Entrevista | Rubén Correa Experto en software educativo e Inteligencia Artificial

"El mundo educativo formal abandonó potenciar la inteligencia humana, y la IA llegó antes de lo previsto"

"La muerte de la Universidad como modelo tradicional está muy cerca; lo que no morirá es el prestigio de una institución"

Rubén Correa. | |   IRMA COLLÍN

Rubén Correa. | | IRMA COLLÍN / T. Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

El emprendedor peruano Rubén Correa Laimes defiende la mejora de las capacidades de aprendizaje del ser humano a través de la tecnología. Impulsor de los beneficios de los programas digitales en el campo de la educación que desarrolla como gerente general de la empresa Soft Belt en el mercado americano, ha visitado Asturias para animar a los empresarios de la región a aplicarlos. Las ventajas y peligros de la Inteligencia Artificial (IA) o el fin del modelo tradicional de la Universidad son algunos de sus planteamientos.

–¿Por qué Asturias?

–Es un lugar paradisíaco por lo verde, por lo limpio, por lo seguro. Acá tengo grandes amigos que estudiaron en un colegio marista, como yo. Se retiraron y vinieron a España. El mundo online permite trabajar desde cualquier lugar.

–¿Cómo puede ayudar la tecnología a la mejora mental?

–Con la irrupción de la Inteligencia Artificial sabemos que mejorar las capacidades de aprendizaje es mejorar la inteligencia. La Universidad debiera tenerlo como objetivo. Y eso no es utópico. Se puede, y con la ayuda de software más aún porque te permite detectar qué capacidad de memoria tiene a corto plazo, cuántas palabras por minuto lees, cuántas ideas puedes procesar y en qué tiempo… En un texto de dos páginas hay gente que lo hace en 30 segundos y otra en tres minutos. Y permite individualizar. Es decir, que un profesor, al enseñar a un grupo de 30 alumnos, pueda diferenciar tras ejecutar un ejercicio el promedio de cada uno y saber quién aprende muy rápido y quién es más lento, cosa imposible sin el software.

–¿Podría ayudar a detectar casos de acoso escolar?

–Claro. Lo único en lo que nos diferenciamos de la Inteligencia Artificial es la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender, de reflexionar y observar al otro. Eso lo puede hacer un profesor que se valga además de la tecnología.

–El uso de la tecnología entre muchos jóvenes se reduce al Tik Tok…

–Cuando una persona aprende con la videocracia, viendo videítos de dos minutos, no va a aprender lo que debiera porque lo que entra fácil, sale fácil. Y se olvida. El aprendizaje significativo requiere sí o sí de algunos componentes. Primero, la atención focalizada. Uno puede aprender inconscientemente algunas cosas pero no es lo mismo que hacerlo conscientemente y con atención. Y tampoco podemos prestar atención a tres cosas al mismo tiempo. Luego viene el conflicto cognitivo. Mientras vamos aprendiendo algo hacemos una hipótesis sobre eso y vamos contrastando con lo que sabemos previamente. Lo que nos vamos cuestionando mientras leemos nos permite aprender y llegar a un pensamiento crítico sobre lo aprendido consolidándolo al explicarlo. Por eso las evaluaciones tienen que ser casuísticas. Y presenciales. La muerte de la Universidad como modelo tradicional está muy cerca, tiene fecha de caducidad. Lo que no la tiene es el prestigio de una institución que te va a dar un título que acredita que eres capaz para hacer algo, pero la evaluación de un estudiante no hay forma de que sea virtual.

–La pandemia parecía anunciar un cambio de paradigma en la educación, incluida la forma de evaluar online.

–Una farsa. No hay forma de que te evalúen así. Eso no sirve. Las pruebas tendrán que ser más rigurosas al estilo antiguo. Que te repregunten y expriman al máximo. Un robot no puede sustituir a un buen profesor, pero tiene dos condiciones que son peligrosas para el ser humano si la inteligencia tiene que ver con la velocidad de procesamiento. La máquina aprende muy rápido conteniendo muchísima información que un cerebro humano no puede contener. En lo que tenemos una ventaja es en la capacidad emocional para afrontar un problema y en la capacidad reflexiva para las implicaciones de esa solución.

–¿El software puede ayudar a que un estudiante entienda la complejidad de “El Quijote” ?

–En el complejísimo mundo de la comprensión de lectura hay seis niveles de dificultad según el estándar PISA. Encontramos desde un texto narrativo hasta otro filosófico o científico con muchas variables, no todo está escrito en la página, hay muchas cosas que se dejan entrever y que dependen del conocimiento previo de una persona para contextualizar y poder parafrasear para decir lo que ha aprendido de manera diferente con sus propias palabras. Es un proceso largo y la mayoría de las personas no llegan al nivel tres. A la gente le gusta la inmediatez, aprender en un vídeo de minuto y medio. Lo más probable es que escuchen y al día siguiente se olvidaron.

–¿A qué edad empezar?

–Lo ideal es empezar desde los ocho años luego de que ya han aprendido a decodificar, a leer, a enseñarles lógica matemática, comprensión de lectura, a que diferencien los tipos de texto… Es más fácil resolver un problema cuando le dices a un niño: ojo, si el texto tiene estas condiciones, es narrativo; si tienes estas otras, es expositivo, o argumentativo. Enseñar esas estrategias pedagógicas a un niño es clave para que pueda abordar con éxito cualquier materia en el campo verbal y numérico. Los neurocientíficos dicen que la automatización de la lectura depende de que tú decodifiques y cuanto menos te demores en poder procesar las palabras vas a poder obtener un significado. El error de muchas personas normalmente es que leen al ritmo que hablan porque están repitiendo cada palabra. Pero el cerebro cuando aprende a decodificar las palabras no necesita la interfaz de escucharlas, necesita entender la idea del autor. Y vas a una velocidad tres o cuatro veces más rápida que el habla.

–¿Hay que temer a la IA?

–Toda revolución industrial trae mucho desempleo. Un treinta por ciento en los próximos tres o cuatro años, según algunos estudios. Traductores, analistas, editores web, gente que hace resúmenes, profesionales del márketing digital –que era una nueva profesión, por cierto–. Las empresas buscaban vendedores en todos los campos y gente de marketing digital que gestionaran marcas y productos. Eso va a ser sustituido absolutamente por la IA. Un chatbot te dirá dónde publicitar, cuanto pagar y con qué mensaje. Lo insustituible es que las personas tienen que saber qué preguntar, cómo hacerlo y qué decisiones tomar. Pero esa capacidad humana también depende de cultivarse, de tener una base: un pensamiento complejo, una memoria entrenada, un razonamiento numérico y verbal correcto…. El mundo educativo formal ha abandonado la obligación de potenciar las capacidades de la inteligencia humana. Y la IA llegó antes de lo previsto. A la persona debieron aumentarle las capacidades cognitivas en lugar de empeorarlas.

–¿Cómo puede retener Asturias a sus talentos?

–Muchísima gente de Latinoamérica quisiera vivir acá por lo bello, lo seguro y lo ordenado. Incluso por el transporte, que es fluido. No se puede claudicar en eso. Uno puede estudiar en las mejores universidades del mundo online aunque luego la evaluación debe ser presencial. Asturias debería dar posibilidad a crear emprendedores, gente que haga start-ups, como en Estados Unidos, donde hay miles y son aplaudidos por crear aunque hayan fracasado en su primer emprendimiento. ¿Por qué no dar facilidades fiscales, por ejemplo? 

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