Sin Gracia

La tentación de jugar a ser comercial ha seducido a Gracia Querejeta, hasta ahora ensimismada en películas sobrias, serias y sencillas. Saludablemente intimistas y nunca forzadas. Ola de crímenes es todo lo contrario. Un error perdonable que ojalá sirva a la directora para ser consciente de sus límites y dedicarse a lo que realmente conecta con su talento y sus inquietudes personales. Cuesta entender qué vio Querejeta en este guión torpe, manido y lleno de personajes y situaciones que producen más fatiga que diversión, con actores que no se creen nada de lo que dicen. No hay Gracia por ninguna parte.

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