Carmen Pérez Novo

Paternidad y maternidad responsables

A estas alturas no se puede aceptar el mensaje fatalista del determinismo genético

Una de las vivencias más significativas, en nuestra existencia, es la maternidad y la paternidad. Ahora bien, ¿somos conscientes de que lo que nos acontece influye en la mente y el cuerpo de nuestros hijos?; ¿sabían que las últimas investigaciones revelan que los padres actúan como ingenieros genéticos con sus pequeños, durante los meses previos a la concepción? "En las etapas finales de la maduración del óvulo y el espermatozoide, se ajusta la actividad de los grupos de genes específicos, que darán forma al bebé mediante un proceso llamado impresión genómica" (Walter Sutton 2001)

Muchas son las investigaciones que se están llevando a cabo estudiando la importancia de la actitud de los padres en el desarrollo del feto tras la concepción. Según el doctor Thomas Verny : "tanto si están despiertos como dormidos, los fetos y los bebés, perciben constantemente los actos, pensamientos y sentimientos de su madre. Desde el momento de la concepción, las condiciones del útero moldean el cerebro y establecen las bases de la personalidad, el temperamento emocional y la capacidad de pensamiento lógico del niño". Ahora bien, debemos tener presente que los padres son tan responsables como las madres de la concepción y del embarazo aún cuando sea la mujer la que lleva al pequeño en su vientre. Lo que hace el padre afecta profundamente a la madre, lo que a su vez influye en el desarrollo del hijo.

Lo cierto es que la ciencia concentra nuestra atención en el determinismo genético y no nos informa de la influencia que las creencias tienen en la vida ni, lo que es más importante, como influyen nuestros comportamientos y actitudes en la vida de nuestros hijos. Incluso, nosotros, obstetras, prestamos mayor atención al cuidado físico del embarazo, como es la alimentación. Pero debemos tener presente que el feto, además de estos nutriente, también absorbe otros, como son el exceso de cortisol o de alguna otra hormona del estrés, si la madre padece ansiedad crónica. Y todas ellas, una vez que penetran en el torrente sanguíneo, ejercen su acción en los mismos tejidos, tanto de la madre como del feto, con todos los efectos negativos que ello conlleva.

La verdad es que a estas alturas no podemos aceptar el mensaje fatalista del determinismo genético. No estamos atrapados por los genes. Podemos cambiar, y ayudar a nuestros hijos a desarrollar todo su potencial. La información está ahí, al alcance de todos.

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