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Premios "Princesa de Asturias" Adam Michnik Premio de Comunicación y Humanidades 2022

Adam Michnik: "Quienes proclaman el ocaso de Europa protegen el declive de la democracia, por eso, hay que oponerse a ellos a toda costa"

"La democracia es el único sistema que otorga derechos a sus enemigos, por lo que hay que ser cuidadosos en su defensa; puede ser amenazada en cualquier momento"

Adam Michnik, durante un debate en Varsovia en 2019. | Adrian Grycuk

Adam Michnik es el premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades de 2022. Nacido en Varsovia (Polonia) un 17 de octubre de 1946, es graduado en Historia y fue uno de los fundadores del movimiento KOR y miembro del sindicato Solidaridad desde su creación en 1980. Unos pocos años antes, en 1977, trabajó como editor de varias revistas independientes y formó parte de una de las editoriales más destacadas de la oposición polaca. En el conocido como "año revolucionario", en 1989, llegó a ser diputado y fundó el periódico independiente "Gazeta Wyborcza", del que en la actualidad es redactor jefe.

Es autor de libros sobre temas políticos e históricos, doctor honoris causa por varias universidades y ha recibido diversos premios a nivel internacional. El jurado destaca su compromiso con "el periodismo de calidad y su influencia en la recuperación y en la defensa de la democracia en Polonia".

–¿Qué sintió cuando le dijeron que había ganado el premio "Princesa de Asturias"?

–Este es un premio que a nivel personal yo no merecía, pero que sin duda sí que merecía el diario "Gazeta Wyborcza", al que he estado asociado desde sus inicios como uno de sus editores. Esta revista existe desde hace más de 33 años, es contemporánea de la democracia polaca y creo que ha hecho mucho por la democracia de este país. Así que mis sentimientos son de gran satisfacción y agradecimiento a los miembros del jurado. Me siento como seguramente debió sentirse mi amigo ruso Dmitry Muratov (periodista y presentador ruso) cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en 2021.

–¿Tenía hasta ahora alguna referencia de Asturias?

–Lo único que sé de Asturias es que fue un lugar importantísimo en la historia de España, que allí hubo una cruenta Guerra Civil y que las historias sobre Asturias se convirtieron en leyenda y que forman parte del repertorio permanente de todos aquellos a los que les fascinaba la libertad española.

–Sigue en activo como editor del "Gazeta Wyborcza". ¿Cómo considera que es el estado de salud del periodismo en Europa?

–El periodismo está siendo atacado desde diferentes ángulos. Por un lado, por los mecanismos policiales, y por el otro, por los mecanismos de corrupción. Y estos ataques demuestran la falta que hace un periodismo honesto y en el que se pueda confiar para aquellas personas que quieren vivir en una democracia y que tienen la necesidad de estar en comunión con la verdad sobre el mundo.

–Internet ha cambiado la forma de hacer periodismo, ¿está el papel amenazado de muerte?

–No me resulta sencillo responder a esa pregunta. Internet ya ha revolucionado todo el mercado de los medios de comunicación y no soy un profeta, no puedo predecir lo que sucederá en el futuro. Pero estoy seguro de una cosa: independientemente del papel o del resto de formatos, lo que se necesitará serán medios independientes, porque sin ellos la gente no puede vivir, sin el sueño de la libertad y la verdad. Y solo los medios independientes pueden proporcionárselo.

–¿Está en peligro la libertad de prensa?

–Está amenazado por el demonio de la dictadura, y por eso no es casualidad que en China y en la Rusia de Vladímir Putin los medios libres hayan sido amordazados. Pero también está amenazado por el demonio del mercantilismo. Que un bien como un periódico, una emisora de radio o un canal de televisión independientes sean tratados comercialmente como si fueran cordones o betún para zapatos no es de recibo. Hay que defenderse de eso, porque el de los medios es un tipo diferente de valor. Mientras que para el betún para zapatos puede fijarse el precio de acuerdo con el mercado, la independencia de los medios no puede fijarse de esa manera. A los medios no se les puede tratar como si fueran un producto normal.

–¿Cómo es la situación de los medios en Polonia?

–En Polonia existen las dos amenazas que ya había citado, pero todo está abierto. Todavía están todas las opciones sobre la mesa y ninguna persona razonable puede estar segura de cuál será la siguiente amenaza. Haremos todo lo posible para garantizar que los medios libres sobrevivan, para que sean justos y para que resistan la amenaza.

–¿De qué forma está golpeando la guerra de Ucrania a Polonia?

–Afecta de una manera directa. Es una advertencia para aquellos que defienden la construcción de instituciones estatales en Polonia siguiendo el ejemplo y los pasos de Vladimir Putin en Rusia. Por otro lado, también estamos asistiendo a un gran acto de solidaridad hacia una Ucrania que está siendo atacada por Putin. Por eso la influencia es enorme. Y los demócratas polacos creen que Ucrania salvará su soberanía y su democracia.

–¿El conflicto está amenazando a la democracia?

–En los tiempos que corren la democracia está en riesgo constante. Nunca puede considerarse que esté segura de una vez por todas. La democracia es el único sistema que otorga derechos y tolera la actividad de sus enemigos, por lo que es necesario ser cuidadosos en su defensa, hay que estar vigilantes y ser conscientes de que puede verse amenazada en cualquier momento. Y tiene una dimensión integral, porque si se destruye el periódico de mis antagonistas, esa acción también me golpea a mí al mismo tiempo. Por lo tanto, la libertad y la verdad de los medios de comunicación deben ser defendidos como valores fundamentales e irreversibles.

–¿Está en juego el futuro de Europa?

–Por supuesto, la Unión Europea ha estado en duda desde el primer día de su existencia. Sin embargo, lo que sabemos hoy sobre los cambios que la Unión Europea propone para Polonia son todos positivos. Y los que proclaman el ocaso de Europa de forma camuflada protegen el declive de la democracia, y por tanto hay que oponerse a ellos a toda costa.

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