Jonathan Mallada Álvarez

Crítica / Música

Jonathan Mallada Álvarez

Un final de ensueño

La clausura de los Conciertos del Auditorio en una gala lírica de altísimo nivel musical

Si los melómanos ovetenses pudieran elegir el formato del concierto que pusiera fin a una temporada más del ciclo “Conciertos del Auditorio”, sin duda sería algo similar a lo que se vivió en el Príncipe Felipe la tarde-noche del sábado: una gala lírica repleta de emotividad y con un nivel superlativo. En efecto, Olga Kulchynska, Emily D’Angelo y la Oviedo Filarmonía (bajo la batuta de Vincenzo Milletarì) conmovieron a un auditorio que presentaba una gran entrada.

Si bien las voces agudas son las que acaparan todos los focos en este tipo de recitales, y a pesar del extraordinario nivel de Kulchynska, D’Angelo (la mezzo canadiense) fue un gran descubrimiento para los ovetenses. Sin demasiada corpulencia, su voz resulta poderosa y cálida, con el vibrato justo y un fiato que le permite estirar cada fraseo y desarrollar unas melodías siempre cantábiles.

Emily D’Angelo, a la izquierda, y Olga Kulchynska, con Oviedo Filarmonía, en el Auditorio de Oviedo. | OFIL

Por su parte, la soprano ucraniana Kulchynska, destaca por su suave y dulce color, capaz de hacer frente (con una solvencia inusitada) a las coloraturas y con una tesitura muy amplia que le permite encarar los acusados saltos interválicos sin perder la afinación. Las dos lucieron una gran complicidad y se mantuvieron bien empastadas en los diferentes dúos que interpretaron, como en el “Pur ti miro” o “Si fuggire, a noi non resta”.

Acompañando a las líricas estuvo una gran Oviedo Filarmonía. El excelente trabajo de Milletarì al frente de la agrupación ovetense cristalizó en unos resultados soberbios, arropando a las solistas, respirando con ellas, sin incomodarlas en ningún momento y soldándose con discreción a cada una de sus voces.

Hubo incluso tiempo para redondear la velada musical y bisar la “Barcarola” de Los cuentos de Hoffmann, pero la locura llegaría con “Las carceleras” de Las hijas del Zebedeo, interpretadas a dúo, para que el público despidiese la temporada en pie ovacionando a los artistas.

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