico una obra cumbre de la literatura española. La catedrática de Filosofía Amelia Valcárcel fue quien pensó, hace casi 30 años, en esta ópera. Y ella se ha encargado del libreto –muy fiel, ha dicho, a la obra de Clarín–. La música ha sido cosa de la compositora y pianista madrileña Marisa Manchado Torres.

–«La Regenta»... Por fín se programa su estreno. ¿Pensó que llegaría el momento o ya dudaba?

–Pues la verdad es que siempre supe que «La Regenta» acabaría estrenándose, en el Real, en Sidney, en Bastilla o en versión concierto, pero sí, sabía que se estrenaría.

–Amelia Valcárcel recordaba esta semana que en 2002 ya vio claro que este proyecto (con el que ella empezó a soñar en los años 90) tenía compositora: María Luisa Manchado. Y en alguna entrevista usted misma decía que el proyecto lo acabaron en 2015. ¿Qué pasó desde ese momento inicial hasta ahora?

–Lo que pasó fue una colaboración «mano a mano», como Da Ponte-Mozart o Boito-Verdi, lo que significa que Amelia iba sintetizando escenas y yo iba componiéndo los leitmotiv o las texturas orquestales, o el ambiente de la escena. Y como lo hacíamos en períodos vacacionales, por amor al arte, pues nos ha llevado bastante tiempo concluirla. Efectivamente, en 2015 estaba concluida la versión grande, es decir con orquesta grande, pensada para un teatro que permitiera los múltiples cambios escénicos.

–¿Tan difícil es llevar obras nuevas al circuito operístico nacional? ¿Se apuesta demasiado por los mismos grandes títulos clásicos?

–Bueno, es una quimera, es casi imposible o al menos es muy difícil, porque en mi opinión repetir los títulos de siempre está muy bien, es éxito garantizado y además son obras que se lo merecen; pero arriesgarse con obras nuevas es una garantía de patrimonio, de futuro y debería ser una práctica más extendida y más habitual. Y esto que digo no es exclusivo de nuestro país, aunque ciertamente Reino Unido, Alemania y el norte de Europa en general, se arriesgan más con obras de creación contemporánea, aunque eso sí, de autoría de sus respectivos países. Porque protegen mucho su cultura.

–¿Cómo ha sido el trabajo con Amelia Valcárcel como libretista de la ópera?

–Ha sido estupendo, fácil y divertido. Creo que ambas hemos disfrutado mucho, yo desde luego.

–Ha hecho otra ópera con Rosa Montero. Intuyo que eso supone que trabaja bien con mujeres aunque no se hayan destacado por una formación musical o una producción musical. ¿Qué necesita, como compositora, de un libreto?

–Sí, mi primera ópera es de 1994 y el libreto lo realizó Rosa Montero a partir de su novela «Temblor». En aquella ocasión ella residía en Virginia y yo en París. Era la época en que aún no existía la comercialización del correo electrónico (nos manejábamos por teléfono y fax) y aún así fue muy fácil trabajar, nos entendimos perfectamente. En esta ocasión también ha sido así, aunque más cercano todo, pues nos reuníamos para trabajar en casa de Amelia, es decir, directamente convivíamos. Respecto al entendimiento libreto-música yo creo que lo fundamental es el entendimiento como personas y luego el respeto mutuo. Un libreto debe ser escueto, porque el texto cantado siempre dura mucho más que hablado, y no es fácil, nada fácil, condensar un desarrollo dramático y unos textos para ser cantados, pero la realización le corresponde al autor/autora del mismo, a no ser que sea la misma persona quien compone y elabora el libreto. Lo más que puede hacer quien compone, es sugerir. En cuanto a la música, ésta debe servir al desarrollo del drama, incluidas las líneas cantadas.

–¿Esas colaboraciones deben entenderse también como otra muestra de su compromiso por reforzar la presencia de las mujeres en la música, desde todos los ámbitos?

–Sin duda.

–Amelia Valcárcel dice que «La Regenta» solo puede tener una forma escénica, y esa es una ópera. ¿Lo comparte?

–Bueno, yo ahí no intervengo. Cuando Amelia me propuso hacer la ópera, recuerdo que mi respuesta fue, ¡eso es imposible! «La Regenta» es demasiado densa. Sin embargo, ha sido posible y desde mi punto de vista el libreto es magistral.

–Clarín deja en esta obra muchas muestras de su gusto musical. ¿Le ha motivado ese hecho a la hora de hacer la partitura?

–Pues no especialmente, a mí me ha motivado Amelia, su libreto y sin duda ninguna el texto de Clarín, que es magnífico, desde todos los puntos de vista.

–Algo ya ha mencionado, pero si le pido que piense en 20 años atrás, cuando le hacen la propuesta de la ópera… ¿Qué sabía de «La Regenta» y cómo se tomó llevar al terreno musical una obra tan «cumbre» de la literatura española?

–Pues como ya he dicho, a Amelia le contesté que era imposible llevar «La Regenta» a un escenario operístico. Pero la verdad es que la novela yo la conocía bastante bien, la había leído en la adolescencia y más tarde de nuevo. Recordaba el ambiente tremendo que desprende la novela, más que los protagonistas, insisto, recordaba ese ambiente oscuro y opresivo.

–Justo. «La Regenta» es un ambiente, Vetusta, y unos protagonistas… ¿qué ha querido llevar a escena o qué parte de la novela le interesaba más?

–Pues una vez que acepté el reto de Amelia me releí la novela, ya con otros oídos, con otra mirada. Y me reafirmé en ese recuerdo que yo tenía: era una novela de ambientes «eternos» más que de personajes, es decir, había que transmitir la oscuridad, el miedo, el abuso de poder, la mentira sistemática o lo que se denomina eufemísticamente convenciones sociales, y también un poco de aburrimiento existencial. Sí, es Vetusta, pero para mí podría ser cualquier otro lugar del mundo, para mí la grandeza de «La Regenta» es precisamente eso, que es una descripción magistral de un lugar universal.

–¿Cómo describiría la partitura que ha hecho?

–La partitura ha estado, está, al servicio del drama, de las escenas, del desarrollo dramático. Es decir, es todo un trabajo de despersonalización, pues sin banalizar ni «aligerar» la escritura musical, esta ha estado al servicio de la escena y al servicio del personaje en cuestión. En ese sentido hay un leitmofiv para cada personaje y hay leitmotiv para situaciones. Por ejemplo, la escena del baile en el casino es obsesiva y aparentemente agradable, pero acaba convirtiéndose en algo infernal casi insoportable. De cualquier modo, la música, a pesar de ese enorme trabajo de despersonalización que decía, no deja de tener resquicios en los que me he permitido licencias más de gusto personal.

–Imagino que le gustaría que la temporada de la ópera de Oviedo incluyera en algún momento esta obra. ¿Hay algo avanzado sobre esto?

–Hubo un tiempo en que hablé con el entonces director de la Ópera y se iniciaron unas conversaciones que finalmente acabaron interrumpidas, entre otros motivos porque cambió la dirección. Pero sí, creo que Oviedo debería programar en temporada esta ópera.

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