Basada en una excelente novela de Eduardo Sacheri, La odisea de los giles juega la baza de un reparto solvente liderado por el gran Ricardo Darín, aquí bien secundado por su hijo, Chino. Como en otras películas de Sebastián Borensztein, las intenciones son mejores que los resultados. De factura técnica correcta, y en ocasiones brillante, la película engarza thriller con, drama, humor y crítica social, fraguando una manida loa a la rebeldía de los desfavorecidos frente a la maldad del poderoso. Demasiados personajes prescindibles, toques sensibleros inoportunos y algún gag poco afortunado estropean la nota final de una propuesta amena pero necesitada de más rabia.