Tino Pertierra

Una mujer sin miedo

Cine político y poético de admirable intensidad

“Edna”.

Siendo como es un documental de raíces políticas, Edna se aleja en todo momento y circunstancia de la denuncia explícita y la mensajería rápida, huye de los altavoces y se queda al lado de los susurros, de las miradas quemadas, de los gestos sencillos y elocuentes. Menos es más. Hay que esperar a la palestra escrita del final para encontrar el núcleo duro de la queja, de la protesta que, como un árbol derribado, va cayendo lentamente sobre el suelo maltrecho. De poroso blanco y negro durante la mayor parte de su corto metraje, “Edna” da un vuelco a las puertas del final inyectando color a sus imágenes, y el contraste embellece los crepúsculos y subraya la ferocidad de los incendios. Es una obra de carreteras sin fin, de cunetas difuminadas, de nubarrones que hostigan al sol, de momentos felices y duchas / dichas parsimoniosas.

Edna ha sufrido todo tipo de violencias. Torturada, acorralada. Sus ojos lo delatan. Su mano lo relata en un diario. El hijo del imprescindible Glauber Rocha la muestra como una mujer íntegra que pudo con todo. Valiente, tenaz, honesta. También se enfrentó a la Naturaleza, y ganó. Cine político, cine poético: una mezcla que no deja indiferente

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