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Práctica bianual

Vuelta al cole con angustia por el cambio de grupo en primaria: "Mi hijo lo vive como un castigo"

Psicólogas y educadores defienden el movimiento de alumnos para favorecer nuevas amistades y eliminar etiquetas, pero las familias cuestionan el 'café para todos'

Una maestra da la bienvenida a los alumnos el primer día de clase, en septiembre de 2024

Una maestra da la bienvenida a los alumnos el primer día de clase, en septiembre de 2024 / FERRAN NADEU

Olga Pereda

Madrid

Miles de madres y padres andan estos días chequeando la aplicación web del colegio de sus hijos e hijas para comprobar en qué clase están. En educación primaria, el cambio de grupo es una consolidada práctica que se realiza cada dos años en prácticamente todas las escuelas de más de una línea. La comunidad educativa y los psicólogos llevan años defendiendo sus virtudes, dado que los roles de los chavales no se cronifican y se potencia la flexibilidad. Sin embargo, para muchas familias es una de las angustias que rodea la vuelta al cole.

Cambiar los grupos es una decisión que se toma tras una reunión del profesorado con el objetivo de igualar los grupos y en la que se tienen en cuenta muchos criterios, como la realidad socioeconómica, el carácter de los niños, el sexo y el rendimiento académico

Especialmente mal lo pasan las madres de alumnas y alumnos con buen comportamiento y excelentes notas. Son los llamados 'niños comodines', que son muy tranquilos y nunca se meten en conflictos y que sirven para equilibrar un aula con perfiles más disruptivos. Suelen ser alumnos tímidos con uno o dos mejores amigos. Si se les separa, se les hace un mundo. Es el caso de Esther M., madre de una niña de excelente conducta y sobresaliente rendimiento académico. Cuando llegó a 5º de primaria, la dejaron sin su íntima amiga en clase. Esther removió cielo y tierra con la dirección escolar. "No entiendo que hagan eso con una niña introvertida que solo tiene una amiga. Los cambios de grupo deben tener sentido pedagógico, así que ¿por qué dejan sola a una niña así?", critica.

Malestar infantil

Rosa J., madre de un niño que este curso hará 5º de primaria, está en las mismas. “Mi hijo no se lleva mal con nadie, pero especialmente bien con dos, que son, lógicamente, con quienes quiere estar. Nos pasamos todo el verano sin saber cuál será su clase, es una incertidumbre que llevamos mal. Nos enteramos pocos días antes de empezar el curso y, si no está con sus dos íntimos, no tenemos margen para trabajarlo en casa emocionalmente. Mi hijo lo vive como un castigo”, explica Rosa, que, finalmente, esta semana se ha enterado de que su hijo no estará en clase con ninguno de sus dos amigos. "Se pasó toda la noche llorando", se lamenta.

Igualar los grupos

La comunidad escolar defiende esta política porque considera que es una oportunidad para entablar nuevas amistades, descubrir perfiles y, sobre todo, evitar la excesiva dependencia. Sin embargo, las dos madres -y son legión las que opinan como ellas- consideran que no debe ser café para todos sino un plan organizado con precisión quirúrgica.

Las escuelas aseguran que la decisión de cambiar los grupos se toma tras una reunión de todos los profesores. El objetivo es igualar los grupos y se tienen en cuenta muchos criterios, como la realidad socioeconómica de las familias, el carácter de los niños, el sexo y el rendimiento académico. Los docentes también preguntan a los niños con quién quieren estar (se les pide que nombren a un par de compañeros). Aunque luego hay niños que se han topado con que no se ha atendido ninguna de sus peticiones.

"Si una niña tiene una sola amiga, ¿en serio es bueno separarlas? Mi hija es tímida y se puso muy triste al saber que no estaba con su amiga"

— Esther M., madre de una niña de 5º de primaria

"Lo ideal es que, en el cambio de clase, se mantenga el círculo más cercano"

— Èlia Sasot Ibáñez, psicóloga

Tanto Rosa como Esther entienden que el cambio de clase responde a criterios pedagógicos para liberar de etiquetas al alumnado y aumentar la flexibilidad a los cambios. Sin embargo, ambas se quejan, como muchas otras, de que sus hijos nunca salen bien parados de los cambios. “Si una niña tiene una sola amiga, ¿en serio es bueno separarlas? Mi hija se puso muy triste al saber que no estaba con su amiga. Es una niña tímida, ¿no pueden tener un poco de consideración? Además, lo que peor llevo es que sé que es una alumna comodín y los profesores la ponen con compañeros más disruptivos para compensar. No es justo”, destaca Esther.

"Mezclar los grupos favorece la capacidad social y la posibilidad de generar nuevos vínculos y relaciones, también evita la cristalización de roles"

— Mercedes Bermejo, psicóloga

Mientras, las psicólogas aseguran que el cambio de clase cada dos años es un hábito positivo. “Favorece la capacidad social y la posibilidad de generar nuevos vínculos y relaciones. Además, evita la cristalización de roles de grupo. Puede favorecer a un niño que haya sido etiquetado de forma negativa el curso anterior. En general, potencia la flexibilidad y la capacidad de cambio, habilidades muy importantes de cara al futuro. Es una oportunidad de crecer a nivel madurativo y psicológico”, subraya Mercedes Bermejo, psicóloga sanitaria y directora de Sentir, editorial especializada en cuentos infantiles para saber afrontar emociones y situaciones complicadas.

Bermejo entiende la angustia que puede provocar en muchas familias la incertidumbre y el cambio de grupo, así que aconseja a madres, padres y docentes un “acompañamiento adecuado” para trasladar a los más pequeños que el malestar es normal y animarles a que establezcan amistades fuera de su círculo más íntimo.

Círculo más cercano

En la misma línea, Èlia Sasot Ibáñez, psicóloga del centro médico Teknon, deja claro que la amistad brinda seguridad, apoyo emocional y facilita la adaptación. Sin embargo, añade que aprender a relacionarse con nuevas personas y manejar la incertidumbre también es importante para su desarrollo. “Lo ideal es que, en el cambio de clase, se mantenga el círculo más cercano, algo que puede facilitar la adaptación al nuevo grupo. Aprender a manejar la frustración y la incertidumbre son parte del crecimiento. Apoyarles manteniendo su íntimo grupo de amigos hace que puedan adaptarse mejor, pero igualmente se fomenta su flexibilidad y su capacidad de resiliencia”, concluye la especialista.

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