Tino Pertierra

El hilo de Ariadna

Irregular drama georgiano con momentos muy bellos

Fotograma del drama georgiano de Juja Dobrachkous.

Ariadna deja Londres para regresar a una pequeña ciudad en la región de Mingrelia tras la muerte de su “Bebia” (”abuela” en georgiano). Cuando llega la casa de la familia se encuentra con las quejas de su madre, encallada en la amargura y el cabreo permanentes. Los rituales georgianos imponen sus reglas. Bebia murió alejada de su casa y su alma necesita enlazarse otra vez con su cuerpo. ¿Cómo? Con un hilo a desenrollar durante 25 kilómetros para establecer esa conexión. ¿Quién? Ariadna, por ser la más joven. Sin entusiasmo, acepta, aunque lo hará acompañada por Temo, un muchacho que le da al porro cosa fina y que contempla el mundo desde una posición muy especial. La pareja cruza los fascinantes paisajes de Georgia con el hilo siempre protegido, está el alma de Bebia en juego, en una travesía que tiene un cierto toque épico dentro del intimismo general. También de cuento con visos de miedo gracias a encuentros inquietantes. Todo ello salpicad por momentos del pasado en los que se cuenta la infancia de Ariadna y su educación severa en asuntos varios. Visualmente espléndida con un blanco y negro que recuerda en ocasiones los agrestes planteamientos estéticos del Bergman más metafórico, la película no acierta a ensamblar sus partes hasta lograr un todo armónico y concluyente. Y es una lástima, porque había mimbres suficientes para alcanzar cotas creativas más altas.

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