Tino Pertierra

Si te dicen que vi al fantasma del cine Roxy...

El cine no estuvo a la altura de las obras de Marsé y "El embrujo de Shanghai" fue su mayor decepción

El fantasma del cine Roxy (qué gran relato) llora hoy por Juan Marsé, el hombre tranquilo pero también airado si la escena lo exigía que un día dejó a todos con la boca abierta en una rueda de prensa de un premio planetario al reprochar en voz muy alta la ausencia de buena literatura entre las novelas finalistas. El hombre que no tuvo reparos en poner a caldo la pésima adaptación que Fernando Trueba hizo de su novela El embrujo de Shanghai, con lo contento que estaba el autor de las ideas finalmente derrumbadas de Víctor Erice. Lo que podría haber hecho el creador de El espíritu de la colmena con el texto pertenece a la categoría de grandes películas que pudieron haber sido y no fueron, como el Nostromo de Lean o el Napoleón de Kubrick.

Si Marsé era muy crítico con sus propias obras (nunca son como el creador quería que fueran), cómo no iba a serlo con las adaptaciones de sus libros, que, en el mejor de los casos, podían considerarse correctas, y punto. Y no es que se considerara traicionado, más bien todo lo contrario: "Son películas fallidas", dijo en cierta ocasión quien fuera crítico de cine en sus años mozos y ocasional guionista, "y lo son no porque hayan adaptado mal el texto literario, sino porque son malas por sí mismas. Es decir, cuando una película que adapta una novela es buena, es buena por razones estrictamente cinematográficas y no literarias". Y reclamaba menos respeto al texto y más valentía a la hora de convertirlo en imagen: "Hay que darle la vuelta como un calcetín". Ni siquiera su buen amigo Vicente Aranda estuvo a la altura con La muchacha de las bragas de oro, El amante bilingüe o Si te dicen que caí, y directamente se estrelló con unas pésimas Canciones de amor en Lolita's Club.

Jordi Cadena ( La oscura historia de la prima Montse), Gonzalo Herralde ( Últimas tardes con Teresa, a pesar de que Maribel Martín era una Teresa pluscuamperfecta) o Wilma Labate ( Ronda del Guinardó) tampoco dieron con la tecla adecuada, y fue Francesc Betriu quien más se acercó al espíritu del escritor en la miniserie Un día volveré, con el añorado actor asturiano Nacho Martínez como figura de pasos legendarios.

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