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Irene Cid, decana del Colegio de Ingenieros en Informática: "Para los puestos de líder solemos pensar que no estamos listas"
Es la primera mujer en el cargo y su paso al frente incluyó su interés en que "visualmente el sector deje de ser algo propio de hombres"

I. Lecea/ I. Sarasola
Marta Cercadillo
Aunque ahora ama su profesión, Irene Cid Rico (Oviedo, 1978) nunca quiso dedicarse al mundo de los ordenadores. La actual decana del Colegio Oficial de Ingenieros en Informática del Principado de Asturias (COIIPA), se introdujo en ese mundo por descarte. O por casualidad. Y si bien en aquellos momentos su "único objetivo era el de no aburrirme", ahora la primera mujer al frente de la institución asturiana sueña y lucha por transmitir su pasión al mayor número posible de chicas. "No tenía muy claro qué era lo que quería hacer. Ni siquiera tenía demasiada idea de lo que era la informática", confiesa. Lo que Cid sí sabía muy bien era que para seguir su trayectoria académica quería evitar a toda costa "asignaturas que hubiera que estudiar de memoria". Por eso, cuando vio la opción de apuntarse a Ingeniería Informática no se lo pensó dos veces. "Me acordé de las clases de Informática del colegio, de cómo nos hacía pensar y del esfuerzo que me suponía sacar adelante los proyectos. Solo tenía la idea de lo que me había enseñado mi profesor, pero pensé que me podría entretener", rememora. La apuesta fue arriesgada, pero acertó, y lo hizo de lleno.
Etapa a etapa, la ovetense se fue enamorando de la profesión. Tras completar sus estudios de Ingeniería Técnica en Oviedo e Ingeniería Superior en Gijón y cursar su último año en la École Nationale Supérieure d’Informatique et de Mathématiques Appliquées de Grenoble, en Francia, dio sus primeros pasos en el mundo laboral en el país galo. Estuvo tres años antes de regresar a Asturias para participar, primero, en el desarrollo del sistema de información del 112, e introducirse, después, en el ámbito empresarial de la mano de consultoras como DXC y Capgemini. Y de ahí, a la docencia en la Universidad de Oviedo y a la presidencia del COIIPA, adonde llegó en octubre de 2022.
Quiere ayudar a revertir el rumbo que ha tomado esta carrera que tanta importancia tiene y tendrá en el desarrollo de las sociedades y los sistemas económicos. "En las Olimpiadas informáticas los resultados de los alumnos asturianos no están mejorando. Incluso el pensamiento algorítmico está empeorando. Además, ha descendido el número de chicas en nuestro ámbito. Cuando yo estudiaba, había más mujeres de las que hay en la actualidad. Éramos sobre el 40% del alumnado y ahora no llegamos ni al 14%", lamenta Cid.
Por suerte, hay margen de mejora. La solución pasa por inculcar la Informática desde la práctica, con talleres y actividades realmente útiles y divertidas acordes a las edades más tiernas. La clave es despertar la curiosidad de los jóvenes, en general, y de las chicas, en particular. Y justamente eso, reducir la brecha de género en el campo de las áreas STEM (acrónimo de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es una de las "prioridades" de la ovetense.

Irene Cid Rico, en la sede del Colegio. / Juan Plaza
"Siendo las chicas las que tenemos notas más altas en la carrera, y teniendo como solemos tener el mejor expediente por media, en investigación apenas tenemos presencia. Según el último informe de la Universidad de Oviedo, en investigación en informática había un 4% de chicas, que debemos ser yo y dos más", destaca con pesar situando como uno de los focos del problema los prejuicios que se han ido instaurando respecto a la ciencia de la computación. "Se ha convertido en algo de chicos, visualmente hablando; y eso es un error", puntualiza. Cree que las películas, las series y la literatura han hecho mucho daño. La ficción ha alterado la verdad. Ha creado una imagen muy alejada de la realidad con tal fuerza que se ha logrado imponer en el imaginario colectivo, reforzado por los pequeños detalles del día a día. Esos que a la larga hacen mella en todos los ámbitos, también más allá de la informática, apunta Cid.
"Cuando hay un puesto de liderazgo las mujeres tendemos a pensar que no estamos listas, mientras que los chicos rápidamente se lanzan, aunque igual no están tan preparados", expone con conocimiento de causa, pues este no solo es un relato que sus colegas universitarios le cuentan con reiteración, sino que se trata de una situación que ella misma ha sufrido en incontables ocasiones. "Los chicos suelen hacer grupos entre ellos, y como mujer ya tienes ahí una barrera. Por muy bien que hagas tu trabajo, al final pesan más otras cosas que el propio mérito. Es el techo de cristal, y yo por lo menos lo he vivido muchas veces. Solo te hacen caso cuando dices que te vas. Siempre tenemos que ir demostrando mucho más y amenazando. Hay mucho por lo que debemos luchar y tenemos que ser más para que se le conceda la importancia que tiene", subraya Cid. "A las mujeres nos cuesta tomar este tipo de decisiones de acceder al liderazgo. Yo lo reconozco, a mí también me cuesta", añade. Pero eso no la frena. Sabe que ese miedo inicial, tan propio de las primeras veces, tiene una recompensa incalculable: abrir camino.
Por eso, cuando vio la oportunidad de presentarse a decana del COIIPA, supo que no debía dejarla pasar. Y así fue. Cid no solo se convirtió en la primera mujer al frente de la institución, sino que ha luchado para que otras se atrevan también a dar ese paso, tan costoso a la par que merecido. "Hemos logrado que haya paridad en la Junta de Gobierno. Muchas de las compañeras con las que estudié me ayudaron en el proceso. Hemos hecho grupo en el Consejo a nivel nacional y somos el Colegio que más representación femenina tiene en la Junta", explica con orgullo, pero sin relajarse. Es consciente de que el camino aún es muy largo. Se trata de un reto complejo, sí, pero no imposible. Cid ha logrado ya derribar muros y ha empezado a cimentar una nueva estructura más justa, más igualitaria. "Espero poder despertar la vocación de más chicas y que nos ayuden en esta carrera de fondo porque de la informática dependen de muchas cosas, y quiero que las mujeres estén presentes. Tenemos que aportar", sentencia.
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