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Pizarro: "Un modelo farmacéutico sin fines de lucro puede salvar millones de vidas"

El director ejecutivo de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas reclama más recursos a la comunidad política y científica

Luis Pizarro. | DNDi

Un premio que puede ayudar a salvar muchas vidas. Así de importante es la concesión del "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional a la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi en sus siglas en inglés), organización con 20 años de historia que desarrolla nuevos tratamientos para pacientes de comunidades pobres y vulnerables. Una labor admirable que recibe ahora desde Asturias un gran espaldarazo para aumentar su visibilidad.

El jurado decidió por unanimidad premiar a esta organización sin fines de lucro tras haber desarrollado numerosos medicamentos "eficaces", "accesibles" y "asequibles" para dolencias que causan "graves estigmas sociales y millones de muertes al año". Como respuesta al problema, destaca el jurado, "cinco entidades públicas y privadas de Brasil, Francia, India, Kenia y Malasia, junto con dos organizaciones internacionales, impulsaron esta iniciativa". La DNDi tiene su sede en Ginebra, pero ha cooperado con instituciones médicas de todo el mundo.

El director ejecutivo de DNDi, el chileno Luis Pizarro, que vendrá en octubre a Oviedo para recoger el galardón, espera que este premio "excepcional" ayude a los 1.500 millones de víctimas de enfermedades desatendidas que no reciben el tratamiento que necesitan. "Es un verdadero honor", señaló en un comunicado, y subrayó que "llega en un momento especial para nuestra organización, que este año celebra su vigésimo aniversario. Junto con nuestros socios, hemos desarrollado 12 nuevos tratamientos para las poblaciones más desatendidas del mundo y hemos demostrado que un modelo alternativo de investigación y desarrollo farmacéutico sin fines de lucro puede salvar millones de vidas. Estamos particularmente orgullosos de los exitosos programas de investigación que hemos establecido con instituciones médicas líderes en España y América Latina para descubrir y desarrollar nuevos medicamentos contra enfermedades devastadoras, como el Chagas y la leishmaniasis, que continúan causando el enorme sufrimiento de millones de personas".

El cambio climático cambia el foco

Según señaló en una entrevista a la agencia "Efe" estas enfermedades "afectan a más de 1.500 millones de personas en el mundo, pero como son generalmente personas pobres, que viven en lugares alejados de las capitales, no son interesantes para una investigación basada en las ganancias económicas".

"Nosotros pusimos alrededor de la mesa a académicos, investigadores, compañías farmacéuticas y organizaciones filantrópicas y tratamos de ver con ellos cómo podíamos lograr que avanzaran la investigación y el desarrollo", explicó. "Lo que nosotros hemos propuesto es que cuando trabajamos todos juntos es posible", afirmó, e insistió en que la investigación sobre el tratamiento de las enfermedades desatendidas también merece atención en Europa y América.

"El cambio climático está cambiando el foco, el lugar y el espacio donde estas enfermedades se desarrollan o tienen más incidencia. Las enfermedades tropicales, por ejemplo, son muy sensibles al calentamiento global", advirtió. La DNDi espera que este premio sirva para que el problema de las enfermedades desatendidas pase a ocupar un rol central en la agenda médica iberoamericana. "Lo que necesitamos es que toda la comunidad política y científica tenga en mente este tipo de enfermedades", aseguró, y para ello pidió "más recursos humanos y financieros".

De la relevancia del "merecido" premio dejó constancia Alfredo Menéndez Antolín, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Asturias, por "poner de relieve el gran valor que su trabajo aporta a la salud mundial y específicamente a la población a la que dedican su admirable trabajo".

Tras la lectura del acta, el miembro del jurado Pedro Alonso, epidemiólogo y exdirector del Programa Mundial de Malaria de la Organización Mundial de la Salud, recordó que el premio pone el foco en algo que debería seguir "siendo una prioridad de la agenda internacional. Es un premio para una iniciativa que se lo merece, pero que ayuda a resaltar lo que quizás estamos empezando a olvidar y es que hay una enorme agenda todavía inacabada de equidad de salud en el mundo".

El máximo responsable del Comité Español de UNICEF, el asturiano Gustavo Suárez Pertierra, destacó los "importantes" descubrimientos contra dolencias que "suenan muy lejanas" en las sociedades desarrolladas, pero que en los territorios de "ingresos bajos y medios constituyen verdades barreras" para que las personas puedan vivir "con todas las condiciones a las que estamos acostumbrados en el estado de bienestar".

Por su parte el presidente de Médicos del Mundo en España, el asturiano José Fernández, destacó "el acierto" de un premio que recuerda que solo "el 10% de la investigación y desarrollo farmacológico está orientado al 90% de la población mundial", que es la que no vive en los países del Norte económico. Y alabó el trabajo de una entidad que tiene que lidiar con la "enorme complejidad" de hacer ensayos clínicos tan seguros como los que más, en contextos muy difíciles, y además propiciar tratamientos "que sean fáciles de implementar en las comunidades a las que se dirigen".

También los compañeros españoles de Médicos Sin Fronteras, entidad matriz de la DNDi, se mostraron ayer "felices por el premio a nuestros compañeros". Que en su día soñaron con revertir una realidad trágica ya que "los medicamentos esenciales para el tratamiento de muchas enfermedades que afectaban a los más pobres del mundo eran demasiado caros, altamente tóxicos, ineficaces o habían dejado de existir". Por eso, Nagore Eskisabel, delegada de Médicos Sin Fronteras en Asturias, decía ayer que "sentimos los logros y avances del DNDi como nuestros en el mejor sentido".

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