Entrevista
Jordi Royo, psicólogo: "Los adolescentes de hoy son 'rebeldes del bienestar': solo el 10% de las familias educa desde la corresponsabilidad"
El nuevo presidente de WeMind Cluster llama también a situar a las personas mayores en el epicentro de las políticas de salud mental

El psicólogo clínico Jordi Royo, nuevo presidente del WeMind Cluster de Cataluña. / Ricard Cugat
Beatriz Pérez
El psicólogo Jordi Royo (Berga, 1959) es el nuevo presidente de WeMind Cluster, estructura a la que pertenen unas 94 entidades dedicadas a la salud mental. La trayectoria de Royo lo avala: él es, además, director clínico de Amalgama7, una entidad con casi 30 años de recorrido que trata a menores con adolescencias difíciles. WeMind Cluster se fundó en 2013, pero en 2022 optó por refundarse.
¿Por qué?
Porque la sociedad es compleja y en WeMind Cluster nos pareció que había tres estructuras que debíamos abordar: salud mental, neurociencias y longevidad. De hecho, hay muchas personas en las que se unen las tres cosas. Por ejemplo, hay abuelos que tienen una enfermedad neurovegetativa y, a la vez, un problema de salud mental. Hasta ahora esto era un reino de taifas. Pero nosotros vemos que lo que une a las personas, que pueden estar afectadas por cualquiera de estas tres ramas, es la dependencia. Tú puedes ser dependiente como abuelo porque vas en una silla de ruedas, porque tienes una enfermedad degenerativa o porque tienes un trastorno mental. Desde WeMind Cluster luchamos por una idea contraria a la dependencia: la autonomía. Debemos fomentarla.
¿Cómo?
Pues, por ejemplo, debemos trabajar más por las personas que viven solas y que cada vez son más. Primero los daneses, después los noruegos y ahora los ingleses: todos tienen ya un Ministerio de la Soledad.
"Dinamarca, Noruega e Inglaterra ya tienen un Ministerio de la Soledad. Seguramente España también debería"
¿Debería haberlo también aquí en España?
Seguramente. O una conselleria en Cataluña. Cada vez más nos encontramos con personas que viven solas, pero lo más importante no es la fotografía de hoy, sino hacia dónde nos encaramos, hacia dónde vamos. Cuando hablamos de gente mayor, hablamos mucho de longevidad, pero se habla poco de salud mental y ancianos.
¿Y va todo unido?
Sí. Esta gente se encuentra muy aislada, muy sola. Muchas personas mayores que se quedan solas –aunque tengan movilidad y buena conciencia, y aunque no tengan un trastorno mental severo– ya te expresan soledad. Imagínate si, además, están afectadas por alguno estos trastornos… La soledad se acentúa. Debemos pensar hacia qué sociedad queremos ir. ¿Hacia una donde mucha gente acaba muriendo sola en casa o hacia una sociedad más sensible con estas personas?
Desde la pandemia se habla mucho de salud mental en relación con la gente joven, pero no tanto de salud mental y gente mayor. ¿Las políticas de salud mental deben tener más en cuenta este sector poblacional?
Esta es una de las batallas que WeMind Cluster quiere emprender. Debemos tener sensibilidad con las personas mayores, no solo porque son mayores, sino porque debemos apostar por su autonomía. Esto significa apostar por su compañía y por tener un servicio más integrado.
"WeMind Cluster defiende la autonomía de las personas mayores. Esto significa apostar por su compañía y por tener un servicio más integrado"
¿Qué es un cerebro sano?
Un cerebro sano no deja de ser una abstracción como concepto, pero para poder explicarlo entran diferentes elementos. Uno puramente bioquímico –si tienes un neurotransmisor descompensado, por ejemplo, puedes tener una tendencia a la ansiedad, a la depresión o a la psicosis–. Un elemento biológico –por ejemplo, una enfermedad degenerativa, como el alzhéimer–. Y un tercer elemento que es el ambiente social –por ejemplo, las personas que estaban en Mauthausen, pese a que tuvieran un cerebro sano, de ninguna manera podían tener salud mental. Por tanto el cerebro sano es el resultado de la biología, la sociedad y el amor.
¿El amor?
Sí, esta es una opinión personal, pero creo que el cerebro sano depende del amor, también. El amor como capacidad de amar y ser amado. Me parece que un cerebro sano no se puede explicar solo desde una perspectiva biológica, neurogenerativa o social. También debe explicarse desde el amor. Yo creo que es ese triángulo el que hace que una persona pueda salir adelante con una cierta calidad de vida.
Desde el año 2013, que se fundó el Clúster, hasta ahora, ¿cuál es el principal cambio que ha experimentado la sociedad?
