Entrevista
Carla Antonelli, primera senadora trans: "Se ha abierto una veda indecente contra la vida de las personas trans"
En ‘La mujer volcán’, la primera senadora trans de España se abre en canal para contar su intensa vida llena de altibajos y su lucha incansable por los derechos del colectivo LGTBQ+, repasando además, a pinceladas, la historia de España desde la década de los 60 hasta la actualidad

Carla Antonelli visitará Ibiza este jueves para presentar sus memorias en Sa Cultural, en Vila. / / IMAGEN CEDIDA POR PLAZA & JANÉS
Maite Alvite
La primera senadora trans en España, Carla Delgado Gómez (Güímar, Tenerife, 1959), más conocida como Carla Antonelli, estará este jueves, 26 de septiembre, a las 19.30 horas, en la librería Sa Cultural de Vila para presentar su libro de memorias, ‘La mujer volcán’ (Plaza & Janés), escrito a cuatro manos con el politólogo Marcos Dosantos (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1991).
A la también diputada de Más Madrid en el parlamento autonómico madrileño, además de activista y actriz, le acompañarán en el evento la directora de la Biblioteca Municipal de Ibiza y del Arxiu Històric d’Eivissa i Formentera, Fanny Tur, y Juanjo Ferrer, el senador por las Pitiusas, que es compañero de Antonelli en el grupo parlamentario de Izquierda Confederal.

Carla Antonelli en 2010 fue la pregonera de las fiestas de San Pedro en su pueblo, Güímar (Tenerife). / | IMAGEN CEDIDA POR PLAZA & JANÉS
¿Cuándo fue la última vez que pisó la isla?
Yo juraría que fue en los años 80 para el rodaje de la película alemana ‘Hembras salvajes en Ibiza’.
De aquel viaje habla en sus memorias. ¿Cómo recuerda la Ibiza de aquella época?
Maravillosa. Tengo el recuerdo de todo bonito y muy happy. Aquello era una explosión de luz y de libertad.
Centrándonos ya en ‘La mujer volcán’, ¿hacer este libro le ha resultado más terapéutico que doloroso?
Siempre es terapéutico. No hay nada como liberarse. Es verdad que te abre viejas grietas, pero soy resiliente, de base y por naturaleza. En mi opinión, todo suma y creo que eso se plasma bien en mi trayectoria vital, porque a todas las experiencias, por muy terribles que pudieran parecer en un momento dado, les he sacado una ganancia.
A lo largo de su vida ha sufrido la incomprensión de gran parte de su familia, el acoso y el rechazo de mucha gente de su pueblo natal, Güímar, ha vivido la miseria, la prostitución, la violencia machista... ¿Cuál de esas heridas es más profunda y ha sido más difícil de sanar, si eso ha sido posible?
Fue más difícil de sanar, y está sanada completamente, te lo puedo garantizar, la familiar, obviamente. Tú naces y creces en un entorno familiar y, de pronto, todo eso lo tienes que dejar atrás y romper lazos para siempre. Eso significa reajustar tu vida para poder entender y comprender y al final llegar a la conclusión de que no has perdido nada, al contrario, has ganado mucho. Esas personas con las que nunca jamás me volví a hablar en el orden natural no serían amigas mías. De todas formas, al final las nuevas generaciones saltan a las anteriores. Hijos de hermanos con los que me dejé de hablar han entrado en mi vida.
Este libro no solo es un recorrido por sus vivencias sino también un rápido repaso a la historia de España desde la década de los 60. Mucha juventud ignorará, por ejemplo, que todavía a finales de los años 70, cuando ya había fallecido Franco, seguía vigente la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, que criminalizaba, entre otros, a homosexuales y transexuales...
Aquella ley, aprobada en 1970 en sustitución de la de Vagos y Maleantes, era el derecho del fascismo a que las personas LGTB no existiéramos. Y no solo abarcaba este colectivo, también a mendigos, por ejemplo. En aquellos tiempos te podían penar hasta con seis años de cárcel y mandarte a campos de concentración agrícolas, uno de ellos fue el de Tefía en Tenerife (en activo de 1953 a 1966). Aunque en 1979 se hizo una reforma eliminando la homosexualidad de las categorías de peligrosos sociales, hasta 1988 se siguió castigando y penando al colectivo con la Ley de Escándalo Público, que se derogó tras el suicidio de un chico al que un mes antes había detenido la Guardia Civil, aplicándole esta figura, por besarse con una chica en un pub de Cáceres.

