Crítica / Música

Un firme aspirante a clásico

Coque Malla consolida su trayectoria en la presentación de su nuevo álbum

Si hay algo que tiene especial valor en el mundo del rock es aguantar el paso del tiempo. Son muchas las metáforas que se utilizan para alabar a los artistas que suman años en los escenarios, se alude a los kilómetros de carretera recorridos, al oficio y el compromiso, y al crecimiento y la madurez, que hace que un artista mejore, como el buen vino. Parece que Coque Malla comienza a encajar en esta descripción, y su último álbum, "¿Revolución?" (2019), es un paso firme en esta dirección. El viernes su gira hizo parada en un teatro de la Laboral lleno hasta la bandera; llegó con una banda solvente, un repertorio bien armado y un público entregado que conocía a la perfección la trayectoria del músico madrileño. El éxito estaba garantizado.

Coque Malla ha pasado por todas las fases necesarias de la épica del rock. Comenzó con un grupo gamberro de rock & roll, aquellos Ronaldos que en los ochenta y noventa sonaban por la radio sin parar y que han pasado a la historia integrados en la etiqueta de "edad de oro del pop español". Se reinventó en el mundo del cine y se lanzó en solitario (hace ya dos décadas) con álbumes en los que dejaba atrás el rock juvenil para acercarse a otros palos con más solera. Fueron años menos lucidos, más sufridos, hasta que en 2010 llegó el pelotazo de "No puedo vivir sin ti". Desde entonces, el madrileño suma y sigue, pero ya con un poso que le acerca a ese arquetipo de clásico del rock.

Basta con observar el repertorio del pasado viernes para encontrar guiños al blues, al rock sureño, a la ranchera, a la música circense? Coque Malla no le tiene miedo a nada, y se mueve con descaro por todos estos estilos reivindicando su libertad para componer lo que le dé la gana. En este último disco ha huido de su faceta de cantautor, que tan buenos resultados le ha dado en los trabajos anteriores, y apuesta por canciones más complejas armónicamente, con estructuras menos convencionales y desarrollos que necesitan más de una escucha para ser digeridos, prueba de ello son "¿Revolución?" o "América". Está en posición de pedir ese esfuerzo a su público, pero también sabe que en directo tienen que sonar éxitos más fáciles de corear, como "Berlín" o "Me dejó marchar". Y todo clásico que se precie debe recordar sus lejanos inicios, como hizo con "Guárdalo" o "Por las noches" poniendo a todo el teatro a bailar, y reivindicar a un maestro, en esta ocasión fue a Jaime Urrutia con "La sangre de tu tristeza".

Aún hay cosas que pulir, como matizar la puesta en escena y ese timbre nasal de voz para el blues rock de "Todo arde en la tierra" o manejar con más convicción las pausas en "La carta", si la intención es emular la retórica de un Nick Cave en directo. Pero no cabe duda de que Coque Malla se afianza con este disco y esta gira, tanto en lo musical como de cara a su público, y seguro que aún tiene mucha buena música que dar.

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