Todo es un despropósito agradable. Serie b, “explotation”, comedia de enredo y Todos los hombres del Presidente metidos en una coctelera tienen como resultado 18 1/2, la historia de una transcriptora de cintas y un periodista que se encuentran con la grabación de Nixon hablando del Watergate entre sus manos.
Dan Mirvish construye una estupida película de espionaje, hortera, graciosa, entretenida y muy confortable. Sigue la estela de los hermanos Coen en Quemar después de leer para ridiculizar todo lo que toca. Aunque menos hilarante que el título citado, el filme tiene buenas dosis del humor de las comedias de Peter Sellers.
Funciona muy bien, especialmente gracias a las pésimas –seguramente de forma premeditada– actuaciones, que convierten al elenco en un grupo de lo más adorable. La cinta es sencilla, sin excesos en los emplazamientos, ni en número de personajes y secuencias. Quizá por ello tienda a alargar en exceso algunas escenas, que pueden acabar por desconectar un poco al espectador. En cualquier caso, el resultado es muy interesante y recomendable para los amantes de la tragicomedia patética.