Portada de 'La mujer volcán'. / / Plaza & Janés
Ha jugado un papel fundamental en la aprobación de normas como la Ley de Identidad de Género, el matrimonio igualitario o la Ley Trans de 2023. ¿De cuál se siente más orgullosa?
De la Ley de Identidad de Género de 2007 porque marcó un antes y un después. De la noche a la mañana ser hombre o mujer iba más allá de unos genitales. Imagínate que esa fuese la norma que tuviéramos en la actualidad, se hubiera armado más jaleo del que tenemos ahora porque aquella ley quitó el requisito de una cirugía genital. Ahora lo que se ha hecho es despatologizar, dejar de exigir requisitos de un diagnóstico de disforia de género o de tratamientos médicos. Lo di todo por la causa, me tiré al vacío anunciando incluso una huelga de hambre en 2006. Eso supuso que me cortaran la cabeza, dejé de aparecer en la web del PSOE como coordinadora del Área Transexual. Pensaba que no iba a volver nunca a la política. Me salvó entrar a trabajar en la serie de televisión ‘El síndrome de Ulises’, gracias a Pilar Bardem. Luego apareció Tomás Gómez y precisamente por haber sido contestaria me rescató y volví a la política. Con la Ley Integral Trans del año 2022 volví a entregarlo todo. Siendo diputada socialista en la Asamblea de Madrid, utilicé mi escaño para enfrentarme públicamente a la mujer más poderosa de España entonces, Carmen Calvo, y apoyé a Irene Montero hasta la muerte. No me importó hacerlo, pero nunca he sido de Podemos. Lo que tenía claro es que iba a defender la Ley Trans hasta el final, tanto, que al día siguiente de ver que, ya dentro del Congreso, iba a caerse de nuevo cuando Patxi López dijo que se tenía que llegar a consensos, me di de baja del PSOE.
¿Qué tiene que decir a todas las feministas que están en contra de la Ley Trans aprobada en 2023?
Que es un cuento chino eso que se ha vendido al mundo de que esta ley borra a las mujeres, todo es una gran mentira sustentada por intereses creados. O sea, aquí no hay una cuestión de convencimiento, nunca la hubo. En el año 2017 nosotros como Partido Socialista llevamos al Congreso de los Diputados la reforma de la Ley 3/2007, mucho más avanzada que la actual: el cambio de nombre y sexo registral de menores era desde los seis años, se contemplaban las personas no binarias... ¿Tú viste desde 2017 a 2020 a Carmen Calvo o a Alicia Miyares o a Amelia Valcárcel protestando contra eso? Solamente lo hicieron al día siguiente de que Irene Montero pasare a ser ministra de Igualdad.
En los medios aparecen noticias de hombres que se cambian de sexo para tratar de eludir condenas de violencia de género, a pesar de que la Ley Trans incluye en su artículo 46 la imposibilidad de eludir el régimen jurídico previo al cambio de sexo registral...
Sí, es verdad, pero si fuéramos a derogar cualquier ley existente en este país sobre la que se haya cometido fraude no habría ni una ley en vigor. A toda las personas que cometen fraude de ley, la ley se les tiene que caer encima y ha habido personas que pública y notoriamente han hecho ostentación de fraude de ley. En esos casos quien tiene que actuar es la Fiscalía. Pero si tú reiteradamente pones ejemplos desde el singularismo en un mismo sentido estás creando una imagen distorsionada y eso puede hacer que la sociedad tienda a creer que ese 0,1 % de personas que comete fraude de ley es el 99 %. Esto es lo que hacen el patriarcado y el machismo, señalar los casos de fraude de ley en el caso de la de Violencia de Género. Lo aberrante es que personas que se dicen feministas estén utilizando las mismas herramientas sucias y asquerosas que han utilizado sobre nosotras históricamente para destrozarles la vida a las personas trans. Digo vidas porque se han llegado a creer que somos teoría, que no somos seres humanos. Se ha abierto una veda indecente contra la vida de las personas trans. Es una cosa global. Los crímenes de odio han aumentado en todo el mundo y en España ocupamos entre el primer y el segundo puesto en agresiones por odio. Y en el caso de LGTBI estamos los primeros.
¿Hacia dónde cree que tienen que encaminarse ahora los esfuerzos del movimiento LGTBIQ+?
Hay que centrarse en la concienciación, visibilización, educación y pedagogía, o sea la cotidianización de las vidas desde el respeto y desmontar bulos, fake news... ¿Es agotador? Sí, pero hay que hacerlo porque en 2008 con la crisis económica se creó el caldo de cultivo perfecto para que aparecieran falsos profetas y esto ha ido in crescendo. Contra la desinformación, información, y todas las medidas que sean necesarias.
"No renuncio a nada de lo vivido porque todo me ha servido para ser quien soy hoy"
¿Y cuál es el camino, según usted, que debería tomar el feminismo?
El feminismo siempre ha sido un crisol de discusiones. El feminismo, obviamente, tiene que llegar al máximo de consenso. ¿Que es un lugar de debate y discusión? Sí, seguro, pero tampoco nos dejemos engañar cuando en la manifestación del 8M de Madrid se utiliza interesada y mediáticamente el titular de que el feminismo marcha dividido. ¿Cómo se puede decir eso cuando tienes a medio millón de personas que representan el feminismo trans inclusivo en un lado llegando a la Plaza de España y en el otro solo a 5.000 yendo por la calle Atocha? Eso es distorsionar y falsear la realidad. Los medios de comunicación también tendrían que entonar el mea culpa.
¿Qué postura tiene ante el tema de la prostitución?
Se tiene que llegar a todos los consensos posibles escuchando a todas las partes. No se puede dejar de lado a nadie, porque, si lo haces, al final no hay acuerdo y eso es lo que pasó en el Congreso, que esa proposición de ley (contra el proxenetismo) que se presentó cayó. Si no se llega a un acuerdo porque solo se quiere contemplar el pensamiento de un grupo, las únicas personas perjudicadas son las que están en una situación de prostitución forzada.
¿Qué le diría a su yo del pasado, a esa adolescente que decidió huir de su pueblo para conseguir que la llamaran Carla?
¿Quién me iba a decir entonces que desde aquella esquina, en aquel parque, estaría en el Senado de este país defendiendo y utilizando el derecho a la defensa propia? Ni de broma me podía imaginar que esto pudiera ser así. También le diría que todo, hasta el más mínimo detalle, mereció la pena. No renuncio a nada de lo vivido porque todo me ha servido para ser quien soy hoy.
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