Tragedia

Hermosa juventud ya ofrecía un elocuente de Jaimes Rosales hacia un cine más accesible que le abriera las puertas a un público más amplio sin renunciar a algunas señas de identidad que le convirtieron en uno de los autores más arriesgados y rigurosos a la hora de aplicar códigos estéticos y éticos férreos y sin contemplaciones. Petra no tiene nada que ver, por fortuna, con la estéril Tiro en la cabeza y suaviza el hermetismo de La soledad o Sueño y silencio para fortalecer las costuras de una tragedia salpicada de ciertos requiebros de culebrón atrapado en las precisas hechuras formales de Rosales. Notable reparto con un descubrimiento acongojante: Joan Botey.

Coincidencia o tendencia, Animales sin collar llega a las pantallas poco después de que Sorogoyen se atreviera a tratar el asunto de la corrupción política con aires de "thriller" en El reino. El debutante Jota Linares no tiene tanta ambición y modera su discurso para adaptarlo a las sutilezas de Ibsen y su Casa de muñecas. El director demuestra que es un talento al que seguir, sobre todo cuando rompe corsés y se deja llevar por una visceralidad rabiosa y palpitante que hace olvidar sus titubeos en el ritmo y los defectos de construcción. Muy, pero que muy bien Natalia de Molina e Ignacio Mateos.

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