Hay menos estigma sobre salud mental, se habla más y abiertamente. Esto es positivo. Pero lo negativo es que España destina unos 4.000 millones a la salud mental. Esto es exactamente un 5,6% del gasto sanitario total. Los países vecinos ya están en el 10% o 15%. Se necesitan más recursos en la salud mental, así como en las neurociencias y el envejecimiento. Además, de estos 4.000 millones casi un 60% acude a la industria farmacéutica para comprar medicaciones. Y el 40% restante son las plazas hospitalarias para personas crónicas. No queda demasiado presupuesto para realizar campañas de prevención o de reinserción social.
"En la Revolución Industrial, la mayoría de bajas era por accidentes laborales. Hoy son por ansiedad"
¿Qué más ha cambiado?
En el momento de la Revolución Industrial, cuando había un porcentaje muy importante de población que trabajaba en las fábricas, una de las bajas laborales más frecuentes era el accidente de trabajo. Ahora es la ansiedad. Es una dolencia psicopatológica en algunos casos real y en otras ficticia, debido a la dificultad de precisión que tenemos en la instrumentación diagnóstica para precisar qué persona está realmente afectada por la depresión o por la ansiedad y qué persona es o no buena actriz. Esto también es cierto.
Y los adolescentes, ¿por qué sufren tanto?
Creo que las pantallas y redes sociales tienen mucha responsabilidad. En estos momentos los chicos de entre 14 y 25 años pasan un promedio de seis horas y 30 minutos enchufados en el móvil cada día. Esto significa que habrá picos de ocho y 10 horas todos los días. En las redes sociales se comparan con otras personas que parecen tener una vida mejor que la suya. Hay toda esa pasión por los 'likes'. También un acceso a contenidos inapropiados a edades muy precoces. Siete de cada 10 chicos y chicas, de entre 12 y 16 años, se encuentran en situaciones de pornografía. Al llegar a los 17, el 70% de los adolescentes son usuarios continuados de pornografía. Y después está todo lo que se pierden en el exterior.
¿Existe menos tolerancia a la frustración?
Sí, sí, claro. Por eso hablamos también de la generación de cristal.
"Lo que hizo Trump con Zelensky en el Despacho Oval fue 'bullying' en toda regla: los fuertes aliándose para maltratar al débil. Eso no ayuda a que los niños crezcan con una sensibilidad a la diferencia"
¿Y detrás de esto, además de las pantallas, no hay un sistema educativo?
[Los adolescentes de hoy] son los llamados 'rebeldes del bienestar'. A nosotros nos preocupa muy poco que una pareja sea homosexual, heterosexual, recasada o divorciada. No nos preocupa la estructura de la familia, sino el estilo educativo. Nosotros distinguimos cuatro estilos educativos por parte de los padres y madres: el sobreprotector —por ejemplo, cuando un niño tiene problemas con un profesor y en su casa se escucha antes la versión del menor que del maestro—; el delegativo —estas madres y padres están convencidos de que todo el mundo es responsable de educar a su hijo menos ellos—, el permisivo —son madres y padres convencidos de que deben ser amigos de su hijo— y el corresponsabilizador —padres y madres que tienen en cuenta los derechos pero también los deberes de sus hijos—. Este último es el modelo más recomendado, pero no es el mayoritario: representa el 10% del total, y los otros tres representan el 90% restante.
¿Por qué aumenta el machismo entre los jóvenes, a pesar de todas las políticas feministas implementadas?
Creo que la nuestra es una sociedad que tecnológicamente resuelve mucho. Por ejemplo, las autolesiones son, a veces, una conducta de imitación de una serie que se está mirando, donde el protagonista se autolesiona. Los patrones culturales normalizan cosas que no son normales. Que una persona se autolesione o realice un intento de suicidio no es normal. Pero hay un segundo elemento y es que parece que la democracia debe ser necesariamente sinónimo de permisividad o de un garantismo hasta puntos insospechados. Y, en cambio, parece que la democracia no tiene como sinónimo el orden, los valores sólidos o el respeto.
Continúe.
Escuchamos a los políticos de primerísima línea, en este caso el jefe del Gobierno y de la oposición, insultándose en el hemiciclo. ¿Por qué hemos abdicado de hacer un debate sobre las ideas desde el respeto a las personas? Hablamos de que no puede haber bullying, pero hace poco vimos a Zelenski en ese Despacho Oval con el presidente y vicepresidente de EEUU… ¿Qué era si no una acción de bullying en toda regla? Esto lo ven todas las televisiones en el mundo: los fuertes aliándose para maltratar al débil. Pues eso, por ejemplo, no ayuda a que los niños en las escuelas crezcan desde una sensibilidad a la diferencia.
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