La peripecia de la joven Daria, heroinómana precoz, en un inhóspito centro de rehabilitación centra la trama de Imaculat, primer largo de ficción de la dupla formada por la guionista Monica Stan y el operador George Chiper-Lillemark. La desarmante inocencia de Daria y su amor por su novio drogadicto, que cumple pena en prisión, le granjean la simpatía del resto de internos, aunque la entrada de un nuevo paciente dinamita la convivencia dentro de la clínica.
Aunque “Imaculat” pueda emparentar, por trama y ambientación, con Alguien voló sobre el nido del cuco o con filmes tipo “Inocencia interrumpida”, la película rumana muestra desde sus primeros compases una personalidad única y muy definida, al centrar la mirada en esa chica frágil y confundida, sometida a los vaivenes y los deseos de los internos dominantes, que trata de encontrar un lugar, una cierta seguridad, en medio del caos del centro, cuya claustrofóbica condición se ve reforzada por el formato 4:3 empleado por la dupla de cineastas, que también les permite componer una ajustada planificación construida a partir del primer plano. Una buena muestra del pujante cine rumano.
