La primera temporada de You alternaba aciertos y errores en una proporción desigual que impedía disfrutar por completo de la propuesta pero que la hacía entretenida y a ratos sorprendente. Recordemos: cogía el planteamiento de cualquier película seudoromántica al uso con un chico que conoce a chica y hace todo lo posible por seducirla porque es la mujer de su vida y demás pamplinas hollywoodienses, pero pronto lo retorcía mezclándolo con el thriller en su variante de psicópata acosador y asesino que va secuestrando / cargándose al entorno de la chica pero manteniendo un componente de muchacho agradable y torturado sin los rasgos monstruosos habituales.

Es decir, la fuerza del conjunto residía en la convivencia (más habilidosa que original) entre dos géneros tan aparentemente distintos haciendo con el horror y el amor una maridaje incómodamente atractivo La jugada terminaba fatal en términos de final con perdices y estaba claro que se imponía una segunda temporada dado el éxito comercial cosechado. Librándose, eso sí, de la parte secundaria de la historia (ella: al protagonista le sobran mujeres de las que enamorarse perdidamente) y manteniendo al asesino sentimental con cara de buen chico y costumbres exterminadoras. La segunda temporada mejora a la anterior por una sencilla razón: el personaje femenino es mucho más complejo. Y está muy bien interpretado.

Ya no es solo un oscuro objeto del deseo sino que tiene identidad propia como ser también atormentado, con pasado turbio y presente convulso. Una viuda dolorida, rica heredera que carga con una familia tóxica, guardiana entregada de un hermano acostumbrado a los líos y que se toma su relación amorosa con su repentino admirador como una especie de partida de ajedrez donde las piezas se mueven sin reglas atacando y defendiendo con auténtica voracidad. Aunque el duelo interpretativo está descompensado (ella es mucho mejor actriz y él a veces se queda corto en sus registros), el romance a quemarropa funciona lo bastante bien como para retrasar al máximo la irrupción de la violencia y del suspense en grado superlativo. Es interesante la intención de mostrar el asesino como alguien que intenta cambiar, ser buena persona, encontrar en el amor verdadero una vía de redención.

Pero, claro, You no puede renunciar a su ADN (y a una tercera temporada que se avanza sin contemplaciones al otro lado de la valla) y en su último tramo se desmelena con piruetas dramáticas que cualquier espectador un poco avezado ve venir de lejos, y que resultan un tanto insulsas porque los dos personajes pierden en complejidad y ganan en simpleza solo para subrayar los golpes bajos de la trama. Con todo, “You” salva la difícil papeleta de la segunda temporada y se gana la curiosidad hacia lo que proponga en su regreso.