Entrevista | Reyes Monforte Escritora
Reyes Monforte publica "La diva" sobre Adelina Patti, la mujer que nació en una pensión y se convirtió en la mejor cantante de la historia
"Fue precursora del fenómeno fan, los admiradores hacían colar en la puerta de su residencia para besar el felpudo"

Reyes Monforte. / Paco Navarro.
Reyes Monforte publica "La diva" (Plaza&Janés) sobre Adelina Patti, la mujer que nació en una pensión y se convirtió en la mejor cantante de la historia. "Fue precursora del fenómeno fan, los admiradores hacían colas en la puerta de su residencia para besar el felpudo", afirma la autora.
¿Cuándo surgió y por qué tu fascinación por Adelina Patti?
Mi fascinación nació nada más conocer su historia. La descubrí por casualidad, durante un viaje a Reino Unido y allí me topé con el castillo La Roca de la Noche, el castillo más grande de Gales, que fue adquirido por la primera gran diva de la ópera, Adelina Patti, que, además, había nacido en España.
¿Por qué cayó en el olvido?
Es un gran misterio. Habiendo sido la mujer más famosa del siglo XIX, las más fotografiada, la que más aparecía en la prensa, rivalizando con la reina Victoria para ver quién de las dos acaparaba más titulares, siendo la soprano mejor pagada de la historia, pintada por Sorolla, admirada por reyes, reinas, zares y presidentes del gobierno, no se entiende. Tenemos una memoria muy cortoplacista, pero también es cierto que no quedaron buenas grabaciones de su voz; sólo grabó dos discos que se prácticamente se perdieron después de la Gran Guerra.
Inspiró clásicos literarios, ¿era la musa perfecta?
Oscar Wilde la incluyó en El retrato de Dorian Gray, Tolstoi en Ana Karenina, Zola en Nana. El autor de El fantasma de la ópera se inspiró en ella para el personaje de Carlotta, la diva caprichosa, egocéntrica y poderosa. Rossini dijo que era la voz del paraíso y Verdi aseguró que era la mejor cantante de la historia. Charles Dickens, en su debut europeo en el Covent Garden de Londres, dijo que lo de la Patti no tendría precedentes y Pérez Galdós aseguró que «Oír a la Patti en la ópera La sonnambula es como escuchar a santa Cecilia junto a su órgano buscando a Dios en la armonía»
¿Olvidó sus raíces españolas?
No lo hizo. Ella obtuvo la nacionalidad británica cuando se asentó en Gales pero nunca renunció a su nacionalidad española y al hecho de haber nacido en una casa de huéspedes de la calle Fuencarral de Madrid. De hecho, la leyenda decía que había nacido en el escenario del Teatro Circo de la capital de España cuando su madre, soprano de profesión, cantaba Norma; no era cierto, pero ella nunca lo desmintió porque eso alimentaba su condición de diva, como cuando aseguraban que se desayunaba todos los días un sándwich con lenguas de canarios para conservar su portentosa voz.
Tres matrimonios… ¿la vida conyugal no iba con ella?
Eligió siempre mejor las óperas que a sus maridos. Se casó tres veces, en plena época victoriana. La primera con el marqués de Caux, caballerizo del emperador Napoleón III y director de festejos de la Eugenia de Montijo; él se casó por el dinero de ella y la Patti por la posibilidad de entrar en la corte francesa. El segundo marido fue Ernest Nicolini, un tenor con el que protagonizó el mayor escándalo que se recuerda en el mundo de la ópera, porque cuando iniciaron la relación, los dos estaban casados. Y el tercer marido fue el barón Cederström, 27 años menor que ella; todo un escándalo para la época.
Pagó una fortuna a un exmarido, ¿por qué?
Fue el primer caso en el que una mujer tuvo que pagar la mitad de su patrimonio al marido para conseguir el divorcio. El marqués amenazó con denunciarla por adúltera y meterla en prisión, porque descubrió que le estaba siendo infiel por unos anónimos que recibió, instándole a contar los besos que se prodigaban Adelina y Nicolini: se daban el doble de lo estipulado en el libreto. Fue todo un escándalo que la prensa de todo el mundo recogió con todo tipo de detalles.
¿Cómo era su relación con la prensa?
Sabía perfectamente cómo relacionarse con la prensa, que nunca dejó de publicar críticas elogiosas, pero también se hizo eco de sus numerosos escándalos sobre su vida más personal. Su diseñador de cabecera, Worth, que también vestía a la aristocracia europea como a Sisi o a Eugenia de Montijo, le aconsejó: «Deja que hablen de ti, bien o mal, eso es indiferente. Lo importante es que tu nombre aparezca en titulares, la gente lo vea y tu teatro se llene como lo hace mi tienda. No hay publicidad más barata ni más efectiva» . Y así hizo.
¿Tenía buenas relaciones con directores y colegas?
Era una diva, con todo lo que ello conlleva, incluidos sus brotes de divismo. Se llevaba bien con todos, con unos mejor que con otros, pero hacía valer sus derechos. Cuando un empresario le decía que cobraba más que el presidente de Estados Unidos, ella contestaba: “pues pídale al presidente que cante”. O cuando no le pagaban antes de cada función como estipulaba el contrato, ella se calzaba un pie y decía que hasta que no lo trajeran lo que faltaba, no se pondría el otro zapato y que no pensaba salir a cantar descalza. La prensa intentó poner el acento en la rivalidad con su amiga Christine Nilsson, pero en realidad eran amigas. Eso era óbice para que pidiera a sus compañeras de reparto que no y utilizaran polvos de maquillaje porque se le quedaban en la garganta y no podía cantar; no era cierto, pero ella prefería salir más guapa que nadie.

Portada. / P&J
¿Le gusta documentarse hasta el menor detalle?
Me gusta mucho, tanto como lectora y como escritora. Creo que eso aporta mucho a la historia y ayuda al lector a meterse más en la situación.
¿Hay algo de Reyes Monforte en Adelina Patti?
Nada. Soy muy poca diva. Pero ha sido inspirador ver cómo una mujer en plena época victoriana, cuando la mujer estaba en casa organizando fiestas y asistiendo a bailes, ella conquistó su espacio por méritos propios, recorrió el mundo, llenó teatro, calló bocas y enmudeció al mundo.
¿Cómo sería Adelina en esta actualidad de prensa rosa y redes sociales?
Si en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX fue la mujer más famosa del mundo, donde sólo existía la prensa escrita, imagínate hoy en día. Sería un fenómeno mundial, como lo fue en su día, cuando era mucho más complicado.
¿Qué tema musical de Adelina la conmueve más?
Casta Diva, de Norma. Aún podemos escuchar la grabación que hizo en 1905 y 1906, aunque, lamentablemente, el sonido no es bueno.
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