Rupturas familiares
Las peleas por las herencias van al alza: el 77% de los españoles admite conflictos por el reparto de bienes
Los abogados alertan de un aumento de los litigios por los desacuerdos tras la muerte de un familiar, sobre todo si el patrimonio es elevado

Aceptación de una herencia. / Jirapong Manustrong / DDG_EXTERNAS
Patricia Martín
Diez meses después de la muerte del fundador de Mango, Isak Andic, ha trascendido que su actual mujer, Estefanía Knuth, no está de acuerdo con la parte de la herencia del multimillonario que le ha correspondido y reclama a los hijos más cuantía. Es solo un ejemplo de los múltiples, farragosos y a veces dolorosos conflictos que generan las herencias, que suelen traer consigo más problemas cuanto más cuantiosa es la herencia a repartir. Y, en ocasiones, provocan auténticas fracturas en las familias.
Según un estudio del bufete OnLygal, la herencia supone la principal fuente de conflicto legal para el 77% de los españoles. Y los abogados especializados en derecho sucesorio alertan de que los litigios entre hermanos, cónyuges y demás herederos están experimentando un alza. Lluís Castellano, del despacho Castellano Boladeras Advocats, atribuye el incremento a que en la sociedad actual hay “más divorcios y familias desestructuradas” que multiplican las posibilidades de repartir la herencia entre nuevos cónyuges, hijos y nietos, dando lugar a “más y nuevos conflictos”, que normalmente no se dan cuando se trata de una familia convencional.
Además, muchas herencias vienen ‘envenenadas’, es decir, esconden más deudas que beneficios, por lo que está aumentando el número de personas que rechazan los bienes heredados. En 2023, hubo 354.250 adjudicaciones por título sucesorio y de ellas, casi el 16% de los casos, es decir, 56.100 personas, rechazaron la trasmisión a la que tenían derecho. Estos son los conflictos más habituales:
Las herencias que incluyen propiedades compartidas, como una vivienda familiar, suelen generar tensiones, sobre todo si algún heredero desea vender y otros no. O cuando un heredero sigue viviendo en el inmueble y no tiene capacidad de comprar su parte al resto de beneficiarios. En ocasiones, si el inmueble está deshabitado, se queda cerrado durante años, ante la falta de acuerdo, perdiendo valor o deteriorándose. “Si el proceso se judicializa, al final lo más común es que el juez les obligue a vender, como sucede tras un divorcio, y a repartir el dinero”, explica Castellano.
Otro conflicto habitual tiene lugar cuando el testador deja más bienes y dinero a uno de sus hijos, generalmente el que ha ejercido los cuidados en la etapa final de su vida. A veces, el resto de herederos no están de acuerdo y piden impugnar el testamento con el argumento de que el testador no estaba en plenas facultades y se dejó influenciar por el heredero beneficiario. “Pero no es fácil demostrar que el padre o la madre no estaba en plenas facultades”, apunta el abogado.
Otro problema tiene lugar cuando el testador decide desheredar a alguno de sus hijos, porque considera que ha incumplido sus obligaciones hacia sus progenitores, por falta de relación o por maltrato. Si el desheredado impugna, el resto de beneficiarios tienen que demostrar que el testador tenía razón. “Son casos difíciles de probar, que generan muchos conflictos”, indica a su vez Lola López-Muelas, presidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA).
Algo que está sucediendo cada vez con más frecuencia es el de personas mayores que designan heredero principal a su cuidadora profesional -normalmente son mujeres- en la vejez, una persona que, en muchos casos, ha vivido con él o ella 24 horas al día, atendiendo todas sus necesidades. El problema es que los hijos se benefician de deducciones fiscales para familiares pero terceras personas no pueden acogerse a ellas y si se reciben propiedades que no pueden vender, a veces, el cuidador profesional renuncia a la herencia, por no poder asumir los costes y los elevados impuestos.
Otro problema, según López-Muelas, es que, en términos generales, las tramitaciones de herencias son procesos muy “complejos y tediosos”. “Sería necesario regular un procedimiento especial mucho menos complejo, para los procedimientos tanto de liquidación de gananciales como de sucesiones, dado que los litigios pueden perdurar en el tiempo más de 10 años”, indica.
Frente a ello, AEAFA aconseja que siempre se haga testamento, con la asistencia de un profesional especialista en derecho de familia, con el fin de disminuir la posible conflictividad posterior derivada de la falta de testamento o de un testamento otorgado de forma general, que “da lugar a numerosos problemas” entre los herederos, “aumentando la litigiosidad”.
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