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Tino Pertierra

Crítica / Cine

Tino Pertierra

"Grand Jeté": El baile prohibido

"Grand Jeté" aborda un drama de pasiones prohibidas con inquietante austeridad y sin impartir lecciones morales

Grand Jeté

De Isabelle Stever. Con Sarah Nevada Grether, Emil von Schönfels, Sussane Bredehoft.

El agua ayuda a cicatrizar heridas. Quizá. Físicas e íntimas. A la protagonista de esta historia no le importa sufrir. Acepta el sacrificio a cambio de obtener el beneficio del movimiento perfecto, de la suspensión en el aire que convierte el baile en algo parecido a una maniobra hacia el éxtasis. Durante la presentación del personaje solo vemos su espalda. Sus músculos tensos, sus huesos preparados para el esfuerzo supremo. El dolor como punto de (des)encuentro entre un cuerpo atormentado y un alma tormentosa. Pero extrañamente calmada. Cuando los acontecimientos se precipitan de forma gradual y penetrante para entrar de lleno en arenas muy movedizas (incestuosas, nada menos), las imágenes van enlazando momentos nada complacientes (lo que incluye momentos de sexo explícito invocado para incomodar e inquietar: descolocar) con adustas propuestas de silencios y colisiones emocionales nunca explosivas. Hay en la película una clara voluntad de mostrar sus más oscuras zonas erógenas y erróneas con una frialdad hiriente, sin que el sentimentalismo tenga la menor oportunidad de ser tenido en cuenta como forma de caldear la pantalla.

Como una danza de movimientos precisos y rotundos que esquivan lo gratuito y ponen muy caro el recurso dramático, "Grand Jeté" se asoma al abismo con un lánguida y esquinada habilidad para el encuadre poco habitual y movimientos de cámara laminando cualquier atisbo de conformismo. La historia es mínima y, sin embargo, máximos son los ecos de un drama siempre en sordina, que evita lo escabroso, espanta la moralina y renuncia a dar lecciones de nada sobre nadie. Con registros interpretativos minimalistas que se adhieren como una segunda piel a los personajes, "Grand Jeté" se mueve como pena en el agua por los pliegues de las pasiones prohibidas que no dejan prisioneros.

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